Los primeros judíos que llegaron a México lo hicieron de España, con Hernán Cortés, en 1519. Dos de ellos, Hernando Alonzo y González de Morales, fueron acusados de “judaizantes” y quemados en la hoguera, en un auto de fe, en 1528.
Es de notar que la Inquisición en México aún no se fundaría sino hasta el 4 de noviembre de 1571. Los criptojudíos provenientes del sur de España, entre ellos la familia Carbajal, al ser descubiertos por la autoridades de la jerarquía católica decidieron inmigrar al norte de la Nueva España, donde fundaron la ciudad de Monterrey.
Una de las muchas tragedias contadas por esta comunidad es el martirio de Doña Isabel de Carbajal, juzgada por denominarse a sí misma practicante del judaísmo ante el Santo Oficio.
Durante el siglo XVI llegaron judíos conversos (llamados también marranos o cripto-judíos) a costas mexicanas, que escaparon de la Inquisición y/o con ambiciones económicas iguales a las de sus contemporáneos gentiles. Ellos continuaron siendo perseguidos por la Iglesia durante otros 300 años.
Al finalizar la Guerra de Independencia, en 1821, se abolió la Inquisición; sin embargo, la religión católica fue declarada religión única y oficial de la nueva nación.
A pesar de no poder declarar su fe en público, algunos descendientes de los cripto-judíos siguieron practicando costumbres mosaicas tales como el descanso el sábado, la abstención de la carne de cerdo, el prendido de velas el viernes por la noche y el rezo a HaShem.
En el año de 1880 el señor Bonifacio Laureano Noyar comenzó a organizar una comunidad de descendientes de judíos conversos y llamó a todos aquellos que practicaban los rituales arriba mencionados.
Así, en 1920, se fundó la llamada Congregación KahalKadosh Bnei Elohim en Venta Prieta, una colonia de Pachuca, en el estado de Hidalgo. La primera sinagoga sefaradí se construyó en 1923, después del movimiento revolucionario, en la calle Justo Sierra 83 del Centro Histórico de la ciudad de México.
Entre los años de 1825 y 1860 llegaron a México judíos alemanes y de la Europa Occidental. El 4 de diciembre de 1860 el presidenteBenito Juárez decretó la libertad de cultos y al año siguiente los judíos europeos en la Ciudad de México alquilaron una sala para llevar a cabo los rezos del año nuevo y Yom Kipur. Fue la primera vez que se hacía un rezo en forma abierta.
Entre los años de 1864 y 1867, durante el Segundo Imperio Mexicano, gobernado por Maximiliano, emigraron a México judíos franceses, belgas y austrohúngaros.
A finales del siglo XIX, comenzaron a inmigrar judíos sefaraditas, principalmente de Siria (Damasco y Aleppo), así como de Turquía. Abrieron la primera sinagoga del país en 1912.
A partir de ese año, continuaron llegando judíos sefarditas provenientes de la región de Siria, y hacia 1924 algunos más de Europa Oriental, en algunas ocasiones desviados hacia México debido a la entrada en vigor de la ley Johnson de los Estados Unidos.
Tras la invitación hecha por el ex presidente Plutarco Elías Calles llegaron al puerto de Veracruz más de 10,000 judíos askenazíes provenientes de Polonia, la Unión Soviética, Alemania, Italia, la República Checa, Eslovaquia, así como sefaraditas de Turquía.
Los judíos recién llegados trabajaban como vendedores ambulantes, boleros, jaboneros y en otras muchas actividades en el centro de la Ciudad de México y en ciudades como Puebla, en el puerto de Veracruz, Córdoba y Guadalajara.
En 1912 se fundó la primera organización judía, llamada Alianza Monte Sinaí, y en 1923 la congregación queda registrada de manera oficial como asociación civil. Se reunieron judíos sefarditas para construir su primera sinagoga en 1927, llamada Redefe Sedek; en 1941 se construye la sinagoga azkenasi Nidje Israel.
Durante la Segunda Guerra Mundial fueron pocos los judíos que pudieron llegar a México como consecuencia de la persecución nazi.
En 1931 se publica el primer periódico judío de la ciudad de México (El Camino) en idioma yidish. Paulatinamente, algunos de los miembros de la comunidad judía se convirtieron en comerciantes establecidos e industriales. Los primeros inmigrantes de esta comunidad vivieron en vecindades del Centro Histórico de la Ciudad de México (en barrios populares como La Merced y Tepito).
Hoy en día se encuentran entre ellos empresarios, comerciantes e intelectuales (académicos, artistas y científicos) que se han establecido sobre todo en colonias como Hipódromo-Condesa, Bosques de las Lomas, Polanco, Lomas de Chapultepec, Santa Fe, Interlomas y las Lomas de Tecamachalco en Huixquilucan, Estado de México.
En septiembre de 2001 se calculó que la población judía del país era de 50,700 personas, el 90 por ciento de los cuales radicaban en el Distrito Federal y sus alrededores, con 28 sinagogas. El 10 por ciento restante (unos 5,000 judíos) se encuentran repartidos en pequeñas comunidades en Huixquilucan y Naucalpan (Ciudad Satélite y Echegaray), también en las ciudades de Guadalajara, Zapopan (estas dos ciudades del estado de Jalisco), Monterrey, San Pedro Garza García (estas dos ciudades del estado de Nuevo León), Puebla de Zaragoza (en el estado de Puebla), en las colonias Venta Prieta y Zona Plateada de Pachuca en Hidalgo, Oaxaca de Juárez (en el estado de Oaxaca), Mérida (en el estado de Yucatán), Culiacán y Mazatlán (en el estado de Sinaloa), Nueva Rosita y Saltillo (en el estado de Coahuila), Zacatecas (en el estado de Zacatecas), puerto de Veracruz, Córdoba, Tierra Blanca y Coatzacoalcos (en el estado de Veracruz) Cuernavaca (en el estado de Morelos) y Cancún (en el estado de Quintana Roo).
Realmente interesante este aticulo acerca de la inmigracion. Es de admirar el trabajo que han logrado a lo largo de estos años para estar en el lugar que estan, aqui se confirma el dicho que LA UNION HACE LA FUERZA. Felicidades.
Shalom.