Al escribir estas líneas se han reportado en Israel 200 casos de enfermos afectados por la corona; dos en estado grave, ningún muerto. Panorama relativamente alentador si se le compara con el triste panorama en Italia y España. Rusia ha renovado la cortina de otros tiempos y muy poco se sabe a la fecha sobre el tema, excepto el temprano cierre de su frontera con China apenas se tuvieron las primeras noticias sobre la epidemia.
La ausencia de un gobierno convenido y estable complica los dilemas de Israel. El gobierno ha ordenado utilizar medios no convencionales de detección de enfermos que no se presentan en los hospitales, medios que regularmente se emplean para identificar probables terroristas. Medida extrema que ha merecido opiniones divergentes en la ciudadanía. La suspensión de actividades públicas afectará también a los tribunales de justicia, incluyendo al que en los próximos días debe empezar a considerar los cargos a Netanyahu.
En el curso de esta semana el presidente Rivlin llamará a los líderes del Likud y Azul y Blanco con fin de considerar el levantamiento de un gobierno de coalición. Las posibilidades no son claras. El partido dirigido por Ganz reclama el liderazgo y confía que en el interior del Likud se verificará una rebelión en contra de su líder. Perspectiva que en este momento se antoja lejana.
La suspensión de clases en universidades y escuelas obliga el uso masivo de medios cibernéticos – televisión y computadoras personales – para suplir el contacto personal. Y los días de Pesaj, normalmente marcados por amplias reuniones familiares, cambiarán considerablemente su carácter. Sin embargo, la calma – incluso el buen humor – aún se mantienen en la vida cotidiana. Horas más graves conoció este país.
Artículos Relacionados: