Incitar, atacar, repetir: violencia premeditada en Jerusalén y más allá
Por Zvi Tal*
Columnista invitado Global publicado en periódico Excelsior
Las teorías de conspiración funcionan. No sólo como señuelo, sino como instrumento político. Cuando las mentiras generan violencia y recompensan a sus propagadores, como la organización terrorista Hamás, éstas se difunden una y otra vez.
Si todavía alguien se pregunta sobre las consecuencias de utilizar mentiras para incitar al terrorismo, debe contemplar los ataques del viernes. Dos hermanas israelíes nacidas en Londres, Rina, de 15 años, y Maia, de 20, fueron asesinadas y su madre, Lucy, resultó herida, cuando terroristas palestinos dispararon contra su auto. Esa noche, un terrorista embistió civiles en Tel Aviv, mató a Alessandro Parini, de 35 años, e hirió a siete peatones, todos turistas de Italia y Reino Unido.
Esta conducta se asomó el martes pasado, la noche previa al inicio de la festividad judía de Pesaj, miembros de Hamás y adeptos se atrincheraron en Al-Aqsa. Armados con fuegos artificiales y demás objetos, obligaron a la policía a reaccionar, con el fin de evitar ataques contra los fieles judíos en el Muro Occidental y permitir a los pacíficos fieles musulmanes elevar sus plegarias.
Con la excusa de que Al-Aqsa estaba en peligro —cuando el único riesgo eran los radicales islamistas—, Hamás amplió su ofensiva. Lanzaron 34 cohetes desde Líbano, con la anuencia de Hezbolá, respaldada por Irán, contra comunidades israelíes de la Galilea Occidental. Luego, tras la respuesta de Israel contra las instalaciones militares de Hamás, dispararon misiles desde Gaza contra civiles israelíes que viven cerca de la frontera sur.
Las invocaciones de una “amenaza judía” son un poderoso componente de la amplia campaña de incitación que se libra contra Israel, que busca, además, prohibir la presencia de judíos en su sitio más sagrado, el Monte del Templo. Al ser vistos como “asaltantes” y “profanadores”, se adoctrina a jóvenes palestinos a creer que su deber religioso es defender Al-Aqsa.
Esta medida se adoptó por Israel tras la reunificación de Jerusalén, en 1967, para mantener el statu quo en el Monte del Templo.
El respeto de Israel por las creencias musulmanas es coherente con el compromiso del Estado judío de salvaguardar los sitios sagrados de todas las religiones y mantener la libertad de culto.
Un análisis imparcial concluiría que la violencia instigada por Hamás es una exitosa estrategia a favor de los extremistas en lo local como internacionalmente, con la prensa y círculos políticos.
Israel desea que prevalezca la calma en beneficio de todo el que desea vivir y rezar en paz. Pero, mientras se le condene injustamente y se recompense a los terroristas, estamos condenados a ver cómo la violencia recrudece y se repite en el futuro, siempre que sea conveniente a los planes de Hamás.
Embajador de Israel en México*
Foto Embajada de Israel en México
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