El sistema económico en el que vivimos tiene, en la actualidad, la estabilidad de la gelatina. Una solución que se presente como el gran milagro a la deuda de los PIIGS (Portugal, Italia, Irlanda, Grecia y España), no esta inventada aun. Es difícil no pensar demasiado en esta cuestión europea y más con el escenario que se presenta a corto plazo. Si Europa se derrumba económicamente se llevara consigo a la totalidad del mundo financiero. Las figuras importantes en la política europea están haciendo caso omiso de la situación y los economistas se enfrentan cada día a un nuevo reto en los mercados bursátiles. El nuevo director general del Banco Central Europeo, Mario Draghi, estuvo al servicio de Goldman & Sachs (2002 – 2005), al igual que había sido gobernador del Banco de Italia. Goldman esta siendo investigada en EE.UU por haber ayudado al gobierno griego a camuflar su abultada deuda. Grecia es hoy en día el agujero negro de Europa e Italia esta al borde del rescate e intervenida.
¿Se ha elegido al hombre correcto para dictar nuestra política monetaria? Parece que los esfuerzos de Sarkozy y Merkel para que China alivie la tensión financiera no están de momento produciendo los frutos esperados, ya que el país asiático exige ser reconocido como potencia económica. La economía china superará en 2016 a la de EE.UU, es decir, dentro de cinco años, siendo el primer tenedor mundial de Bonos del Tesoro de dicho país, no teniendo por esta razón interés alguno en que se genere un colapso financiero de la primera potencia del mundo. Sin embargo la experiencia islandesa de dejar quebrar a los bancos que fueron barridos por su exposición a la crisis de las hipotecas ‘suprime’, ha sido una solución eficaz para ese país. Al cabo de tres años de duras medidas de austeridad, la economía de la isla muestra señales de recuperación. Sin embargo los demás países han optado por rescatar a la banca con sus ‘toxicos’ a costa del bienestar de los ciudadanos, que se han visto sometido a un vía crucis sin fin.
La primavera árabe se esta convirtiendo en un otoño europeo mas que caliente, donde los lideres de los PIIGS quedaran todos sustituido una vez que se realice la dimisión proximamente del mismísimo ‘Cavaliere’, Berlusconi; este se vera abocado a abandonar su trono, pero no por ello se apreciara una mejora en el estado endémico de los países en cuestión. Dice un refrán que “el que presta dinero a su amigo, pierde el dinero y pierde el amigo”, algo que se cumple en el caso de la Unión Europea. La última advertencia lanzada hacia España por parte de Bruselas ha consistido en multar a este con el 0,1% del PIB, que equivale a 1.000 millones de euros, si no reduce el desempleo excesivo. Esta medida europea se podría traducir coloquialmente a “apagar fuego con gasolina” ya que España es uno de los países tambaleante, que precisamente no necesita que le añadan sus compañeros de la Unión, mas leña al fuego.
Profesionales, inversores y público en general están empezando a comprender que la actividad política que hemos visto en los últimos meses es una farsa para seguir ganando tiempo, ya que la búsqueda de nuevas soluciones no existe. La esperanza puesta en el G 20 se esfumo, cuando los países emergentes prestaron un escaso interés en contribuir a los rescates de la Unión Europea en estado de coma. La poca fe mostrada por los BRIC es la misma que el Eurogrupo continua manifestando, ya que aun no han desbloqueado la ayuda urgente de 8.000 millones para Grecia o el refuerzo del fondo de rescate hasta alcanzar el billón de euros. Mientras tanto, continúa el Banco Central Europeo comprando bonos de Italia y España, que no son otra cosa que un rescate encubierto.
¿Pero como que un país con escasos 11, 4 millones de habitantes, puede hacer tambalear a un continente? La respuesta es bien simple. En un mundo globalizado, también se globalizan los problemas. Pero las dificultades no afectan solo a los países periféricos europeos, ya que Alemania, que se define como la locomotora económica podría entrar igualmente en una recesión. Francia se contraerá igualmente y si pensamos que el año 2011 fue un desastre, el próximo no augura un panorama positivo. El economista Nouriel Roubini ha advertido de los problemas que se enfrenta la banca mundial asegurando que varias de las más grandes del mundo “podrían derrumbarse y llevarse por delante a Goldman Sachs, Morgan Stanley, Jefferies y Barclays.
La directora gerente del Fondo Monetario Internacional ha advertido que la crisis de deuda en Europa amenaza con llevar a la economía global a una “década perdida”, y que depende de las naciones ricas cargar con el peso de restaurar el crecimiento y la confianza. Es aquí donde radica el problema, como indicaba el ex presidente del Bundesbank alemán, Axel Weber, ex consejero de BCE y próximo presidente de UBS. En el caso que Alemania se convertirá en el único garante – en el caso de que Francia también pidiera ayuda por su alta exposición al adquirir deuda de los países PIIGS – la deuda alemana se dispararía hasta el 314% del PIB (más de 7 billones de euros), un nivel insostenible que la abocaría a la quiebra potencial.
En el caso que España, Italia y Bélgica tuviera que ser rescatada el país germano debería de aportar un total de 791.000 millones de euros en garantías. Si en el caso hipotético que Francia perdiera su triple A, debería de aumentarse esa cuantía a casi 1,4 billones de euros (56% del PIB). Los alemanes, rechazan en la actualidad el salvamento de más países, reclamando un 71% de estos la celebración de un referéndum, para decidir si se debe o no rescatar a otros estados.
La OCDE adelanto en su informe realizado de otoño un deterioro brutal donde se predice un crecimiento del 1,7% en el caso de la UE y del 1,3% en el de EE.UU. Varios son los economistas que auguran una salida de la crisis para el 2020 o 2023 en el peor de los escenarios. Durante la Gran Depresión se instauro un modelo de recuperación que se basaba en ocupar a la mayor parte de la gente posible, sin embargo este modelo ya no va a ser factible, más bien todo lo contrario. Se impondrá la eficiencia y la productividad, lo que causara un ahorro de muchos puestos de trabajo y un desempleo estructural muy elevado.
Mientras tanto nadie se fía de nadie. Los países no logran que sus deudas sean compradas y si lo consiguen lo hacen con unos intereses desorbitados. Los banqueros mismos no se fían los unos de los otros y estos tampoco se fían de las actuaciones de los políticos. Es decir, saltan los arcos detectores de la desconfianza con el mínimo movimiento en contra de los mercados. ¿Cómo ha cambiado la economía en tan poco tiempo para mal? Realmente la economía no iba de maravillas. Los bancos centrales estaban generando una inflación que rebajaba artificialmente los tipos de interés. Con ello se disparó el consumo, sobre todo el del ladrillo, pero verdaderamente toda la burbuja estaba condenada a estallar en pocos años por la insostenibilidad financiera. En el caso de EE.UU tampoco fue diferente donde la inflación pero sobre todo la deuda continúa disparada. La precariedad de América se agudizado en los últimos tres años, solo hay que asomarse al estado de California, que tiene una población mayor que la suma de Portugal, Grecia e Irlanda.
Dejar caer a los que han sido los causantes de todo este embrollo, tal como lo hizo Islandia, parece ser lo más sensato, ya que no se debe de apremiar a aquellos que hacen las cosas mal, como han sido los bancos, que están absorbiendo todas las ayudas económicas que están arruinando a millones de personas hasta dejarlos en la indigencia. Si se opta por rescatar a los culpables tendremos el mismo ejemplo de Japón donde aún hoy en día continúan lastrando las pérdidas de la década de los 90.
Las elecciones anticipadas en España, Grecia o incluso tal vez en Italia, no solventaran el estado comatoso en el que se ven sumido estos países, ya que ninguno de ellos se atreven a realizar las medidas necesarias que son demasiado dolorosas. En el caso de España, con un desempleo juvenil que roza el 50%, la única salida más inmediata es abandonar su país, para buscar en el extranjero, preferentemente en los países emergentes y no europeos, un futuro algo más prometedor.
Los sectores que son más prometedores son los bienes reales, particularmente la agricultura, ya que nos enfrentamos a una grave carestía de alimentos. Los agricultores serán en el futuro los nuevos ricos. Los nuevos mercados de valores no estarán en las grandes ciudades sino en el campo y en la minería. Ejemplo de ello lo ofrece China, que vorazmente ha dado el salto a América Latina para hacerse con importantes fuentes de materias primas que precisa para alimentar el desarrollo. El crecimiento del comercio entre China y América Latina y el Caribe se ha visto incrementado en el 44% en los tres primeros meses de 2011.
El informe de mayo de 2010 de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) afirma que China se ha convertido en un socio destacado para las exportaciones de Brasil y Chile y el segundo para Argentina, Costa Rica, Cuba y Perú. En otro informe sobre inversión extranjera directa en ALC, la CEPAL indica que en 2010 China se situó en el tercer puesto de los inversores en la región, con un total de 15.000 millones de dólares. En 2008 decidió entrar China como donante en el Banco Interamericano de Desarrollo (BID). La aportación inicial fue de 350 millones de dólares. A esto se ha sumado, el acuerdo firmado en septiembre pasado entre el BID y el China Eximbank por el que facilita hasta 200 millones de dólares.
Pero la ayuda del país asiático no es gratuita y aparte de tener que devolverle los países europeos el montante del dinero afianzado más los intereses, le exigió a Bruselas que se levantara el embargo existente sobre las ventas de armas. Todo tiene su precio, el próximo en experimentarlo será…
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