Jesús y los apóstoles no han hecho más que repetir a Isaías

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Dice Renán que los defensores más antiguos del oprimido fueron los profetas de Israel. Por ejemplo, Amóz fue el intérprete de las protestas de la democracia teocrática contra las necesidades de un mundo que se escapaba cada día de los sueños ingenuos. Fue el primer revolucionario intransigente que moró sobre la faz de la tierra, ochocientos años antes del nacimiento de Jesús.

Refiriéndose a Amóz, Dubnow señala que en sus sermones atacó la codicia, la dilapidación de los ricos, la maldad de los potentados, los gobernantes y las costumbres corrompidas.

Las mujeres, a las que llama ” vacas de Basan”, son el origen de todos los abusos y oprimen a los pobres, pidiéndoles a sus maridos, llenadme de cosas materiales. ( Amos IV,, 1 y ss.)… Es porque maltratáis al pobre y le cobráis tributo sobre su carga de trigo, por lo que os edificaís casas de piedra labrada… Los latifundistas que hacen huir al pobre son el azote del país…Escuchadme comedores de pobres, explotadores de los débiles de la región…Gracias a nuestros falsos balances, compraís a los pobres por el dinero. A los desdichados por un par de sandalias.


Para Paul Johnson, Amóz llegó al Reino del norte ( Israel) para predicar la justicia social. Protestó ante las complicadas ceremonias realizadas por los sacerdotes en el santuario de Betel, afirmando que era una burla, cuando los pobres se veían humillados y estaban hambrientos.

Isaías.

Un hombre que contribuyó en grado sumo a la transformación que sufrieron en la segunda mitad del siglo VIII antes de Jesús, las ideas israelitas, fue el profeta Isaías ( Dubnow). Diversas veces estuvo en relaciones con la corte y fue consejero íntimo de la dinastía. Sin embargo, no pertenecía a la casta sacerdotal, de la que habla pésimamente algunas veces, como de gente que se daba buena vida con el dinero del templo ( Isaías, XXVIII, 7).

Que ya no tenga vuestras malas acciones delante de mis ojos. Cesad de hacer el mal. Aprended a hacer el bien. Buscad la justicia. Ayudad al que sufre violencia. Sed justos con el huérfano. Defended a la viuda. Pobres de los que acumulan una casa a otra, de los que disponen un campo junto a otro, hasta que ya no tengan más para acaparar. D-os no tolerará la opresión de los débiles. ¿ Por qué destrozáis a mi pueblo y aplastais las caras de los pobres?, dijo el Señor, d-os de los ejercitos.

Para Paul Johnson, Isaías no hablaba de una religión oficial, de interminables sacrificios y ceremonias sacerdotales, sino de una religión ética del corazón.

Para Martín Buber con Isaías d-os era el rey. Pero esta soberanía de d-os que él presentó, es lo opuesto de la soberanía de los sacerdotes, comúnmente llamada teocracia, y que ha sido descrita como la forma menos libre de comunidad porque se desenvuelve abusando del altísimo.

Jeremías.

Jeremías está mucho menos preocupado por la cuestión social y el triunfo de los anavim, es decir los pobres. Era hijo de un pastor de Anatoth ( situado al norte de Jerusalén). En el tercer año de reinado, cuando el Rey de Judea, Josías tenía veinte años ( 627 antes de Jesús), entró Jeremías en la carrera profética. Predijo que d-os con su ira haría con Judea lo mismo que le aconteció años antes a Samaria. En sus discursos, dice Dubnow, tronaba especialmente contra esos hipócritas que encubrían su actos indecorosos con una máscara de piedad y pretendían convencer al pueblo que d-os no dejaría caer a Jerusalén en virtud de su templo. A estos los llamaba falsos sacerdotes.

Renán concluye que con los profetas se fue constituyendo una especie de moral excelente. Una moral de gente del pueblo y clase media, ávidas de justicia y honradez, enemigos del orgullo de los aristócratas, y que comprendían poco las necesidades del Estado. Predicada tenazmente por los profetas, practicada por los judíos piadosos durante los siglos que precedieron a nuestra Era y esparcida por el cristianismo, esta moral ha llegado a ser la del género humano. Gracias a ella, los derechos del pobre, o mejor dicho del débil, han triunfado en todas partes, al menos hasta el tiempo en que el cristianismo, falseando a su naturaleza primera, se alió con las clases militares y aristocráticas y no tuvo otra salida que predicar entre los pobres la resignación. Para Renán, Jesús y sus apóstoles no han hecho más que repetir a Isaías.

Acerca de David Malowany

Nací en Montevideo en 1967. Egresé de la Universidad de la República en 1992 con el título de Doctor en Derecho y Ciencias Sociales.Soy docente universitario en la cátedra de derecho comercial en la Universidad Católica y en la Universidad de la República, en las carreras de contador público y administración de empresas.Desde el 2008 soy columnista de Mensuario Identidad.

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