In Google we trust (En Google confiamos)

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El día de hoy, gran parte de la gente que se levante lo primero que hará, será revisar su signo zodiacal para saber cómo le irá en el día, después saldrá a la calle y platicará del libro “El Secreto” y sobre lo que su pensamiento les traerá. Es probable que más tarde vayan con su “vidente” de confianza para que les diga que les depara el destino y el amor. Muchos otros entrarán a Google para buscar más respuestas. Padecemos ansiedad por soluciones mágicas e inmediatas, por tener respuestas.

De acuerdo con el Departamento del Tesoro de los Estados Unidos, el fervor religioso que se vivió durante la Guerra Civil, propició que en 1864 comenzaran a circular monedas con el lema IN GOD WE TRUST (en Dios confiamos). Una muestra de un “Estado laico” que vive el oximorón de sentirse bendecido.


Más de un siglo después, en 1996, dos estudiantes de doctorado de Stanford Sergey Brin y Larry Page, comenzaron a desarrollar el motor de búsqueda BackRub. Su éxito fue tal que pronto requirieron de mayor infraestructura y un nuevo nombre.

Después de intercambiar algunas ideas, se decidieron por Google. Un juego de la palabra “googol”, un término matemático para el número 1 seguido por 100 ceros. El uso de éste término pretende reflejar su misión: organizar una cantidad aparentemente infinita de información en la web para su fácil localización.

Así nació Google. Se dice que es el mejor lugar para trabajar, Forbes calcula la fortuna de sus fundadores en 30.6 mil millones de dólares y los coloca en el quinto lugar de la lista de las personas más poderosas del mundo. ¿Por qué? No sólo se trata de su fortuna, sino de su capacidad de influir en el mundo, de ofrecer respuestas y hacer el “el mundo más fácil”.

Imagine que usted es dueño de un hotel y que siempre que alguien busca en Google palabras como descanso, diversión, hotel, etc. la primera coincidencia de búsqueda es la página de su negocio. ¿Imagina esa ventaja frente a sus competidores?

Millones de estudiantes basan sus trabajos escolares en la información que encuentran gracias a este buscador; permite a millones de profesionistas hacer benchmarking (ver qué hacen sus competidores y tomar las mejores prácticas), cuando la gente nota algún cambio en su cuerpo suele “googlear” su problema antes de acudir a un médico y muchos “creativos” lo usan para “tomar ideas e inspirarse”.

En suma, nos hemos acostumbrado a confiar en la información que los buscadores –prioritariamente Google- proporcionan para facilitar el trabajo, el entretenimiento, la educación, la comunicación, incluso las relaciones de pareja y todas las áreas de nuestra vida. Tal parece que en occidente “In Google We Trust”.

A muchas personas les resulta casi imposible vivir sin estar “conectado”. Hace pocos años privar a un niño de la televisión era el castigo favorito de los padres, ahora no sirve de mucho si el niño usa Internet para hacer su tarea pues allí encontrará música, video, juegos, lecturas y mucho más.

Internet está generando nuevos hábitos y formas de pensar con profundas implicaciones para la humanidad. Estamos tan asombrados ante tanta información disponible a un “clic” de distancia, que en ocasiones navegar se convierte en el propósito en sí. Mientras estemos en la súper carretera de información ¿a quién le importa a donde vamos? Da la impresión que para saber algo basta “googlear” la palabra correcta.

Hacer benchmarking o copiar y pegar lo que encontramos en la red no sólo es poco ético, es mediocre, es renunciar a inventar desde cero: no existiría la Hummer o el Mini Cooper si se hubieran basado en algo ya existente con el sólo propósito de mejorarlo (benchmarking); es dejar de preguntarnos para admitir principios de vida que quizás ni comprendamos, es renunciar a nuevas y más sorprendentes verdades, es dejar de innovar y de reinventarnos.

Al convertir a los buscadores en nuestra forma de resolver dudas dejamos de descubrir verdades y nos enfocamos en localizarlas en la red. Pero Internet no tiene la verdad, tan sólo mucha información y Google no es un ser omnisapiente capaz de satisfacer nuestra curiosidad para conducirnos a la verdad. Es sólo un medio para conectar mentes inquisitivas.

Necesitamos reconocer que la humanidad no lo sabe todo y -lo que es más importante- que cada uno de nosotros no necesita saberlo todo. El conocimiento cambia, lo que hoy reconocemos como verdad, hace unos años era ciencia ficción, y en unos años será una idea errónea, una anécdota o conocimientos obsoletos. Si bien el futuro es un blanco escurridizo, nuestra mayor oportunidad para acertar es no dejar de preguntarnos.

“Afortunados los aventurados en el mundo del Internet”. Sin duda googlear es una herramienta que nos ahorra costos de transacción; sin embargo, de igual forma es un instrumento que puede atrofiar nuestra mente inquisitiva, curiosa, cuestionadora. Habitamos el mundo de las respuestas, no de las preguntas. ¿Es hora de cambiar el mundo? No lo sé, sólo es una pregunta.

Acerca de Andrés Roemer

Bienvenidos a este espacio donde pretendo compartir con ustedes: Interrogantes, críticas, dudas, inquisiciones, propuestas, miedos, esperanzas, ideas. En suma: Letras. Letras grandes y pequeñas. Pensadas y espontáneas. Letras desdibujadas, otras reiteradas, ciertas ya publicadas con antelación y probablemente una que otra inédita. Al final de cuentas, letras para ser desdobladas por aquel lector amable y generoso que sea provocado por las mismas.Agradezco a Silvia Cherem e Isaac Ajzen por invitarme a ser parte de Foro Judío.Acerca de Andrés RoemerEl doctor Andrés Roemer es autor de más de 18 libros de diversos temas, como: felicidad, arte, sexualidad, amor, agua, futbol, derecho, economía, crimen y psicología evolutiva, entre otros. Ha sido merecedor de varios premios incluyendo el Don K. Price Award por distinción académica en la Escuela de Gobierno John F. Kennedy de la Universidad de Harvard y las becas Fulbright, Harvard, Ford, ITAM, SEP y Conacyt; recientemente la Fundación de Microsoft, ha establecido el "Premio Andrés Roemer para el Desarrollo de Derecho y Economía por Distinción en el Servicio a la Comunidad Académica". Ha creado más de 1,000 programas de televisión; actualmente, es el fundador y presidente del Think Tank "Poder Cívico A.C."; asimismo, es el curador del festival internacional La Ciudad de las Ideas.

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