Como resultado de la explosión que se verificó en las entrañas de los laboratorios atómicos en Natanz, el gobierno iraní se inclina a abstenerse de una violenta respuesta a Israel. En los últimos días tal vez consideró la posibilidad de atacar por alguna vía el centro nuclear israelí en Dimona. Sin embargo, al parecer le es más importante recuperar el acuerdo que el presidente Trump canceló en su momento, un acto que trajo consigo resultados económicos negativos para Irán, además de la discontinuidad relativa de su empeño nuclear.
El ingreso de Biden a la Casa Blanca torna muy probable una importante revisión de estas medidas que se traducirían en una importante recuperación de la economía. Así, el tema nuclear se trataría ulteriormente en los marcos de la pertinente organización ubicada en Ginebra.
Sin embargo, tal actitud por parte de Teherán no excluye en absoluto alguna violenta reacción a lo que habría ocurrido en Natanz a pesar de que Israel nunca declaró haber tenido participación alguna en este incidente.
En estas circunstancias, el gabinete israelí se reunirá mañana después de dos meses de parálisis con el propósito de considerar algunas medidas en el caso de que Irán intentara agredir bases militares o tecnológicas del país.
A esta amenaza externa se suma el creciente descontento de amplios sectores de Israel respecto al culto personal a Netanyahu que se acentuó en la ceremonia que tuvo lugar en Jerusalén al festejarse el 73 aniversario de Israel.
En las horas que siguieron a los festejos por la creación del Estado los medios de opinión coincidieron en dejar de lado cualquier censura a los desmesurados elogios a su persona. Un irritado silencio que empieza a quebrarse en las últimas horas.
Todos los medios- excepto el canal 20 de televisión francamente favorable al Likud – coinciden en que la glorificación personal de Bibi no sólo afecta el espíritu democrático del país. Por añadidura, reduce sus posibilidades de acceder a la presidencia del país en el caso de que un gobierno de coalición jefaturado por Naftali Bennet y Yair Lapid sustituya a la presente configuración gubernamental.
Dos amenazas de desigual índole que en las últimas horas inquietan a la sociedad israelí.
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