Israel y los Emiratos Árabes: sorpresivo anuncio

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Desde hace tiempo era un secreto a voces que existían contactos e intercambios diversos entre los Emiratos Árabes Unidos (EAU) e Israel, como parte de una relación provechosa para ambos en múltiples aspectos. Esto, a pesar de la inexistencia de relaciones diplomáticas entre ellos y del hecho de que desde 1948, cuando se estableció el Estado de Israel, prevalecía en el mundo árabe una negativa absoluta a reconocer la legitimidad de su existencia. Si bien ese rechazo tuvo su primera grieta en 1979, cuando Egipto firmó un acuerdo de paz con Israel, y luego en 1994 el reino jordano hizo lo propio tras los Acuerdos de Oslo, desde entonces ningún otro Estado árabe había seguido esos pasos. Privaba la consigna de que mientras el pueblo palestino permaneciera bajo ocupación israelí, no podía haber una normalización de relaciones con Israel.

En ese contexto, fue una sorpresa hace diez días el anuncio de que EAU e Israel se disponían a normalizar sus relaciones y que la administración del presidente Trump, con Jared Kushner como encargado del asunto, había sido responsable de la mediación. ¿Qué detonó ese proceso y cómo lo presentaron ante el mundo? La respuesta a lo primero radica en la conveniencia pragmática para los dos actores de oficializar su relación.

Para la casa gobernante en EAU, encabezada por el jeque Mohamed bin Zayed, los negocios con Israel, su alta tecnología y la cooperación militar y de inteligencia, forman, en conjunto, un paquete muy atractivo. Sobre todo en la circunstancia de confrontación con Irán, el cual, como entidad musulmana chiita en Oriente Medio, pretende extender su dominio regional y, por ende, se halla en confrontación permanente con los países árabes sunnitas del Golfo Pérsico. En ese sentido, EAU e Israel comparten un temible enemigo común, y qué mejor que unir fuerzas a fin de impedir la expansión iraní en la zona.


Israel, por su parte, consigue mediante este acuerdo seguir resquebrajando el bloque árabe oficialmente antiisraelí, restándole un importante miembro que bien podría poner el ejemplo a otras naciones árabes del vecindario tentadas a seguir los mismos pasos. Omán y Bahrein se contarían entre los posibles, con alguna probabilidad de que, en un futuro no muy lejano, incluso Arabia Saudita pudiera sumarse. Por otra parte, el premier israelí, Netanyahu, quien fue gestor de la negociación, buscaba, además, anotarse puntos con este logro, para así mejorar su imagen ante su ciudadanía, hoy en pie de protesta multitudinaria contra él en virtud de la crisis económica derivada de la pandemia y de la acerba crítica hacia la forma en la que Netanyahu ha manejado las cosas alrededor de ese tema. A ello se le añade la indignación de una parte de la población por el hecho de que Netanyahu siga en el puesto a pesar de estar enfrentando un juicio por acusaciones de corrupción diversas. Anotarse un éxito en política exterior era, así, de suma importancia para el premier israelí desde la perspectiva de sus intereses personales.

Ahora bien, la forma como se anunció el acuerdo merece también analizarse. El vocero de EAU presentó el hecho como producto de un quid pro quo. La transacción se justificó como una concesión a cambio de que Israel abandonara su proyecto de anexarse cerca del 30% de Cisjordania, proyecto abanderado por Netanyahu como promesa de campaña en los últimos dos años. EAU podía así argüir que no había traicionado la causa palestina, sino que, por el contrario, gracias a su decisión había conjurado una maniobra israelí que hubiera sido letal para las aspiraciones palestinas de independencia nacional. Simultáneamente, Netanyahu se vio también en la posibilidad de argumentar que era justificable dejar pendiente la anexión si con ello Israel lograba inaugurar relaciones diplomáticas con un actor árabe tras 26 años en los que no había ocurrido algo similar.

Todo indica, sin embargo, que en los últimos dos meses tanto Netanyahu como Trump se habían dado cuenta de que la anexión era una pésima medida que iba a generar una catástrofe regional. Así que, para dar marcha atrás mediante un buen pretexto que lo justificara, el acuerdo con EAU les cayó como anillo al dedo. Estados Unidos tuvo incluso que concederle a este rico enclave petrolero árabe la venta de modernísimos aviones de combate F-35, con la presunta aceptación tácita de Netanyahu, quien ni siquiera consultó el asunto con sus ministros de defensa y relaciones exteriores. Por otra parte, tanto la Autoridad Nacional Palestina en Cisjordania, como la dirigencia del Hamas en Gaza, repudiaron el acuerdo que de algún modo corroboró la poca centralidad que la causa palestina posee ya en la agenda de los actores árabes regionales, por más que éstos mantengan vigente la retórica de su apoyo irrestricto a ella.

Acerca de Esther Shabot Askenazi

Licenciada en Sociología egresada de la UNAM (1980), con estudios de maestría en Sociología en la UNAM y con especialización en Estudios Judaicos en la Universidad Iberoamericana. (1982-1985) Fue docente en la ENEP Acatlán, UNAM durante 10 años (1984-1994). Actualmente es profesora en diversas instituciones educativas privadas, judías y no judías.De 1983 a 1986 fue colaboradora semanal del periódico "El Nacional" tratando asuntos del Oriente Medio.Desde 1986 hasta la fecha es editorialista semanal en el periódico Excélsior donde trata asuntos internacionales.Es comentarista sobre asuntos del Medio Oriente en medios de comunicación electrónica.Publicaciones:"Los orígenes del sindicalismo ferrocarrilero". Ediciones El Caballito S.A., México, 1982.En coautoría con Golde Cukier, "Panorama del Medio Oriente Contemporáneo". Editorial Nugali, México, 1988.Formó parte del equipo de investigación y redacción del libro documental "Imágenes de un encuentro. La presencia judía en México en la primera mitad del siglo XX" publicado por la UNAM, Tribuna Israelita y Multibanco Mercantil, México, 1992.Coautora de "Humanismo y cultura judía". Editado por UNAM y Tribuna Israelita. José Gordon, coordinador. México, 1999.Coordinadora editorial de El rostro de la verdad. Testimonios de sobrevivientes del Holocausto en México. Ed. Memoria y Tolerancia, México, 2002.Redactora de la entrada sobre "Antisemitismo en México" en Antisemitism: A Historical Encyclopedia of Prejudice and Persecution". Ed. ABC CLIO, Chicago University, 2005."Presencia judía en Iberoamérica", en El judaísmo en Iberoamérica. Edición de Reyes Mate y Ricardo Forster. EIR 06 Enciclopedia Iberoamericana de Religiones. Editorial Trotta. , Madrid, 2007.Artículos diversos en revistas de circulación nacional e internacional.

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