En la Torá, así como en el cuerpo humano, encontramos el concepto de algo principal y algo secundario. Por ejemplo, cuando una persona come algo compuesto de dos ingredientes, dirá la bendición correspondiente al que es principal. Por decir, si come arroz condimentado con unas cuantas almendras tostadas- recitará la bendición por el arroz [esto es a grandes rasgos y sin ahondar en todos los diferentes casos]. Similarmente, el cuerpo humano por lo general tiene una mano dominante y otra más débil. Tomando como ejemplo que la diestra fuese la fuerte, la izquierda será el complemento. Si un cirujano- por decir- operase a un paciente con su mano fuerte y la otra será su apoyo, entonces podrá realizar una operación exitosa. Sin embargo, si invirtiese los papeles y haría la operación con la débil, entonces causaría más daño que remedio.
En otras palabras, el Creador hizo que aquello que es secundario esté sometido a lo que es principal. Cuando se cambian los roles- como el susodicho caso del cirujano- ni la parte importante podrá hacer su función ni tampoco la secundaria. Como vimos, esto también tiene relevancia en el ámbito de las leyes de la Torá.
Esto no es algo fortuito- es importante entender cuál es el mensaje que el Eterno nos manda en cada asunto. El hombre moderno ha hecho de su cuerpo lo principal y secundario al alma. Hay quien piensa que la finalidad del alma es darle al cuerpo vida para que éste se entretenga. La mente ha sido subyugada para encontrar más placeres para el cuerpo, que innove cada día cosas diferentes para el placer material. Sin embargo, el cuerpo tiene la función de servir al alma. El intelecto, el alma, debe ser lo principal y dirigir este conjunto que se llama ser humano.
Basado y ampliado de las palabras de R. Akibá Tatz
Shabbat shalom
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