Pasar de la protesta a la propuesta y a la acción, cuando nos corresponde a las y los ciudadanos, es una de las guías que más beneficios me han dado en estos últimos años. Pueden estar seguros de que, si sólo con protestar se pudieran arreglar muchos de los pendientes que tenemos en el país, yo tendría un puesto permanente de protesta en alguna de las glorietas más céntricas que todos conocemos.
Pero a lo largo de la labor civil que tuve oportunidad de realizar por más de una década, y en mi papel de empresario antes de ella, aprendí que involucrarse es mucho más y demanda de nosotros voluntad y compromiso para hacer que las cosas que nos afectan mejoren.
En ese trayecto he encontrado muchas personas que coinciden con la idea de que podemos recuperar la paz y la tranquilidad social, adoptar principios y valores que pensamos olvidados y colaborar como una sola sociedad, hacia metas comunes que beneficien a una mayoría.
Cualquiera puede participar un poco más de lo que ya lo hace y proponer formas en que podemos ponernos de acuerdo, sin embargo, también es importante tomar decisiones cuando se trata de incidir en momentos relevantes de la época que nos toca vivir.
Hace unos días, gracias a la amable invitación de la secretaria de Seguridad y Protección Ciudadana del gobierno de la República, Rosa Icela Rodríguez Velázquez, acepté incorporarme como director general de Seguridad Privada, un tema que pude conocer cuando estuve al frente del Consejo Ciudadano de la Ciudad de México hasta 2018.
Creer en las personas y en su convicción de servicio, hace mucho más fácil creer en las instituciones que tanto defendemos y que, a veces con justicia, criticamos por quedarse cortas ante los reclamos de la ciudadanía.
La secretaria de Seguridad es una de esas personas que he tenido la oportunidad de conocer en diferentes momentos y en todos los puestos que ha desempeñado ha demostrado un compromiso y una voluntad poco comunes y que son reconocidas desde hace años.
Dar el paso hacia el servicio público es un reto para cualquier persona, mucho más para alguien que viene de esa ciudadanía activa, pero en momentos en donde necesitamos construir puentes de entendimiento y respaldar este cambio de época, tomo este reto.
Ningún servidor público deja de ser ciudadano por el sólo hecho de representar a un gobierno, en el nivel que sea. Es un derecho que no siempre se respeta y tampoco se considera por quienes están en otros ámbitos de la vida del país. La realidad es que hay buenas autoridades y equipos de trabajo que entregan su vida en beneficio de la sociedad.
Y en el tema de la seguridad la colaboración de todos es indispensable si nuestro objetivo es cerrarle el paso a las conductas antisociales y a los delitos de cualquier tipo. Aquí no caben intereses, filias o fobias, simplemente porque el crimen no distingue ninguno de esos aspectos; para ellos delinquir es un negocio y nosotros somos sus objetivos inmediatos.
De la coordinación que tengamos depende que la mayoría de nosotros prevalezca frente a esa minoría que ha podido ocupar espacios, en parte, por nuestra falta de participación cívica.
Seguiré participando en las mismas causas y aportaré la experiencia que he ganado para cerrar un poco esa brecha que provoca la politiquería entre el servicio público y la sociedad. Nuestros problemas, lo hemos compartido antes, son los mismos y las soluciones que alcancemos nos ayuda a nosotros y a nuestras familias.
Por eso decidí también unirme a este proyecto de pacificación nacional, quiero contribuir a que este país que me lo ha dado todo sea mejor de lo que fue para mis hijos y de lo que ahora debe ser para mis nietos.
Involucrarme es parte del legado que deseo transmitirles cuando ya no esté. Felizmente acciones como éstas podrían servirles de guía sobre cómo participar en la sociedad que les tocará cuando sean adultos. Tal vez suene demasiado romántico, aunque estoy seguro de que todas y todos buscamos dejar algo más en aquellos que nos importan, algo valioso que les sirva de ejemplo, de orgullo, si se puede.
Lo que sí pienso es que toda posibilidad de hacer más ayuda a que México mejore y hay que aprovecharla. El tiempo dirá si las elecciones que tomamos son las que cumplen con nuestros objetivos, lo que no podemos hacer, antes y ahora, es quedarnos al margen, mucho menos en esta coyuntura. Ésa siempre será nuestra contribución más grande.
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