Histeria Sagrada

Por:
- - Visto 625 veces

Un nuevo mal está azotando al Medio Oriente y más allá aún, extendiéndose global y rápidamente al igual que las últimas enfermedades de las que hemos oído.

Como cualquier otra epidemia, este vil virus ha dejado un gran lío en su camino, creando una gran cantidad de víctimas a medida que va cruzando límites y continentes tan rápido como la banda ancha puede funcionar.

Es “histeria sagrada”, e incluso ha atacado a algunos de los líderes de la comunidad internacional.


El indicio más asiduo de la misma, como cualquier médico político puede explicar, es una sobre reacción irracional al derecho básico y fundamental del pueblo, de reverenciar sus propios lugares sagrados.

En casos sumamente graves, los síntomas de la enfermedad han incluido el denegar la conexión judía histórica con varios lugares sagrados así como ignorar en forma intencional la enorme cantidad de evidencias que refutan dichos reclamos.

La última persona que fue atacada por dicha enfermedad no es otro que el Presidente egipcio Hosni Mubarak, quien se unió a la lista de líderes mundiales que han denunciado la reciente publicación de los sitios históricos del patrimonio israelí.

El 2 de marzo, durante una conversación telefónica entre el Primer Ministro Biniamín Netaniau y Mubarak, el último le advirtió respecto a “la peligrosa implicación de la invasión al Monte del Templo e ingresar a la Tumba de los Patriarcas y la Tumba de Rajel a la lista del patrimonio israelí”.

El Cairo fue tan radical que incluso presentó una protesta oficial al gobierno israelí.

Sin embargo, incluso la abrupta reacción de Mubarak parece moderada en comparación con las frenéticas respuestas de la autoridad palestina, las cuales compitieron unas con otras en su condena al Estado de Israel.

Tome por ejemplo al Jefe de la Autoridad Palestina, Mahmud Abas, quien en su visita a Bruselas, durante el último febrero, ha ido tan lejos hasta declarar que la decisión israelí puede generar hostilidades, denominándola “una seria provocación que puede llevar a una guerra religiosa”.

El Primer Ministro del Hamas en Gaza, Ismail Haniya, llamó a los palestinos a comenzar una nueva intifada y declaró en forma desafiante, “Jerusalem es nuestra, la tierra es nuestra. No aceptaremos dichas decisiones”.

Y en su reunión semanal en Ramala, el gabinete de la Autoridad Palestina, fue incluso más allá, denegando la conexión judía a los lugares de entierro de los patriarcas bíblicos y refiriéndose a ellos como “sitios arqueológicos e históricos de los palestinos”.

No sorprendió, que la comunidad internacional rápidamente se colocó del lado palestino en respuesta al movimiento israelí. La unión europea lo llamó “un acto provocativo”, así como lo hizo el Departamento de Estado de EEUU, y el coordinador especial de la ONU para el proceso de paz en medio oriente, quien realizó una declaración especial diciendo que se encuentra “preocupado” por la decisión.

Esta tempestad sobre las tumbas es tanto absurda como ofensiva, e Israel no debería de ninguna forma dar el brazo a torcer por la presión.

Sitios tales como la Tumba de Rajel y la de los Patriarcas son parte del patrimonio nacional y religioso del pueblo judío, y nosotros no necesitamos el permiso de nadie para renovarlos y mantenerlos.

Nuestra reverencia por dichos sitios, y nuestra relación con los mismos son anteriores a Mahoma y a Jesús, y nadie tiene el derecho de decirnos dónde y cómo servir a D’s.

De hecho, todo este episodio nos demuestra cuán hipócritas pueden ser los críticos de Israel.

Después de todo, fue hace 15 años atrás, en los Segundos Acuerdos de Oslo en Septiembre de 1995, que los palestinos mismos reconocieron la relación de Israel con la Tumba de Rajel.

En el artículo V, anexo I, del acuerdo, los palestinos aceptan que “la presente situación y las prácticas existentes en las tumbas deben ser preservadas”, queriendo decir que claramente aceptan el control israelí y el uso del sitio, que nunca ha sido nada más que un lugar de adoración judío.

Por lo tanto, lo que el jefe de negociaciones palestino, Saeb Erekat, declara ser “una decisión unilateral para que los sitios Hebrón y Betlehem sean parte de Israel” no es tan solo absurda sino también totalmente falsa.

Y dado que los acuerdos fueron firmados en la Casa Blanca, frente al mundo, y contaron con testigos formales de la administración estado unidense y de la Unión Europea, uno esperaría que vean más allá de los caprichos palestinos.

Peor aún, al participar en el fingir del liderazgo palestino, la comunidad internacional está dándole crédito a la bota negación de la esencia judía de estos sitios.

Usted no debe ser un erudito en la Biblia o un estudioso arqueólogo, para reconocer la antigua e indiscutible naturaleza judía de la Tumba de Rajel y la de los Patriarcas.

El argumentar lo contrario, es semejante a decir que la tierra es plana, Elvis está vivo y la luna es de queso, y así es como deberían ser vistas las quejas palestinas.

De hecho, el profesor contemporáneo Zev Vilnai, en su monumental estudio, “Tumbas Sagradas en la Tierra de Israel”, dijo que, “La Cueva de Majpelá y la tumba de los patriarcas fueron conocidas durante todas las épocas, y los judíos se refieren a ellas con gran estima ” (Vol.1, p.102).

Similarmente, respecto a la Tumba de Rajel, Vilnai, quien es considerado experto en el tema, escribió que “es conocida a lo largo de todas las generaciones, desde las más antiguas en adelante” (Vol.1, p.149).

Pero el triste hecho es que la historia y la realidad no siempre son tomadas en cuenta cuando se trata de la forma en que el mundo ve a Israel.

Consumados por la “sagrada histeria”, prefieren insultar e incluso denigrar a nuestras más antiguas tradiciones incluso si así les dan a los palestinos argumentos para no querer volver a la mesa de negociaciones.

Pero déjenlos quejarse cuánto deseen. Aquellos como yo que aprecian y visitan sitios judíos sagrados continuarán haciéndolo, más allá de que otros lo aprueben o no. Y estoy feliz de que el gobierno finalmente haya decidido invertir el dinero necesario para renovar y restaurarlos.

No tenemos por qué pedir perdón por dar respecto a los padres y madres del pueblo judío, y es una bendición que nuestra generación tenga acceso a dichos sitios.

Valorar nuestro pasado, que quede claro, no es un pecado. Pero permitir al resto pisotearlo debería serlo.

Deja tu Comentario

A fin de garantizar un intercambio de opiniones respetuoso e interesante, DiarioJudio.com se reserva el derecho a eliminar todos aquellos comentarios que puedan ser considerados difamatorios, vejatorios, insultantes, injuriantes o contrarios a las leyes a estas condiciones. Los comentarios no reflejan la opinión de DiarioJudio.com, sino la de los internautas, y son ellos los únicos responsables de las opiniones vertidas. No se admitirán comentarios con contenido racista, sexista, homófobo, discriminatorio por identidad de género o que insulten a las personas por su nacionalidad, sexo, religión, edad o cualquier tipo de discapacidad física o mental.


El tamaño máximo de subida de archivos: 300 MB. Puedes subir: imagen, audio, vídeo, documento, hoja de cálculo, interactivo, texto, archivo, código, otra. Los enlaces a YouTube, Facebook, Twitter y otros servicios insertados en el texto del comentario se incrustarán automáticamente. Suelta el archivo aquí

Artículos Relacionados: