Para aceptar nuestra realidad de criaturas, con principio y fin.
Para advertir nuestro desarrollo físico; niñez, juventud, madurez, vejez sin poderlo evitar.
Para darnos cuenta a tiempo que para
el ser humano vivir es una oportunidad y no una condena.
Darnos cuenta que cada uno de nosotros somos importantes para el Creador.
Que después de esta vida quizá pasemos a formar parte del universo; pero que esta oportunidad de ser en donde hay dolor, gozo, felicidad y logro quizá no vuelva…
Que la vida es una chispa de ignición y la muerte otra chispa de
un profundo final.
Que la existencia de un Ser Supremo es una realidad; que no podemos entender.