Confieso que desde que vivi en Jerusalem en 1993-94 y luego en el 96, he querido realizar mi amada tarea de hacer cine en esta hermosa ciudad. Tambien confieso haber analizado el alma y el cosmos de esta ciudad, y haber aprendido miles de cuestiones físicas y espirituales, estéticas y morales, dilemas y laberintos.
Durante los primeros meses que vivi allí, solo haber tomado la desición de dejar el cine por completo para dedicarme al estudio de la Torah. Una de las epocas mas dificiles de mi vida fue haber dejado Jerusalem, durante largo tiempo no logre adaptarme en ningun otro lugar del mundo, y solo añoraba el regreso a la Ciudad de Oro.
Cuando los Sabios dijeron que diez partes de belleza bajaron al mundo, de las cuales nueve se integraron en Jerusalem, tenian toda la razon. No hay ciudad que se preste a una experiencia estética cinematográfica como lo es Jerusalem. Esto se contradice con que a sus habitantes no les interesa el cine, la fotografía, o la ficción; a menos de que evaluemos a la Torah, y encontremos en ella cine en su parte visual y narrativa al igual que fotografia, y ficcion en la parte que narra leyendas e interpretaciones. Nada mas parecido al cine que la Torah.
Primero quisiera comentar que Jerusalem se presta a ser una ciudad por excelencia cinematográfica, uno por sus locaciones estéticas y hermosas, pintadas de piedra blanca y dorada, y compensada po los colores de la naturaleza y la vida pintoresca de la ciudad. En segundo lugar, Jerusalem es una ciudad llena de narrativa, como si se tratara del análisis y desglosamiento de un gran guión de cine, es una ciudad por excelencia intelectual en donde palabras y frases se analisan microscópicamente, asi como productores de un film analisarian un guión antes de ser filmado.
Mientras que Hollywood es la Meca del cine, y son restos culturales del Babel multicultural, Jerusalem trata de encontrar en su espiritu el espíritu integral sagrado, único, pero dentro de un marco intelectual religioso.
Vivi en Jerusalem por un par de años, y fue una experiencia maravillosa… cinematográfica por excelencia.
Las locaciones, la arquitectura, la naturaleza en armonia con la ciudad que entra en un monte y tambien se le llama Bosque Sagrado, la gente bicolor, las raíces en el rostro, la comida tradicional, el ajedrez entre los cafes orientales y occidentales, el Muro de los Lamentos o Pared Occidental del Templo, el lugar done vivi “La Ciudad Vieja”, el andar humilde y orgulloso de sus habitantes, euforico y templado, valiente y precavido, ministerioso y clarificador, el apego al cielo y a la tierra, el amor por la narrativa, la luz de las velas, sus mercados coloridos, los cantos corales y angelicales de las casas celestiales, el cielo azul y algunos burros andando por la ciudad, los manantiales secretos de agua fria en lugares secretos, la arqueología subterránea, el “Llamado al Cielo”, la narrativa sagrada, el eterno retorno, la interioridad luminosa de las cosas, la hora de los rezos, el llamado a la Torah, todo esto y mas hacen a Jerusalem una ciudad especial y mágica, una ciudad sagrada para el alma de todos sus seres vivientes. Todos luchan por su verdad.
No en vano judios de todo el mundo rezamos con nuestras corazones en dirección a Jerusalem, al igual cristianos rememoran el lugar sagrado, y me pregunto porqué esta ciudad hermosa y narrativa no se ha convertido en un centro de peregrinación cinematográfica, siendo que Jerusalem destaca en varias artes. Porque en lugar de rezar no hacemos peliculas?… como si fuese un rezo.
Los habitantes en Jerusalem tienen luz en los ojos, una luz capaz de traspasar murallas y muros, los del cuerpo, los de los limites de las historias, los de un cuento.
Quizás la explicación mós sencilla es que el rezo viene del centro del alma, del centro del corazon, exige el palpitar del corazon y la vibración de los labios.
El cine exige en cambio largos presupuestos impagables por individuos. Pero mi tesis es que si logramos una consciencia colectiva podremos también plasmar nuestros sueños en Jerusalem en las pantallas de cine del mundo.
Quizás Jerusalem requiere de cinefilos y de eruditos del cine, así como de directores y productores, porque vivir en Jerusalem es como vivir dentro de una película en la que se espera en los Dias Finales la llegada del Mesias, la llegadade La Luz, una mezcolansa de pasado y futuro, historia y ficción, critica y propuesta.
Hollywood es un conglomerado de plástico, la meca de la cultura pop, pero aun así comparten cosas en común hasta el punto de que debieran ser ciudades gemelas, como la locura de sus individuos que buscan la luz, el plasmar el intelecto en una realidad con capaz más profundas que se refleja a si misma en la palabra, en la vida y en todas las cosas.
Jerusalem convierte todo lo existente en sistemas congruentes y correlativos. Todas las historias son pertinentes a Dios. Por ello sus habitantes se encuentran en los secretos ocultos que sellan Su Nombre.
Ambas ciudades son judias, y en ambas se relatan profecías, en uno en las pantallas del mundo, el otro en las pantallas del subconsciente y los sueños espirituales de un pueblo así como de sus individuos.
No me extrañaría si en Jerusalem se creara un Certamen en el que se entregara premios “Jerusalem” a los eruditos de la Torah por su contribución al mundo.
Al que se quiera aunar a este movimiento, hacer cine rico y profundo en Jerusalem, basado en estudios existenciales de la Torah, lo invito a unirse a “Holy City Films”.
Claro, nada de mamarrachadas americanas, sino estilo serio y profundo, rico y estético, verdadero e interior.
Toda propuesta sea enviandome un guión, cuento o email a: [email protected]
¡El año que viene en Jerusalem, y el que viene despues en la entrega de los Oscares!
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