El 65 aniversario de la independencia de Israel, que se festeja esta semana, nos permite reflexionar sobre los logros obtenidos a lo largo de su existencia, así como sobre las relaciones bilaterales con México. Este balance ofrece muchos motivos para mirar hacia adelante con gran optimismo.
Desde su establecimiento, en mayo de 1948, Israel se ha enfrentado con grandes retos, tanto internos como externos. A pesar de la continua situación conflictiva y el estado bélico con sus vecinos, la sociedad israelí ha logrado absorber a una amplia población de judíos provenientes de diversas partes del mundo, integrándolos, mientras ha ido construyendo su cohesión social.
Hoy en día este Estado, con una historia extraordinaria, cuenta con 8.02 millones de habitantes, diez veces más que en 1948, un millón de ellos inmigrados en la década de 1990. Los seis millones de judíos israelíes conforman 75.3% de la población, además de representar la concentración judía más importante del mundo.
En sólo 65 años, Israel logró un desarrollo social, tecnológico y económico que lo posiciona hoy como uno de los países más avanzados del mundo. Gracias a la continua inversión en investigación y desarrollo, así como a un espíritu singular que fomenta la cultura de innovación, Israel es líder mundial en alta tecnología —biotecnología, medicina, telecomunicaciones, agricultura, etc.—. En la última década varios investigadores israelíes se han destacado en diversas ramas de las ciencias y han sido merecedores de premios Nobel. El PIB per cápita en 2012 fue de 31 mil dólares, el cual ubica a Israel cerca del lugar #23 a nivel mundial, mientras que el Índice de Desarrollo Humano de la ONU lo ubica en el puesto número 16.
En lo que concierne a las relaciones bilaterales entre Israel y México, que cumplieron 60 años en 2012, hoy en día ambos países mantienen una relación fuerte y diversificada.
Durante el último mes de marzo organizamos, junto con el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt) y la Asociación Nacional de Universidades e Instituciones de Educación Superior (ANUIES), una gira de rectores y presidentes de universidades mexicanas para conocer a los responsables de la política de educación superior en Israel y establecer una plataforma para un diálogo extenso en materia educativa entre ambos países.
Estoy segura de que esta exitosa gira dará, con el tiempo, muchos frutos que contribuirán al fortalecimiento de los lazos científicos y de alta tecnología bilaterales.
Además, estamos muy orgullosos de que la Feria Internacional del Libro de Guadalajara ha elegido a Israel como el Invitado Especial de su vigésima séptima edición en 2013. Esperamos contar con una delegación de casi 30 escritores, así como de dos de nuestros premios Nobel, exhibiciones importantes y una presencia cultural fuerte. Nuestro pabellón está diseñado por el renombrado arquitecto mexicano Enrique Norten.
Cabe mencionar el importante papel de la Comunidad Judía de México como un indispensable vínculo en la promoción de las relaciones bilaterales.
Mirando hacia el futuro, los desafíos que enfrentamos siguen siendo fundamentales, tanto en el ámbito interno como en la región turbulenta que es el Oriente Medio. Al mismo tiempo, estoy segura de que la fortaleza de la sociedad israelí, además de su espíritu único, le permitirá llegar a logros aún más sobresalientes en los años venideros.
* Artículo publicado en la columna “Ideas mediterráneas” en Excelsior el 18 de abril, 2013. Rodica Radian-Gordon es Embajadora del Estado de Israel en México.
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