La comunidad judía de Goslar

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“Seele, vergiss sie nicht – vergiss nicht die Toten” (Cita de la placa del „Judenhaus”)

La ciudad milenaria de Goslar, ubicada en Baja Sajonia (Alemania), cuenta con impresionantes monumentos, iglesias y museos fruto de su historia y sus tesoros culturales que la ciudad imperial aun alberga. Después de la Primera Guerra Mundial, vivían en la ciudad alrededor de 40 – 50 judíos, que ejercían como empresarios tales como los Heilbrunn, Jacob, Hochberg, Lehbach, Levy, Neuburg, Rosenkranz y Rothenberg.

En las elecciones al Reichstag en 1932, el 60% de los votos los obtuvieron los Nazis en Goslar, estando esta cifra por encima de la media nacional. Poco después Adolf Hitler y los Nazis convocaron un boicot contra los negocios judíos, quedando en abril del 1933, diez negocios judíos afectados por dicha determinación. No transcurrió mucho tiempo, y en mayo de 1933, la S.A. insulto y se burlo del comerciante judío Selmar Hochberg, paseándolo con el carro de un carnicero por la ciudad para ridiculizarlo. En un letrero que le colgaron alrededor del cuello se leía: “Yo soy el judío Hochberg”. Durante todo el recorrido, el soldado Wilhelm W. se encargo de ir golpeándolo repetidas veces.


Este acoso y maltrato fue sólo el principio, ya que en 1936 Charlotte e Ingeborg Meyer se vieron obligada a dejar el club de gimnasia, porque eran judías. Charlotte tuvo que abandonar pronto la escuela por ese mismo motivo, denegándole incluso el derecho de acudir a las clases de baile, con el argumento de que “los hombres no quieren ningún contacto con los Judíos”. Los incidentes se culminaron con los disturbios y la violencia de la llamada “Noche de los Cristales Rotos”, en Noviembre de 1938. En la noche del 9 y 10 de noviembre, saquearon y destruyeron las tropas de la S.A. y de la NSDAP las tiendas y casas de las familias Heilbrunn, Jacob, Levy y Schacker.

Selmar Hochberg que se encontraba gravemente enfermo, fue tan duramente golpeado que al día siguiente falleció a consecuencia de las patadas recibidas. El lugar de su enterramiento se desconoce. Richard Loewenthal, suegro del ausente dueño de la tienda de Heilbrunn, fue empujado por la S.A. escaleras abajo, falleciendo inmediatamente. Anterior a todo esto, las tropas de asalto, habían destruido la sinagoga siendo objeto de vandalismo, rompiendo las ventanas y puertas, y arrojando los muebles a la calle. Al ser el entramado de la vía demasiado estrecho, no se atrevieron a incendiarla, ya que se verían afectadas las casas viejas próximas al templo.

Aun existe en esta ciudad una placa en una fachada que hace alusión a lo que el pueblo llano conocía por “Judenhaus”. Aquí se le forzó a la población judía a vivir en condiciones muy ajustadas e inhumanas. Tras la “Conferencia de Wannsee” en 1942, donde se organizo la forma de llevar a cabo el genocidio en contra de la población minoritaria, tuvieron que mudarse a esta casa el 8 de junio de 1942 los siguientes ciudadanos judíos:

  • Planta baja (izquierda): Emma Deutsch y Lebach Elena
  • Planta baja (derecha): Matrimonio Heilbrunn (documento de información) y Richard Loewenthal
  • 1º Piso (izquierda): Sra. Jacob y sus dos hijos Manfred y Hans-Peter
  • 1º Piso (derecha): Sra. Levy y Dagoberto Levy

En esta pequeña casa, de un ex pastor, sobrevivían diez personas distribuidas en cuatro habitaciones. La habitación de la familia Jacob era de solo 6 metros cuadrados. Al no haber espacio suficiente para los muebles, tuvieron estos que ser guardados en un galpón ruinoso. Los vecinos no entraban en la casa, por miedo a ser sancionados. Aun así, manutuvieron lo mejor que pudieron a los dos pequeños con las raciones de alimentos asignadas, que fueron recortadas en un 25% para los niños judíos por las autoridades germanas. Como alimentación complementaria, reunían hierbas silvestres y ortigas en el cementerio judío de la localidad.

El matrimonio Heilbrunn y la pareja Richard Loewenthal y Helene Lebach fueron deportados al campo de concentración de Theresienstadt, el 16 de marzo 1943. Las habitaciones desocupadas, fueron habitadas por los evacuados del “Este”. La misma suerte corrieron la familia Jacobs y Lewy dos años mas tarde, permaneciendo solo sus esposas “aria” en Goslar. Emma Deutsch murió a los 77 años en el “Judenhaus” el 5 de noviembre de 1942. Desde su ingreso en la casa se le había deteriorado mucho su estado de salud. En el distrito de Goslar se ubicó durante los años 1940 – 1941 el comando exterior del Campo de Concentración Buchenwald, donde se le obligaron a los presidarios judíos a ejercer trabajos forzados.

Los Nazis se referían al transporte de los judíos a los campos de concentración como evacuación (significado de acuerdo al diccionario alemán: el reasentamiento de los habitantes para su propia protección). Este trato inhumano de los judíos se llevo a cabo de la siguiente manera:

En marzo de 1942, Max Jacob, su esposa Gertrude, así como Helene Winter, fueron deportados a Varsovia, figurando los tres como desaparecidos. En Junio de 1942, tuvieron que abandonar diez judíos, entre ellos dos niños, sus hogares bajo grandes dificultades y bajo una existente miseria. Su partida fue considerada como un “punto de transito” para el traslado hacia el campo de concentración. El 16 de marzo de 1943 fueron deportado Willi Heilbrunn, su esposa Henny y su padre de 81 años, Richard Loewenthal conjuntamente con Helene Lebach hacia Theresienstadt. Willi Heilbrunn se suicidio en diciembre de ese mismo año. Su esposa se dio por desaparecida en Auschwitz. Richard Loewenthal falleció en abril de 1943 y Helena Lebach en mayo de 1944. Todavía en febrero de 1945, deportaron igualmente al campo de Theresienstadt a Charley Jacob, sus hijos de diez y once años, Hans – Peter y Manfred, al igual que a Louis Meyer. Todo ellos sobrevivieron a la cárcel y regresaron en junio de 1945 a Goslar.

La sinagoga existente en la localidad era para la comunidad judía, el lugar para efectuar los encuentros religiosos, culturales y sociales. Los judíos más piadosos acudían varias veces al día para realizar sus oraciones y conversación. Aquí se llevaban a cabo las reuniones de la comunidad, divorcios y procesos judiciales. Los servicios religiosos se llevaban principalmente a cabo en días festivos o en ocasiones especiales, del mismo modo se procedía en este lugar al baño ritual (Mikwe), que formaba parte de la vida religiosa. La pequeña comunidad existió hasta finales de 1938. Desde el año 1948 no existe en Goslar una comunidad judía. La sinagoga fue demolida en 1959, existiendo en su lugar, la sede del Diario de Goslar. En el exterior del edificio se ubica una placa conmemorativa que hace referencia al antiguo templo que existió en el siglo pasado.

Charley Jacob falleció en 1970 después de haber realizado notables contribuciones para la reconciliación entre el pueblo judío y cristiano. La calle “Judíos” (Judenstrasse) fue nombrado en honor a el, ya que en la época del Tercer Reich se llamaba “Kurze Strasse”. Esta decisión fue tomada en el Consejo de la Ciudad de Goslar en el año 1979. La decisión no estuvo exenta de polémica, ya que muchos prefirieron que esta calle se volviera a llamar por su nombre original.

Detrás de una puerta anodina encontramos al final de la Glockengießerstraße el cementerio judío. Documenta la ancestral edad de este recinto que data de principios del siglo XVII, concluyendo la presencia judía en la ciudad, con la expulsión y el exterminio llevado a cabo por los Nazis. Los supervivientes históricos son las 145 lápidas de las tumbas existentes, que manifiestan en su totalidad que se trata de un monumento importante en gran parte olvidado y reprimido de la historia.

Cuando en marzo del 1945 se acercaban por occidente las fuerzas armadas estadounidenses a la zona montañosa del Harz, le resurgió a los sobrevivientes la esperanza de ser liberados por los aliados. Pero resultó que ese hecho se iba a desarrollar de distinta forma. La SS ahora repitió lo que había estado practicando durante tres meses antes en Auschwitz y Gross-Rosen, cuando el Ejército Rojo se les acerco a los Campos de Concentración: alejaron a los presos del campo, para conducirlos durante días, a veces semanas, a través de largas caminatas a pie y transporte ferroviario por el pasillo cada vez más estrecho entre el frente del Este y los aliados occidentales que se les aproximaban rápidamente. Miles de prisioneros murieron en esas marchas por agotamiento, hambre y sed. Muchos fueron asesinados con un disparo por la espalda por sus guardias.

Quien cierre los ojos al pasado, quedara cegado para el presente” (Richard von Weizsäcker).

Acerca de María José Arévalo Gutiérrez

María José Arévalo Gutiérrez (1967) nació en Goslar (Alemania), siendo hija de emigrantes, retornando a España en el año 1985 donde reside en El Puerto de Santa María (Cádiz). Diplomada en Turismo, cuenta con un amplio currículum académico, donde se especializo en el sector Vitivinícola (Master) y Gestión de Empresa (MBA). Su carrera profesional se ha realizado durante más de dos décadas en el sector turístico y últimamente se esta desarrollando en el ámbito de la docencia. Su inquietud e interés por el mundo judío, le vienen desde la juventud, entrando en contacto históricamente con el holocausto en Alemania, donde efectuó los estudios obligatorios. Su enamoramiento por Andalucía y su diversidad cultural, le llevaron a investigar los aspectos históricos - culturales en el ámbito mas cercano, entre ello la cultura sefardí. Colabora en varios boletines y revistas especializadas con el fin de aportar con su trabajo a la difusión de la información recabada.

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