Abrazar la fe islámica empieza a ser habitual. El islam cada vez tiene una mayor implantación en la región valenciana, lo que ha hecho saltar las alarmas. Según recogen nuestros compañeros de Las Provinvias, el Consejo Superior Islámico de la Comunitat afirma que el islam gana cada año 4.000 fieles, síntoma de que se trata de una religión que día a día tiene una mayor aceptación.
Said Ratbi, presidente del Consejo Superior Islámico de la Comunitat Valenciana, explica que de los 150.000 musulmanes afincados en la región hay alrededor de 90.000 procedentes de países islámicos. Este dato no incluye a los que han adquirido la nacionalidad española o los naturales de Ceuta y Melilla.
En total, el número de islamistas se eleva hasta los 150.000, teniendo en cuenta los nuevos nacimientos y a las personas que han decidido convertirse a la fe de Mahoma, como los españoles -en ínfimo número- o aquellos procedentes de países europeos.
La presidenta del Centro Cultural Islámico de Valencia afirma que “El aumento de musulmanes es un fenómeno global, pues sucede a nivel europeo y también se da en América. En la inmensa mayoría ha influido un proceso de alejamiento de su religión, lo que motiva que inicien un camino de búsqueda. También hay mucha gente que se acerca al islam con un carácter crítico y descubre que es algo muy diferente a lo que pensaban”, señaló.
6.017 presos musulmanes en las cárceles españolas sin control alguno
El 90% de los presos musulmanes son de origen argelino o marroquí, Constituyen el 10,4% del total de la población reclusa y no existe ninguna medida especial de control prevista por las autoridades pese a tratarse de un colectivo de alto riesgo muy susceptible de caer en las redes que colaboran con el terrorismo islámico. Así lo denuncia un informe realizado por Athena Intelligence, una red de expertos en terrorismo internacional, y el sindicato de prisiones Acaip, que advierte del “escaso control” que se ejerce sobre estos internos y sus visitantes, entre los que pueden encontrarse “personas de especial autoridad salafista yihadista”.
El sindicato Acaip ha denunciado, por ejemplo, que en la cárcel valenciana de Picassent, Valencia hasta “40 ministros religiosos” visitan a los internos musulmanes sin ningún tipo de control. Incluso en la cárcel de Topas (Salamanca), 300 presos musulmanes han convertido el aula taller de la prisión en su mezquita particular, sin que prisiones haya puesto coto a tal práctica.
El informe también denuncia el papel que desempeñan los 142 presos encarcelados por terrorismo islamista. Están distribuidos en 25 cárceles y el 15% de ellos (21) no están en módulos de aislamiento, sino que conviven con el resto de reclusos, a los que adoctrinan sin obstáculo alguno.
La reciente operación policial desarrollada en Barcelona ha descubierto una red islamista afincada entre el principal colectivo de inmigrantes musulmanes de la ciudad condal, el paquistaní. Pero no debemos olvidar que son los marroquíes el principal contingente de inmigrantes musulmanes afincados en España. Estos son el principal objetivo del antiguo Grupo Salafista para la Predicación y el Combate (GSPC), de origen argelino y del Grupo Islámico Combatiente Marroquí y los seguidores del movimiento Takfir wal Hijra (Anatema y Exilio), que están captando nuevos adeptos en Marruecos, Túnez, Mauritania, Malí y Chad, entre otros países.
Una labor de captación que tiene entre los presos de dicha nacionalidad un especial peligro, dados los factores de riesgo que ofrecen, factores que parece nuestras autoridades no tienen mucho en cuenta a la hora de regular su situación y control dentro de las cárceles españolas.
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