La efectiva ayuda militar checa al incipiente Estado judío

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Recién volví de un paseo por Praga y en el camino pasamos por Haradec Kralove, donde se encuentra la base de la Aviación checa. La guía mencionó brevemente un tema del cual poco se sabe y se habla. Sólo después de 60 años se hizo público uno de los episodios más fascinantes en la historia de las relaciones entre países del bloque comunista y el Estado de Israel.

Hace casi tres años circularon volantes en toda Praga, la capital de la actual República Checa, en donde resaltaban el nombre y la bandera de Israel. Los volantes anunciaban la apertura de una exhibición en el Museo Militar de Praga, bajo los auspicios del Ministerio de Defensa checo. Usando fotografías, copias de viejos documentos y modelos de armas y uniformes ya fuera de uso, trataron de documentar la ayuda militar proporcionada por Checoslovaquia en 1948 al recién surgido Estado de Israel, durante uno de los períodos más difíciles de la Guerra de Independencia.

Aunque duró sólo un año, fue un período sumamente importante en la historia de la guerra, y David Ben Gurión declaró en alguna ocasión que gracias a esa ayuda, que incluyó los famosos rifles checos y aviones, el ejército de defensa israelí pudo ganar la guerra. A pesar de la considerable importancia que tuvo esta ayuda, recibió poco reconocimiento público en Israel, en la comunista Checoeslovaquia, y aun en la República Checa post comunista. Solamente a 20 años de la caída del comunismo, ha empezado a cobrar interés.


Un deliberado olvido

El deliberado olvido en que se mantuvo este episodio por más de medio siglo es resultado de razones políticas evidentes y comprensibles. El Gobierno comunista de Praga no tenía interés en destacar la ayuda militar proporcionada a un Estado que posteriormente se convertiría, a sus ojos, en el agente indiscutible del imperialismo norteamericano en Oriente Medio. Tampoco el Gobierno anti comunista establecido a la caída de aquél tenía interés en destacar ese episodio.

Se sabe con certeza que la ayuda prestada a Israel por Checoslovaquia fue promovida y programada por la Unión Soviética. A su vez, los diversos Gobiernos israelíes se sentían políticamente incómodos al recordar que las armas que salvaron al ejército judío en 1948 provenían del bloque comunista, como consecuencia del embargo de armas impuesto por los Estados Unidos a Israel.

En enero de 1948 fue firmado el primer acuerdo de venta de armas con Checoslovaquia, a dos meses de declarada la participación y cuatro meses antes de la creación del Estado. Casi inmediatamente Ben Gurión se dedicó a buscar a quienes pudiesen proporcionar armas a las fuerzas de defensa de Israel, sólo para encontrarse con que las fuentes legales, tanto en los Estados Unidos como en los países europeos, estaban cerradas ante las instituciones del Estado judío en formación. Las únicas posibilidades eran la adquisición ilegal de armas y una solicitud al bloque soviético.

Con la aprobación de Ben Gurión y Moshé Sharet, los representantes de la Agencia Judía cerraron el trato por la parte israelí; y por el otro, los representantes del régimen comunista recién establecido en Checoslovaquia. Estos, por su parte, actuaban con el conocimiento de la Unión Soviética, que había votado el Plan de Partición y seguía apoyándolo, a diferencia de los Estados Unidos e Inglaterra, que se abstuvieron de ayudar al iniciarse el conflicto armado. En realidad el Gobierno de Stalin trató de aprovechar el embargo de armas impuesto por los Estados Unidos a Oriente Medio (y de hecho sólo a Israel) para acercarse al Estado judío.

Ese contrato firmado en enero estipulaba que Checoslovaquia proporcionaría cerca de 50.000 rifles (que siguieron en uso 30 años después), 6.000 ametralladoras y cerca de 90 millones de balas. Pero los contratos más importantes fueron firmados a fines de abril y principio de mayo: prometían proporcionar 25 aviones de combate Messerschmitt e incluían el entrenamiento de pilotos y técnicos israelíes en tierra e instalaciones checas. Los aviones Messerschmitt fueron desarmados y transportados a Israel en grandes aviones piloteados por norteamericanos, operación conocida como Velveta 2. Armados posteriormente en Israel, jugaron un papel muy importante en detener el avance del ejército egipcio al sur de Ashdod.

Durante la segunda mitad de 1948 continuó la ayuda con la entrega de 56 aviones Spitfire, que fueron traídos a Israel por pilotos israelíes entrenados en Checoeslovaquia. Entre ellos estaban el ya fallecido Moti Hod, quien sería posteriormente comandante de la Fuerza Aérea, y Dany Shapira, quien fue el primer piloto de pruebas de la Industria de Aviación Israelí, a quienes conocí. Entre otros pilotos israelíes se encontraba Ezer Weizman, el futuro presidente de Israel, quien aprendió a volar los Messerschmitts en Checoslovaquia.

La mayoría de los primeros pilotos israelíes, incluyendo a Weizman, eran veteranos del ejército británico, y sólo sabían pilotear los aviones usados por Inglaterra, durante la Segunda Guerra Mundial, mientras que el Messerschmitt fue usado por el ejército alemán durante esa guerra. Esta puede ser otra razón de tipo psicológico, que se unió a la política para determinar que la ayuda checa se borrara de la memoria: la mayoría del equipo militar que proveyeron era alemán, construido en plantas militares industriales en territorio checo ocupado por los nazis. Aun los uniformes exhibidos, entregados a los israelíes durante su curso de entrenamiento en Checoslovaquia, fueron usados por el ejército nazi.

La curadora de esa exposición fue Shosh Dagán, esposa del general retirado Nejemia Dagán. Hace unos siete años organizó una modesta exhibición en el Consulado checo en Nueva York, el cual tenía interés en mejorar sus relaciones con la comunidad judía en los Estados Unidos, mostrando la ayuda militar que prestaron a Israel. Posteriormente visitó Israel, como invitado de la Fuerza Aérea, el director de tres museos que operan bajo los auspicios del Ministerio de Defensa checo. Shosh Dagán se encontró con él, le mostró las fotos de la exposición de Nueva York y sugirió organizar una similar en uno de los museos bajo su cargo; y así fue invitada a ser la curadora de la exposición en el Museo del Ejército Checo.

La exposición en Praga fue mucho mayor que la de Nueva York. Además de las fotos que Dagán reunió en Israel, agregó documentos que localizó en los archivos checos con ayuda de historiadores de este país. Las fotos muestran, entre otras cosas, las bases en las cuales se entrenaron los israelíes, los edificios que alojaron a las diversas delegaciones israelíes, versiones de los acuerdos firmados por los dos países, correspondencia interna del Gobierno checo que se refiere a los aspectos logísticos de la ayuda (algunos en checo original y algunos con traducción al inglés) y a los instructores checos encargados del entrenamiento.

El miedo de hablar persiste

Comentó Dagán que al encontrarse con algunos de ellos, que hoy tienen más de 80 años, tuvo la impresión de que tenían aún miedo de hablar, pues durante muchos años era peligroso el solo mencionar el episodio. Verificaban constantemente si alguien escuchaba la conversación, y sólo al recordar anécdotas del entrenamiento se soltaron un poco. Pronto resultó que recordaban el nombre de cada uno de sus alumnos, y que admiraban y aún admiran a la Fuerza Aérea israelí.

En la exposición se exhibieron los uniformes y ejemplos del famoso rifle checo. Se pensó en exponer asimismo un viejo avión Spittfire, que se exhibe en el Museo de la Fuerza Aérea Checa, pero finalmente se desistió.

Dagán mencionó que los directores del Museo de Praga, todos ellos empleados del Ministerio de Defensa checo, le permitieron organizar la exposición como quisiese sin darle instrucciones sobre el contenido político. Sin embargo, convinieron que ellos agregarían una parte para mostrar el favorable tratamiento recibido por los sobrevivientes del Holocausto que regresaron a vivir a Checoslovaquia.

Es obvio que a través de esta exposición el Gobierno checo quiere proyectar una imagen pro occidental. Sin embargo, para realzar esta imagen hubo hechos que no se mencionaron, como el de que Stalin quería desalojar a los ingleses de la región y estaba convencido de que la ayuda prestada reforzaría la orientación del naciente Estado hacia la órbita pro soviética.

En mi anterior visita a Praga, hace unos cuatro años, me llamó la atención un documento exhibido en el pequeño museo establecido en la parte superior de la recién reconstruida Sinagoga Española en el barrio judío. En él se menciona el hecho de que Stalin estaba seguro de que Ben Gurión, siendo socialista, apoyaría a la Unión Soviética. No es pues una coincidencia que en enero de 1949, después de las primeras elecciones a la Knéset en las cuales Mapai ganó y los partidos pro soviéticos perdieron, la ayuda se suspendió completamente.

Esta exposición hizo justicia al pueblo checo y expresó el agradecimiento del Estado de Israel por la ayuda recibida a nivel personal y humano, sin tratar de exponer razones políticas y diplomáticas.

Fuente: Aurora

Acerca de Tzila R. de Chelminsky

Nacida en México y cursando sus estudios hasta la preparatoria en planteles de la red judaica, obtiene en la UNAM el título de Licenciada en Economía.Su actividad social en México y en Israel ha sido intensa, llegando a ser Presidenta de varias organizaciones. En Israel ha sido fundadora y directora del Fondo Rosario Castellanos para llevar a esas tierras la cultura mexicana. Ha sido agregada cultural de la Embajada de México en Israel de 1993 a 1998 y asesora en asuntos culturales hasta el día de hoy. Colaboró en varios periódicos y revistas en México y desde hace 13 años escribe mensualmente desde Israel en "Foro".

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