“Irán es un estado nuclear”dijo Mahmud Ahmadineyad, ante militares que lo rodearon y población civil que fue mantenida atrás de los uniformados, en la ceremonia que el gobierno de Irán organizó para conmemorar el 31 aniversario de la Revolución Islámica de 1979. Los festejos se realizaron en el centro de Teherán, en la plaza Azadí (Libertad), contando los miles de asistentes con garantías para reunirse públicamente para aplaudir a las autoridades.
En tanto que, por las calle de Teherán y de otras ciudades, los opositores del gobierno fueron calificados de “enemigos del país”, marcharon abundantemente, pero las protestas fueron aplastadas mediante la represión militar, policíaca y de las bandas basiyis. El jefe de la policía iraní, Esmaíl Ahmadi Moghaddam, calificó a la protesta como “movimiento traidor”e inició la detención de 30 personas, las cuales podrían ser enjuiciadas y condenadas a muerte, como ya se hizo con otros manifestantes, algunos de los cuales fueron ahorcados.
El objetivo del autodenominado “estado nuclear” se puso en evidencia, cuando el presidente Ahmadineyad telefoneó al Presidente de Siria, Bashar El Assad al que dijo: “Israel debe ser resistido” y destruido “de una vez por todas”. “Si el régimen sionista repitiera sus errores e iniciara una operación militar, entonces deberá ser resistido con toda la fuerza, para ponerle fin de una buena vez”.
El Frente Internacional de Derechos Humanos observa que la libertad de reunión está garantizada para los que aplauden al gobierno y se niega a los que se oponen al gobierno, a quienes se les reprime y condena a muerte por “tribunales” que carecen de independencia y son parciales.
El poder del “estado nuclear”es para destruir de una vez por todas al Estado de Israel.
* Benjamín Laureano, presidente Frente Internacional de Derechos Humanos
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