Shlomo Eisenberg convicted of fraud, securities violations in Arad-Isras deal (el dueño de la empresa) Más notas… y por supuesto esta serie…
Hay veces en las que algunas personas fingen estar tristes para dar pena a los que las rodean y conseguir su compasión. También hay personas que, aunque realmente no lo sientan de verdad, lloran para que se las perdone por algo malo que han hecho, pero no son lágrimas de sufrimiento ni de pesadumbre real, sino que son más bien fingidas.
Pues bien, a todas esas lágrimas derramadas sin sentimiento, que no son de verdad, sino que son fingidas (es decir, dando a entender lo que no es cierto) se las llama lágrimas de cocodrilo.
¿Y por qué se le llama a esto lágrimas de cocodrilo? Pues bien, parece ser que los cocodrilos, para mantener la hidratación de sus ojos cuando están fuera del agua, segregan un líquido acuoso que mantiene sus ojos en perfecto estado y, aunque desde fuera parece que están llorando, tranquilos, no es que estén sufriendo o que sientan pena por algo, es una respuesta natural de su cuerpo para evitar la deshidratación de sus ojos. Curioso, ¿verdad?
Pues ya saben una cosita más acerca de las expresiones españolas y su origen.
Aprovecho este texto de recibido de mi amigo Rafael para ampliar algo que mencioné en la nota cuatro.
En la carta del 30 de octubre, la empresa responde aceptando mi renuncia, hay varios puntos interesantes que posiblemente incluiré en alguna otra nota.
Punto 8: Encontramos correcto señalar que estamos asombrados y vemos con mucha gravedad el tiempo que elegiste para venir con este tipo de reclamaciones y amenazar con abandonar, en vísperas de presentar informes financieros mientras tu jefe directo, el director financiero de la empresa, acompaña a su hija enferma de grave enfermedad en el hospital.
Punto 9: Solo queda preguntarse si no se habla de un intento de extorsión con amenazas de tu parte para obtener beneficios y cambiar las condiciones aprovechando la angustia de la empresa y o sus directores.
Obviamente no he respondido a esta carta. La he pasado a tres miembros del parlamento que por supuesto, hasta el momento, no han enviado ningún comentario. A una de ellos le propuse que yo no tengo dinero para financiar una demanda judicial por mis derechos, e incluso para traer al conocimiento del público este texto. Le propuse que si consigue un abogado que desee entablar un juicio, todo lo que se obtenga del mismo será donado a la ONG de lucha contra el cáncer.
También la he pasado a una pareja de amigos que perdieron una hija de 8 años por un cáncer en la cabeza, realmente les pareció un escándalo.
¿La angustia de la empresa? Que paguen y se termina todo el problema. Mi jefe no está o está parcialmente desde marzo y entonces ya tuvimos balance del 31 de marzo, del 30 de junio y puse el hombro como siempre. Ahora realmente se habla de un proyecto grande y yo sigo con mi sueldo de hace 13 años y ningún reconocimiento en forma de premio o bono.
En realidad el miserable camino que han elegido perjudica a mi jefe, ya escribí mucho sobre él, pues yo estimo que jamás lo han valorado y siempre lo tuvieron como un tapón que mantenía a todo el departamento ahogado bajo su incapacidad como tal.
Creo que mi comportamiento a lo largo de los años y el comportamiento de la empresa durante esos mismos años, es que ellos me han sacado el cuero, estimo que entre otras cosas aprovechando mi edad. Apostaron que aguantaría hasta la jubilación que sería en el año 2016.
No tomaron en cuenta que también yo soy humano y puedo reventar.
El 17 de octubre la situación estaba muy difícil, le dije a mi jefe que estoy dispuesto a irme inmediatamente o que hagamos un acuerdo para que me retire el 30.06.2014. Me preguntó si puede decir el contenido de mis palabras al director. Claro que sí, le digo. Ese mismo día, por la misma situación, hablé con la jefa de recursos humanos y también envié una carta a la que me respondió si puede transmitir el contenido de mi texto al director, le dije por supuesto.
El 18 de octubre comencé a buscar un abogado, me reuní dos veces con la idea que si no hablan hasta el 30 de octubre, presento mi carta de empeoramiento de condiciones de trabajo y pagan o me voy.
Yo no lloro, supongo que tampoco ellos, ni porque yo me haya ido ni por la enfermedad de la niña. Tampoco el o la que me reemplace, llorará.
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