La Cuestión judía. Antonio Escudero Ríos conversa con el periodista, escritor y político cubano Carlos Alberto Montaner

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A Iosif Varga, el amigo que vino de la Transilvania y con un singular amor a Israel.
El hombre no puede encontrase plenamente más que por la entrega desinteresada de sí mismo.
Gaudium et Spes, 24.

1 – ¿Le parece contradictorio que un pueblo tan definido como el judío se haya constituido sobre unos caminos hechos al andar?

De alguna manera, eso es lo que sucede siempre. Los “padres fundadores”, pues siempre los hay, parten de unos presupuestos, pero los resultados van alejándose de ellos en la medida en que intervienen las decisiones humanas, las circunstancias históricas, los hallazgos científicos y el resto de los factores que determinan el perfil de las naciones. Tenemos la ilusión de vivir en un mismo país, pero no es verdad. Si Abraham o Moisés hoy llegaran a Israel sentirían que es un mundo irreconocible, totalmente ajeno. Lo mismo le ocurriría a Jefferson si abre nuevamente los ojos en la patria de Trump y de Hillary Clinton. El verso de Antonio Machado, “se hace camino al andar” es una obviedad.

2 –Teniendo en cuenta que no hay pueblo como el judío que se haya constituido sobre las Escrituras como ley y mandato divino, ¿serían los profetas los primeros constructores de la historia –tal como la entendemos– no solo empujada desde atrás, sino reclamada desde delante, desde el futuro?

Como no soy creyente, al igual que la mitad de los pobladores de Israel, veo el aspecto religioso con mucho interés y respeto, pero sin tomarlo al pie de la letra. Me interesa mucho más el fenómeno extraordinario del Israel moderno, una democracia liberal de primer mundo, realmente desarrollada y progresista (una palabra de la que se han apoderado los colectivistas que nada progresan). Hay que defender a los judíos por su condición de seres humanos permanentemente perseguidos, especialmente desde la aparición de la secta cristiana y su conquista espiritual de Roma, pero la causa de la existencia de Israel me parece más relevante.


Lo que ha hecho ese pequeño Estado es la gran hazaña política y social del siglo XX. Por eso me parece terriblemente obscena y peligrosa la campaña BDS (Boicot, Desinversiones y Sanciones) planificada por los grupos islamistas e implementada por la izquierda antisemita en tantas universidades y gobiernos regionales. Si ese asalto contra Israel no se logra detener a tiempo puede afectar el futuro de esta nación. A esa izquierda dura y colectivista, que simpatiza con la dictadura cubana y con el desastre chavista, profundamente antisemita, no le conviene combatir a los judíos, sino a Israel.

El pueblo judío, dicho sea de paso, no es único escogido por los dioses (en plural) para realizar sus designios. Los mayas creían lo mismo de sus orígenes. El Popol Vuh, escrito en quiché, cuenta que sus deidades hicieron a los hombres con maíz amarillo y blanco para “que llevaran la cuenta de los días”. Es decir, los dioses estaban preocupados por la historia y necesitaban seres humanos para que los adoraran y la conservaran, algo tangencialmente parecido al acuerdo entre Abraham y Jehová. Los aztecas también estaban convencidos de haber sido elegidos por el dios-sol para que aseguraran su diaria aparición, sin la cual la vida no sería posible. Esos mitos fundacionales son más frecuentes de lo que se cree. La capacidad de fabulación de los seres humanos, y su necesidad de darles importancia y sentido a sus vidas no tiene límites.

3 -Parece que el pueblo judío, más que la reivindicación de un espacio, ha estado buscando el tiempo, su tiempo, su historia, ¿es también ése su parecer?

Si hay un elemento que vincula a las personas es la necesidad de pertenecer, y, en el caso del pueblo judío, el espacio es una de las principales claves. Los judíos reivindican un espacio, porque “la tierra prometida” forma parte de su historia, de la razón de ser del pueblo, y ese poderoso relato ha acabado por ser un aglutinante enérgico. Los judíos tienen muy arraigado ese sentimiento, pero multiplicado por los depredadores a los que han debido enfrentarse. Se ha dicho muchas veces, pero hay que repetirlo: el permanente acoso de los enemigos ha servido de acicate a la unión de muchos judíos.

4- — ¿No cree que la historia, en el caso de los judíos, más que una historia basada en el progreso es una historia sagrada, es una historia acrónica de la divinidad en los hombres, de la palabra de Dios hecha escritura, una y otra vez?

Creo que el azar, como tantas veces, ha guiado la historia del pueblo judío por caminos imprevistos. Desde mi perspectiva, no creo que Dios haya decidido nada. El acoso de los enemigos, desde que Roma imperaba en el Mediterráneo, precipitó al exilio a miles de judíos, que eventualmente se convirtieron en millones. Los que se asentaron en ciertas ciudades europeas, evolucionaron con ellas y recibieron la impronta de la Ilustración, a la que muchos de ellos enriquecieron, acabando, siglos más tarde, creando, primero, el espléndido fenómeno de la judería europea más próspera y desarrollada, y cuando ésta fue destruida por la barbarie nazi, los sobrevivientes, instalados en Israel, consiguieron el milagro de renacer en ese infértil arenal para beneficio de ellos y de todo el planeta. He dicho muchas veces, y ahora repito, que para el planeta, Israel es un prodigioso think-tank que nada le cuesta. Mi cuñada, por ejemplo, tal vez pueda prolongar su vida varios años gracias a una nueva medicina israelí dedicada a combatir cierto tipo de cáncer linfático que, hasta ahora, era intratable.

5 -¿Cómo se combina según usted la depurada individualidad judía con el sentimiento de colectividad de este pueblo?

Esa dualidad es magnífica y es bueno que esté acentuada. Los pueblos en los que prevalece el sentimiento de colectividad son menos creativos y se pierden en los aspectos ceremoniales y simbólicos de nuestra curiosa especie. Los individuos, en cambio, son creativos.

6 -Hay una ambivalencia contradictoria entre las gentes respecto al judío. Por una parte es un pueblo respetado y temido, por otra parte, hay una actitud de rechazo hacia él, que se manifiesta en expresiones populares y despectivas, por ejemplo «perro judío», «hacer una judiada», «ser un fariseo», etcétera. ¿Qué opina de ello?

El lenguaje es un registro estratificado de la evolución de las costumbres, los prejuicios y la siempre cambiante cosmovisión. Judíos y cristianos, entonces sectas de la misma etnia desde la perspectiva romana, fueron acusados del incendio de Roma en época de Nerón. A partir de esos conflictos los judíos, muy especialmente desde el siglo IV, tras la cristianización de Roma, se convirtieron en los perfectos chivos expiatorios. Este fenómeno se expresó en el lenguaje, como siempre, porque es el requisito necesario para formular los prejuicios. Se les llamó “tacaños”, “explotadores”, “sucios”, “sanguijuelas”, “traidores” “conspiradores” y otras mil cosas, con el objeto de tener las excusas morales que se requerían para maltratarlos, esquilmarlos y hasta asesinarlos. La izquierda hereda esa tradición antisemita. Ya no acusa a los judíos de envenenar los pozos o de matar niños cristianos para beberse la sangre, pero sí de exterminar a los palestinos y de controlar a los países y los sistemas financieros en beneficio de Israel. Las supersticiones son otras, pero el origen es el mismo.

7 -Existe una penetración de lo judío en lo sagrado –incluso en el pensamiento de sus prohombres más modernos y racionalistas– como temor de Dios, como acatamiento del mandato divino, como escritura sagrada. Es curiosa, ¿No cree? esa mezcla entre racionalismo científico y acatamiento de la divinidad.

La observación de que nuestra civilización es judeo-cristiana es correcta. Lo es hasta la médula. Ahí están los fundamentos morales del mundo occidental, de la misma manera que sigue vive en nosotros la mirada grecolatina, y, poco a poco, desde este sustrato se ha ido colonizando al resto del planeta. Pero su ética, que es válida, va alejándose de los orígenes religiosos, en la medida en que la razón y la ciencia van despejando nuestra comprensión de los fenómenos naturales. No se trata de que Dios haya muerto, como se dijo hace varias décadas, sino de que cada vez es menos necesario para explicar la realidad.

Acerca de Antonio Escudero Ríos

Nació en 1944 en Quintana de la Serena, Badajoz. Hizo las carreras de Filosofía y Publicidad en Madrid en donde reside desde 1960. Es editor literario e investigador de Judaica. Ha realizado ediciones facsimilares de la Guía de los Perplejos, el Cuzarí y de la obra de Isaac Cardoso. Dirigió las Jornadas Extremeñas de Estudios Judaicos en Hervás, en 1995, con Haim Beinart. Fue Director de las Actas del mencionado Congreso, publicadas en 1996. Colaborador en las revistas judías Raíces, Los Muestros, Maguem y Foro de la vida judía en el mundo, entre otras publicaciones. Creador, junto a otros entusiastas, de la Orden Nueva de Toledo, Fraternidad dedicada a la defensa plural de Israel y el Líbano cristiano, así como combatir el antisemitismo. Ha plantado miles de árboles, y construido, con Don Jaime Botella Pradillo, un jardín dedicado a los Justos de las Naciones en Las Navas del Marqués, en tierras de Castilla.

2 comentarios en «La Cuestión judía. Antonio Escudero Ríos conversa con el periodista, escritor y político cubano Carlos Alberto Montaner»
  1. Lamentamos profundamente la muerte de un gran hombre ,lucido ,inteligente y bueno. Y un gran combatiente contra la tirania comunista cubana

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  2. Espléndida entrevista sobre la Cuestión judía con un gran escritor cubano y combatiente anticomunista que acaba de fallecer . Amaba a Israel y las causas justas .Descanse en paz y rezamos por su eterno descanso en brazos del Eterno.

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