La conexión Palestina-Latinoamérica

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El pasado miércoles (8.8.2018), el nuevo Gobierno de Colombia anunció que el Ejecutivo anterior, encabezado por Juan Manuel Santos, había reconocido a Palestina como Estado. Aunque Israel reaccionó de inmediato, pidiéndole al presidente Iván Duque que revirtiera la decisión de su predecesor, Bogotá sólo alcanzó a responder que las implicaciones del caso serían analizadas cuidadosamente. A juicio del politólogo Fernando Mires, profesor emérito de la Universidad de Oldenburg, es poco probable que la medida sea derogada. De ser así, sólo falta que Panamá siga el paso de su vecino sureño para que Palestina sea considerado como un país libre, independiente y soberano por toda América Latina.

“Creo que ese gesto de solidaridad con Palestina es una respuesta a la política expansionista del primer ministro israelí Benjamin Netanyahu. La cuestión palestino-israelí es compleja porque ambas partes recurren a argumentos políticos y jurídicos legítimos para apuntalar sus posiciones, pero el asunto se ha vuelto más espinoso desde que en Israel se apela a textos religiosos con miras a justificar la ocupación de los territorios palestinos. Hoy estamos a años luz de la solución de dos Estados que hace algún tiempo parecía estar al alcance de la mano”, dice Mires, agregando que también la actual política de Estados Unidos para Israel puede haber inspirado a Santos a reconocer al Estado palestino.

Oslo Juan Manuel Santos Nobelpreis (Getty Images/N. Waldron)Juan Manuel Santos al recibir el Premio Nobel de la Paz. (10.12.2016)


El “efecto Trump”

“El presidente Donald Trump no sólo declaró apresuradamente que su país consideraba a Jerusalén como la capital de Israel, sino que lo hizo sin consultar siquiera a los otros Estados occidentales. La cuestión palestino-israelí calza mejor en el ámbito multilateral que en el estrictamente bilateral. Al insistir en abordar la materia a escala bilateral, Estados Unidos crea animosidades innecesariamente; la política de Washington para Israel dificulta que América Latina pueda desarrollar una mejor relación con Israel”, señala el experto de Oldenburg. A sus ojos, los países al sur del Río Bravo tienen cada vez menos razones para verse reflejados en la política exterior estadounidense o para alinearse con ella.

“En términos políticos, los organismos multilaterales tienen preponderancia para los latinoamericanos. Y, en términos económicos, China está desplazando poco a poco a Estados Unidos como socio comercial; eso influye sobre la política exterior de las naciones latinoamericanas”, explica Mires. No todos comparten su opinión. Después de todo, Guatemala y Paraguay optaron por trasladar sus embajadas de Tel Aviv a Jerusalén, siguiendo el ejemplo de Estados Unidos. Mohamed Odeh, uno de los funcionarios a cargo de los Asuntos Latinoamericanos en Fatah –el partido del presidente palestino Mahmud Abás–, acusa a la Casa Blanca de sobornar a otros países pobres del subcontinente para que hagan lo mismo.

USA Donald Trump zum Atomdeal mit Iran (picture-alliance/Xinhua/T. Shen)Donald Trump ordenó mudar la embajada estadounidense a Jerusalén.

Los temores de Fatah

“La influencia estadounidense en esa región es muy poderosa”, lamenta también Fayed Saqa, diputado de Fatah. En mayo de 2018 se informó que Palestina abriría embajadas en Bolivia y Ecuador. Por esos días, Abás viajó a Venezuela, Chile y Cuba para robustecer los vínculos de Palestina con esos países. Al mismo tiempo, uno de sus subalternos le comentaba a la agencia de noticias EFE que la conexión con Latinoamérica se había debilitado a causa de errores cometidos en Ramala, sede de la presidencia palstina: “En Honduras hay cien mil palestinos, pero nadie se ocupa de ellos”, esgrimió bajo condición de anonimato, acotando que no se le sacó provecho a la auspiciosa coyuntura del período 2010-2012.

Entonces todavía predominaban Gobiernos de izquierda en la América de habla hispana. “Ahora hay Gobiernos populistas que tratan de buscar legitimidad al amparo de Trump, acercándose a Israel (…) La situación que hoy se ve en América Latina es la peor que ha habido en treinta años”, añadió el funcionario palestino consultado por la agencia de noticias española, citando la cantidad de respaldos obtenidos en las Naciones Unidas durante los debates sobre la violencia registrada en Gaza. Según el informante, Palestina ha perdido progresivamente el apoyo de las naciones caribeñas, Argentina, El Salvador, Guatemala, Honduras, Paraguay, Uruguay y Chile, el país con la mayor comunidad palestina fuera de Israel y el mundo musulmán.

Benjamin Netanjahu und Mahmud Abbas (picture-alliance/dpa/U. Sinai/A. Safadi)El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu (izq.), y el presidente palestino, Mahmud Abás.

Ola de reconocimientos

En su análisis América Latina y la cuestión palestina, publicado por la revista iberoamericana de Filosofía, Política y Humanidades Araucaria, la especialista en Ciencia Política Cecilia Baeza describía la evolución de ese enlace con un tono más optimista: “El interés de América Latina por la cuestión palestina se ha hecho visible a nivel internacional sólo recientemente con la ola de reconocimientos del Estado palestino entre diciembre de 2010 y marzo de 2011. La incorporación de esta temática en las políticas exteriores de los Estados latinoamericanos no es nueva, sin embargo”, alertaba Baeza. Entre 1947 y 1990, las posturas latinoamericanas de cara a Palestina fueron moldeadas por la influencia estadounidense en el contexto de la Guerra Fría.

“Si bien América Latina nunca desempeñó un papel sustancial en la mediación internacional del conflicto en el Medio Oriente, la centralidad del tema en las Naciones Unidas y la necesidad tanto para Israel como para los palestinos de diversificar sus alianzas internacionales, hizo que los Estados latinoamericanos fueran regularmente convocados para tomar partido”, apuntaba la experta de la Universidad de Brasilia. “Para que Palestina pueda defender cabalmente sus derechos en la ONU, es necesario que su carácter de Estado-Nación sea reconocido jurídicamente, no sólo de facto”, observa Fernando Mires, celebrando la moción puesta en marcha por Juan Manuel Santos poco antes de abandonar la Casa de Nariño.

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