Israel se quita la máscara y enseña su peor o mejor (?) imagen

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Con la elección de Reuven Riblin, descendiente del Goen de Vilna, Yosef Yoel Rivlin, el nuevo Presidente de Israel no sintió nunca la necesidad de cambiar su nombre por un hebreísmo ni se sintió nunca “apenado” de ser descendiente de orgullosos intelectuales judíos de Europa Oriental lo cual quizás le permitió crear fuerte relaciones personales con israelíes musulmanes y cristianos.

Rivlin nació la misma semana en la quien empezó la Segunda Guerra Mundial que terminó aniquilando a la mitad de su familia en el mismo poblado del que surgieron muchos de los más destacados miembros de la resistencia que no solo sobrevivieron a los alemanes sino que se hicieron famoso por sus actos de venganza en la postguerra y que, al igual que los líderes del Betar -al que siempre ha pertenecido Rivlin- fueron traicionados y entregados a las autoridades por Ben Gurion.

Ahora bien, aun cuando la figura presidencial en Israel no es más que un Embajador sin poderes, quien ocupa esta posición refleja mucho de lo que el país representa.


No es accidental que haya sido Albert Einstein a quien primero se le ofreció – y el primero en rechazar – esta posición.

Tampoco lo es que pudiendo ahora escoger entre un Premio Nobel, un líder de la Suprema Corte -representante por el menos en teoría de un Estado de Derecho, y otros candidatos, el seleccionado a reemplazar a un Presidente de izquierda, pro-paz, “simpaticón” y con imagen de “zeide bueno” -aun cuando en Israel este término no sea apropiado ni aplaudido- que le daba a Israel una imagen de democracia activa con la izquierda y la derecha representadas -aunque fuera de “mentiritas” en el gobierno ahora, para satisfacción de algunos israelíes pero sobre todo para satisfacción de todos sus enemigos, la imagen pública de Israel se reduce a Netanyahu -de quien se dice que no quiere la paz- y Rivlin, que quiere dos países separados viviendo más o menos en paz.

¿O será quizás que teniendo solo a dos extremistas (que no se hablan entre sí porque uno considera al otro un traidor por no ser suficientemente extremista) les permitirá al fin dar una imagen de tanta intransigencia que hasta los árabes querrán negociar con ellos para evitar una catástrofe mayor?

Hoy. los árabes han traído a Hamas a Cisjordania con lo cual “gazarificarán este territorio”, apoyan a Omar Bargohuti (egresado de la Universidad de Tel Aviv y organizador del boicot contra productos israelíes) y hacen todo lo posible para que los israelíes NO les regresen a Marwan Bargohuti (terrorista encarcelado en Israel perteneciente al grupo Tamzin de los Palestinos) quien tampoco quiere ser liberado y prefiere estar en la cárcel israelí -literalmente no quiere que lo dejen libre porque quiere seguir vivo- y que es el único que podría tener el poder necesario para representar a los árabes en negociaciones serias con los israelíes.

Es más, Marwan, con sus antecedentes políticos y revolucionarios sería una perfecta contraparte a Rivlin para crear una paz que nadie quiere y todos necesitan.

Pero claro, Marwan está en la cárcel y no quiere salir.

¿Y los israelíes?

Los israelíes votaron por un ‘extremista’ jerutiano que además de tener 200 años de presencia familiar en Jerusalem utiliza su apellido europeo-oriental (Rivlin) y no considera a sus ancestros ni ‘retrasados’ ni ‘borregos’ sino todo lo contrario o sea, un israelí que sabe que sus orígenes están centrados en Europa, que sabe que Jabotinsky quería un solo Estado con cristianos, musulmanes y judíos viviendo en armonía, un israelí que no está acomplejado por sus orígenes europeo-orientales ni vive la falacia de “Nunca Jamás” y que por consiguiente puede ser realista y humano.

Quizás por eso Rivlin ha luchado tanto por defender a la democracia israelí (apoyo incluso al diputado Zoabi a quien querían remover por haber apoyado a la flotilla) y ha tratado de preservar la unidad territorial del país sin sacrificar a la población musulmana por lo que dijo que si la solución estuviera en sus manos, el votaría por aceptar a todos los palestinos como ciudadanos de Israel antes de tener que ver la separación de ambos en dos Estados diferentes.

En resumen, los “extremistas” quieren la paz. Los “terroristas” pueden alcanzarla pero, ¿podrán los politiquillos de ambos bandos permitirlo?

Pues solo el tiempo nos dirá el rumbo que tomará ese país y sus vecinos.

Acerca de Alejandro Abeliansky

Alejandro Abeliansky nace en Polonia, desde pequeño muestra interés por las letras y el libre pensamiento. Actualmente radica en la región Tijuana/San Diego.

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