Juicio a Trump, Estado de la Unión y elecciones primarias en EE.UU.

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El juicio político de Donald Trump, su mensaje sobre el Estado de la Unión el 4 de febrero y el inicio del caucus en Iowa -bandera de salida de las elecciones primarias- están marcando la brújula política de Estados Unidos, el país más poderoso e influyente del mundo.

En este entrecruzamiento de hechos algo debe quedar claro: Trump será absuelto en el Senado y no será destituido de la Casa Blanca, pues los demócratas no podrán conseguir los 67 votos de los 100 en disputa. En la coyuntura actual, este tema ya no figura, ahora la incógnita reside en el sentido del voto de los senadores republicanos, a propósito de llamar a testigos y presentar nueva evidencia procediendo a realizar un juicio justo e imparcial en la Cámara Alta.

Los demócratas alegan que sus contrapartes están bloqueando el proceso y escondiendo la mala conducta del presidente. Lo dijo Nancy Pelosi -la decisión de los republicanos oscila entre favorecer la constitución o el encubrimiento-.


Siendo acusado de abuso de poder y obstrucción de justicia por la saga ucraniana y no por el rusiagate -el reporte Mueller no encontró evidencia de colusión entre Trump y Moscú,- los demócratas le reclaman al presidente gobernar con fines políticos, electorales y personales al haber retenido alrededor de 400 millones de dólares de ayuda a Ucrania a cambio de contar con información que comprometiera a su principal rival político Joe Biden en la carrera presidencial del 2020.

Si con este argumento más digerible y fácil de comunicar, un –quid pro quo– será improbable la destitución, entonces ¿qué se proponen los demócratas con el juicio político?

El Partido Demócrata ha hecho varias apuestas. Primero, el hecho de que Trump continúe su campaña política “absuelto pero acusado” lo pone en una gran desventaja, porque el juicio político puede achicar sus cartas de juego dañando su reputación, aunque en sentido contrario puede abonar políticamente a su victimización.

En este tenor el mensaje que los demócratas quieren difundir en la matemática electoral es claro: Trump no cuenta con una expediente limpio e intachable en su búsqueda por la reelección. En segundo lugar, la apuesta demócrata presiona fuertemente para que en el transcurso del juicio político se adquiera más evidencia con testigos, pruebas adicionales y nuevos documentos.

En ese sentido, las revelaciones del libro por publicar de John Bolton, el exasesor de seguridad nacional de Trump, dadas a conocer por el New York Times (NYT), implican al presidente y reafirman el intercambio de seguridad a cambio de información por parte de Ucrania. Precisamente se requieren 51 votos para traer testigos al Senado, siendo 45 los senadores demócratas, más dos independientes que pudieran sumarse a favor, por lo tanto, les faltarán cuatro votos que deberán de provenir de senadores republicanos.

Por ello, todos los ojos están puestos en figuras como, Mitt Romney, senador por Utah o Susan Collins de Maine, ambos críticos de Trump. Entre otros, cuyo futuro político no está en riesgo.

En esta trama política, Trump está nervioso -rompió récord en su cuenta de Twitter el segundo día del juicio con 142 tuits-, según un recuento de FactbaseFeed y se convirtió en el primer presidente en asistir a la marcha por la vida -contra el aborto- en aras de refrendar desesperadamente sus vínculos con el voto evangélico que le dotó alrededor del 80% de los votos en 2016. Precisamente, el tema del aborto y los derechos reproductivos serán grandes temas de debate dentro de la contienda política.

La apuesta demócrata presenta riesgos y no tiene cerrada todas las pinzas, sobre todo cuando hablamos del timing, un factor indispensable en el año electoral. El juicio político se presenta en el Senado 10 meses antes de la elección y esto no les dota de ninguna garantía de triunfo.

Es en este periodo atestiguaremos una campaña feroz y despiadada debido a la guerra bipartidista y la polarización extrema en Estados Unidos. Será una campaña oscurantista basada en miedos y prejuicios y demeritando razones, sobre todo se verá al presidente reditar el guión del 2016, que probó ser políticamente exitoso y rentable donde la mexicanofobia jugó un rol estelar.

Que no quepa duda, Trump seguirá demonizando a México para conseguir la reelección -el muro, drogas, migrantes, aranceles y sanciones- estarán en el centro de su agenda política, inclusive volviendo a amagar con la designación de los narcos como grupos terroristas -se pateó la lata- y regresar a la penosa y humillante práctica de la certificación antidrogas.

Siendo un maestro de la comunicación política, del manejo del Twitter y de las percepciones públicas, Donald Trump utilizará todos los medios a su alcance para conseguir la reelección, a propósito de evadir su cita atrasada con la justicia y obtener tiempo. Incluso utilizará cualquier tensión internacional para desviar la atención de la agenda nacional, siendo los temas de política exterior los que tomarán mayor preponderancia en la campaña.

Debemos estar pendientes de su próximo mensaje a la nación, la oportunidad para posicionar sus logros económicos (empleos, T-MEC, acuerdo fase 1 con China) y ensalzando el asesinato de Qassem Suleimani que puso en vilo la paz y seguridad internacional, la muerte de Abu Bakr Al Bagdadi -cabeza de ISIS- y su propuesta de plan de paz en Medio Oriente, que ya fue desfundada por Mahmoud Abbas, calificándola nuevamente como la “bofetada del siglo”.

Todo esto sucede cuando habrá arrancado el caucus de Iowa el 3 de febrero y enfilado el carro hacia las elecciones primarias de New Hampshire y hasta llegar al supermartes del 3 de marzo, cuando una lista más amplia de estados votará.

Acerca de Rina Mussali

Internacionalista con Maestría en “Estudios Latinoamericanos” en la FCPyS UNAM. Soy miembro del Consejo Mexicano de Asuntos Internacionales (COMEXI) y mi experiencia laboral destaca en áreas de planeación, investigación y comunicación integral vinculada al quehacer del gobierno federal, de asesoría sobre asuntos internacionales del Poder Legislativo y en la coordinación de proyectos de comunicación internacional. Fui líder de Comunicación Nacional e Internacional del IV Foro Mundial del Agua y Coordinadora de Comunicación de México en la Tribuna del Agua en la Expo Zaragoza 2008, España. Actualmente soy analista y conductora del programa de televisión “Vértice Internacional” y de la serie “2013:Elecciones en el mundo” en el Canal del Congreso. Asimismo, soy autora de varios libros y artículos, así como comentarista sobre asuntos políticos globales. La gente me describe como una persona responsable, disciplinada, innovadora y visionaria, así como enfocada a la consecución de metas.

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