“Pude darme cuenta que los precipicios son tan importantes como las cimas.”
La frase llamo mi atención.
Cuando involuntariamente caemos en la derrota, nuestro ser se entristece, nos duele el hecho mismo.
A veces no sabemos hasta que punto estamos lastimados porque es temprano para saber… Acaba de suceder.
Lo que en ese momento no se razona es que no es un final puesto que seguimos con vida. Estamos sanos.
Volver a empezar ni pensarlo ¿con que? ¿con quien? ¿Cómo?
De acuerdo a nuestra edad, condición física, inteligencia, después de algún tiempo surgen las alternativas.
Si el trayecto a sido bueno, noble, correcto, las alternativas se pueden multiplicar.
La verdad es que la derrota existe solo en nuestra mente…
¡Seguro que si!
Se ha caído si, pero fue por ignorancia, por falta de oficio, por dar por fáciles las cosas que son difíciles. En una palabra por inexperiencia.
Por que condenarse a si mismo si en todo lo anterior falto en el momento apropiado, la necesaria experiencia, y en momentos la ignorancia estaba presente.
¿Dónde esta el culpable?
Te aseguro que no eres tu…
Finalmente ya la vida (la gran maestra) ha dejado sus huellas indelebles en tu ser.
La próxima vez si tu lo quieres, inténtalo de nuevo.
Y seguirás de pie…
Nissim Mansur T.
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