Cada vez nos llegan más noticias sobre de niños y adolescentes que sufren depresión y ansiedad a causa del acoso al que los someten sus compañeros. El acoso escolar o bullying no es nuevo, pero se ha visto lamentablemente reforzado por la tecnología, una tecnología que permite a los acosadores continuar con las burlas fuera del entorno de la escuela.
Hoy en día son muchos los niños que tienen acceso a Internet a través de dispositivos móviles que pueden llevar a cualquier sitio. En estos entornos el control es difícil de mantener y un gran porcentaje de niños son víctimas de otros niños que lleva sus burlas a las redes sociales y a programas de mensajería instantánea.
Este bombardeo constante de mensajes hirientes puede llevar a los niños que lo sufren a padecer trastornos de depresión y ansiedad y a desarrollar miedo a relacionarse con otras personas. Es un problema muy serio al que cada día se enfrentan padres y educadores y que debe atacarse desde antes de que empiece para poder solucionarlo.
Internet no es una tierra sin ley
La posibilidad de anonimato aparente que ofrece la red puede animar a muchos niños inconscientes a unirse a corrientes negativas y acosar a otros niños, ya sea por divertimento, porque sienten que no hacen algo tan malo o porque no quieren ser ellos las víctimas.
Otro grupo de niños y adolescentes se hacen la vista gorda y no actúan ante una situación así justamente porque no perciben el verdadero daño que se puede ocasionar con el acoso y porque no quieren ponerse en el punto de mira de quienes lo llevan a cabo.
Pero Internet no es un lugar en el que todo vale. Se debe enseñar a los niños desde muy pequeños que, aunque haya una pantalla de por medio, se están relacionando con personas y que esas personas merecen el mismo respeto y consideración dentro y fuera de la red.
Una educación en valores positivos, que enseñe a los niños que se debe respetar a los demás y que insista en que la burla y la humillación no están bien, aunque parezca un mero entretenimiento, es fundamental para que a medida que crezcan, no incurran en conductas que afecten de forma negativa a otros niños.
Los padres deben dar ejemplo
Para inculcar estos valores positivos en los niños, los padres deben actuar como esperan que lo hagan sus hijos en el futuro. El respeto a los demás es clave para que los niños imiten las conductas positivas que ven en sus padres.
El lenguaje que se utiliza cada día, la forma de referirse a otros y la forma de trata a los propios hijos tiene una gran influencia en la construcción de su personalidad. Se debe ser consciente de que como padres, se es un modelo a seguir, por lo que se debe prestar mucha atención para que nuestros actos transmitan a los hijos aquello que decimos con nuestras palabras.
Cómo reaccionar ante el acoso
Si los padres detectan que su hijo puede ser víctima de acoso escolar debe actuar cuanto antes, buscar ayuda en su escuela y notificar del problema para que pueda hacerse un seguimiento del caso y evitar que aumente en intensidad. Se debe transmitir al niño que no está solo y que puede hablar de lo que le ocurre para que se le pueda ayudar y apoyar.
Si en cambio se sospecha que un hijo puede estar acosando a otros de sus compañeros, los padres deben tomar cartas en el asunto para cortar esta actitud lo más pronto posible. Cuanto antes se detecte este comportamiento, más fácil será que el niño no tenga muy afianzada esta actitud y será más fácil conseguir que el niño comprenda que debe rectificar y cesar en esa actitud.
Lo más importante es el trabajo conjunto entre padres y escuela para trabajar cada caso de forma individualizada, para encontrar las mejores herramientas para solucionar una situación de acoso.
La educación en valores debe extenderse a todas las formas de comunicación e interacción entre las personas, para que relacionarse cara a cara o a través de la pantalla se entienda como lo mismo, relacionarse con otras personas, con sentimientos, sensibilidades e inquietudes como las nuestras.
Más información: www.maternidadfacil.com
Artículos Relacionados: