La beatificacion, el Vaticano e Israel

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Casi simultáneamente a los festejos de la Boda Real en Inglaterra, tuvo lugar en Roma una Misa Monumental atendida por casi un millón de personas, para beatificar al Papa Juan Pablo II., lo cual sugnifica que puede ser venerado públicamente.Para posibilitar esa decisión, un comité del Vaticano tenía que verificar que había realizado un milagro.Durante los procedimientos, tanto doctores como expertos testificaron que una monja francesa se había curado de la enfermedad de Parkinson, después de haber rezado a Juan Pablo II.. Con el toque clásico del Vaticano, este testimonio fue notarizado, y el comité aceptó el milagro. Con esta beatificación Juan Pablo II se acerca un paso más al grado de santidad, aunque para lograrla tendrá que verificarse o certificarse otro milagro.

El actual Papa Benedicto XVI esperó los cinco años tradicionales para iniciar el proceso de beatificación, a pesar de los escándalos públicos a que se ha visto sometido el Vaticano por los abusos sexuales de muchos cardenales y padres católicos, que se iniciaron ya en la época de Juan Pablo. Serias nubes se ciernen todavía sobre el papado de Juan Pablo, uno de los cuales fue la crisis que estalló por su relación con el padre Marcial Maciel Degollado, el carismático mexicano fundador de los Legionarios de Cristo, poderosa y rica orden, y a quien Juan Pablo alabó como un modelo para la iglesia. Pero posteriormente se encontró que había abusado sexualmente de varios seminaristas y procreado varios hijos.

La monumental misa fue llevada a cabo colocando el féretro de Juan Pablo II frente a la Basílica de San Pedro para que los cardenales lo besaran; con un enfoque moderno de una antigua tradición, Benedicto besó una reliquia en forma de hoja de olivo de plata que contiene un tubo con sangre de Juan Pablo,que en su momento se guardól para el caso de que necesitase una transfusión..


Juan Pablo fue el primer papa no italiano en 400 años. Educado en Wadiwice, el Cardenal de Cracovia Karol Wojryla conoció a judíos asesinados por los alemanes. Su papado estableció por ello diferencias. Redactó un nuevo catecismo y dió vida a las enseñanzas de Nostra Aetate (Nuestro Tempo), el revolucionario documento iniciado por el Papa Juan XXIII adoptado por el Segundo Concilio Vaticano en 1965, que eliminó y repudió la afirmación de que los judíos de todos los tiempos son culpables en forma colectiva por la crucificsión de Jesús, base del antisemitismo cristiano histórico. Nosta Aestate fue importante no sólo por absolver a los judíos del crimen de deicidio (excepto los que vivieron en la época de Jesús), sino porque introdujo un nuevo lenguaje en la Iglesia Católica y trató de redefinir sus relaciones con el pueblo judío. Hasta ese año los judíos eran “rechazados” por negarse a reconocer la divinidad de Jesús, y como consecuencia eran considerados sujetos de humillación y persecución. La fe judía fue considerada “fosilizada” y el cristianismo se proclamó “el verdadero Israel”. La doctrina cristiana tradicional condenó a los judíos a ser eternamente errantes y sin patria, pero había que mantenerlos vivos como testimonio del triunfo del cristianismo. El establecimiento del Estado de Israel en 1948 y la Guerra de los Seis Días, en que los lugares santos del cristianismo pasaron a manos judías, fueron una derrota absoluta para esta posición, que la Iglesia aceptó desde el punto de vista teológico pero no así en términos políticos.

Durante sus 26 años de papado (el más largo de la historia), Juan PabloII fue el primer Sumo Pontífice que visitó una sinagoga, la de Roma en abril de 1986, donde llamó a los judíos “nuestros hermanos mayores” y no más los crucificadores. En esa ocasión evitó mencionar al Estado de Israel, a pesar de que sus anfitriones lo hicieron repetidamente. El asunto del convento carmelita de Auschwitz, en memoria de la monja judía conversa Edith Stein, quien fuera inmolada en ese campo de exterminio por ser judía, era en ese momento de enorme actalidad. Y, aunque el Papa no lo mencionó, el convento fue removido y sustituído por una enorme cruz de madera, la cual fue quitada por el gobierno polaco pero ha sido ya reemplazada por ciento de pequeñas cruces. Eso no impidió que Edith Stein fuese santificada. Y fue Juan PabloII quien estableció relaciones diplomáticas con Israel en diciembre de 1993.

Antes de su viaje a Tierra Santa, en 2000 el Papa pidió perdón en San Pedro en Roma a los hijos de Israel:: “nuestro profundo dolor por la conducta de aquellos que a lo largo de la historia hicieron sufrir a vuestros hijos”, declaró en el año del segundo milenio del cristianismo. A ese se sumaron otros seis pedidos de perdón: Arrepentimiento por todos los pecados cometidos por la Iglesia, por los actos de la Inquisición, por la violencia suscitada entre diversas facciones cristianas durante las guerras religiosas, por las conversiones forzadas y humillaciones llevadas a cabo por los emisarios de la Iglesia, y por las injusticias que aún existen en el mundo. Sin embargo, evitó mencionar el Holocausto y la situación del pueblo judío durante la Segunda Guerra Mundial.

Juan PabloII visitó Israel y rezó en el Muro de los Lamentos Ese viaje fue el número 91 de los que realizó y sólo después de 22 años del inicio de su papado consideró “que había llegado el momento oportuno”, influido por los procesos de paz que se habían iniciado en la región, preocupado por el destino final de los lugares santos así como por su avanzada edad y frágil salud.Toda su peregrinación estuvo diseñada para poner de relieve los orígenes judíos del cristianismo. Mirando hacia Israel desde el Monte Nevó rezó: “Tú que condujiste a tu pueblo por el desierto bajo la guía de Moisés. Desde esta montaña él vio la tierra que le prometiste como herencia al pueblo elegido”.

La culminación de su viaje a Israel fue la visita a Yad Vashem, el museo-monumento a los mártires del Holocausto (nombre tomado de Isaías 56.5). Para un sacerdote católico y además polaco, el hallarse en ese lugar, frente al Templo del Recuerdo donde están grabados los nombres de los campos de exterminio, no debe haber sido nada fácil. Su fágil cuerpo trasmitió un mensaje de éxtasis y arrepentimiento. El Papa reiteró lo qu ya habia aparecido en el documento publicado por el vaticano titulado Reflexiones sobre la Shoa. Honró la memoria de los asesinados y de todos aquellos despojados de su humanidad. “Sólo una ideología carente de Dios podia haber llevado al aniquilamiento de un pueblo entero”, dijo. “Condenamos la persecución y el antisemitismo de los cristianos en todos los tiempos así como la discriminación racial”. Del mensaje se desprendía que los cristianos pueden errar, pero no la Iglesia, esposa de Dios, que es infalble. No mencionó el papel de la Iglesia en la difusion del antisemitismo ni se refirió al silencio del Papa Pio XII durante los trágicos años de la Segunda Guerra Mundial, con quien tienen los judíos una larga lista de querellas, y cuyos archivos el Vaticano se ha negado a abrir ante los estudiosos del tema.

Esta visita, que fue la segunda de un Sumo Pontífice desde la creación del Estado de Israel, y la primera desde la unificación de Jerusalem en la Guerra de los Seis Días (1967), se llevó a cabo en circunstancias muy diferentes a las de su antecesor Pablo VI en 1964 y con una nueva dimensión por lo que respecta a las relaciones entre el Vaticano y el mundo judío.

Pablo V1 entró a Israel por la puerta trasera: llegando desde la Margen Occidental ocupada por Jordania, visitó el Santo Sepulcro en Jerusalem, y fue recibido por el Presidente Shazar y otros dignatarios en el parque arqueológico de Meggido. Estuvo en el país menos de 12 horas. Evitó visitar cualquier institución gubernamental israelí y volvió a Jordania cruzando por la puerta Mandelbaum, símbolo de la Jerusalem dividida. Hay que recalcar que en esos momentos tanto los árabes musulmanes como los cristianos y extranjeros pasaban libremente de un lado a otro de la Ciudad Vieja de Jerusalem, mientras que a los judíos y aun a musulmanes y cristianos con pasaporte israelí les estaba prohibida la entrada. El Papa y su delegación fueron testigos de la destrucción y deliberada desecración del Barrio Judío donde se encontraban las más antiguas y sagradas sinagogas, el abandono del Muro de los Lamentos y desde el Monte de los Olivos pudo ver cómo se destruyeron sistemáticamente 40.000 tumbas judías para que la Legión Jordana construyese una carretera. No se escuchó de sus labios una sola palabra de protesta.

El actual Papa Bedicto XVI continuó en forma positiva las relaciones del Vaticano con los judíos.. Aunque nacido en Alemania y miembro de la juventud nazi en su adolescencia, preparó personalmente en 2000 el documento Memoria y Reconciliación, donde se delinearon los errores históricos de la Iglesia en su posición hacia los judíos.

Visitó Israel en 2009 y se puede decer que su visita no tuvo ninguna trascendencia. Para los israelíes lo más importante de esa visita era a Yad Vashem, y acá perdió la

oportunidad En su discurso dijo:”millones” sin especificar “seis millones”, pero lo más notorio fue que usó el término “matados” y no “asesinados”. No tuvo una sóla palabra de compasión o deseos de compartir el dolor del pueblo judío; solo habló del dolor de la humanidad. No mencionó a los alemanes o a los nazis, y no presentó ni una discupa.

Pero este mismo Papa Benedicto XVI, con la publicación del segundo volumen de “Jesús de Nazareth”, ha redifinido la posición de la Iglesia hacia los judíos: En un extensivo análisis racional explica por qué los judíos no son culpables de la muerte de Jesús. A nadie se puede culpar de su muerte, puesto que la crucificción era necesaria para el plan de Dios de la redención universal. Aun el grito de la chusma “Que su sangre caiga sobre nosotros y nuestros hijos” (Mateo 27.25), es un ruego de purificación y salvación, puesto que eso es lo que la sangre de Jesús significa en las enseñanzas cristianas;: un grito de reconciliación, no de venganza o admisión de culpa.

Otro de los temas que trata es el de la conversión de judíos. Escribe que Israel tiene su propia misión y que la salvación de Israel está en manos de Dios y no de misioneros cristianos.

Ahora podemos dormir tranquilos. Lo que sería importante es ver si las enseñanzas del pontífice beatificado y las de su sucesor se quedarán en el catecismo en Roma o si afectarán la relación hacia los judíos en esta época de antisemitismo y anti-israelismo rampante y el fortalecimiento de un Islam.amenazador: Si los curas en Buenos Aires, México,. Madrid y Ruanda van a cambiar sus sermones y predicas con respecto a Israel y al pueblo judío.

Acerca de Tzila R. de Chelminsky

Nacida en México y cursando sus estudios hasta la preparatoria en planteles de la red judaica, obtiene en la UNAM el título de Licenciada en Economía.Su actividad social en México y en Israel ha sido intensa, llegando a ser Presidenta de varias organizaciones. En Israel ha sido fundadora y directora del Fondo Rosario Castellanos para llevar a esas tierras la cultura mexicana. Ha sido agregada cultural de la Embajada de México en Israel de 1993 a 1998 y asesora en asuntos culturales hasta el día de hoy. Colaboró en varios periódicos y revistas en México y desde hace 13 años escribe mensualmente desde Israel en "Foro".

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