Todas las mañanas, al despertar, pasa por mi mente el privilegio que tengo de dedicarme a lo que me gusta, a compartir con muchos los secretos que tiene el curioso arte de vivir.
El trabajo diario, el viaje a mi interior se complementa con la investigación cotidiana, con la búsqueda en todos los medios de aportaciones al pensamiento.
Hoy les comento un grupo de artículos médicos que nuevamente confirman mucho de lo que hemos dialogado por esta vía, todo lo que sostengo en mis conferencias.
La medicina cuantifica lo que hace años, a su saber de ese tiempo, parecían cosas de iluminados o meditadores: la confianza en uno mismo, la ilusión y el entusiasmo tienen la capacidad medible de favorecer funciones superiores del cerebro.
En términos médicos constatan que la zona prefrontal del cerebro, el lugar donde se lleva a cabo el pensamiento más avanzado y la invención del futuro; donde son valoradas las alternativas y las estrategias de solución del conflicto y la toma de decisiones está influida en mucho por el sistema límbico; el cerebro emocional.
Dicho de otra forma lo que el corazón quiere sentir la mente se lo muestra.
Surge hoy en la ciencia médica una nueva rama que se conoce con el nombre de Psiconeuroinmunobiología. Esto significa el estudio de la conexión que existe entre el pensamiento, la palabra, la mentalidad y la fisiología del ser humano.
Es evidente que esto nos suene familiar. Para algunos que aún dudan de la Ley de Atracción y de sus efectos, del pensamiento y la palabra esto les obliga a modificar el paradigma tradicional y conservador de años.
Ahora se prueba científicamente que el pensamiento y la palabra son una forma primordial de la energía vital y que tienen la capacidad de interactuar con el organismo y producir cambios físicos muy profundos.
Muchos eran los escépticos y otros los que buscaban milagros para explicar una multitud de fenómenos y circunstancias inentendibles para ellos, está comprobado que una persona ilusionada, comprometida y con confianza en sí misma supera, con mucho, la trayectoria que cabría esperar de él y sus circunstancias.
Se ha demostrado recientemente, en muchos casos, que un minuto recreando un pensamiento negativo deja al sistema inmunológico en una situación delicada durante 6 horas.
El estrés, el agobio permanente, produce cambios sorprendentes en el funcionamiento del cerebro y en la constelación hormonal.
Estos cambios tienen la capacidad de lesionar neuronas de la memoria y del aprendizaje localizadas en el hipocampo; afecta la capacidad intelectual pues inexorablemente deja sin riego sanguíneo aquellas zonas del cerebro más necesarias para la toma de decisiones adecuadas.
Lo que resiste, persiste; lo hemos repetido constantemente.
La aceptación es el principio de la transformación.
Salir de la zona de confort, dejar atrás el campo de una “seguridad” falsa es la actitud que permite la realización y el cambio. Asumir circunstancias, pensar en positivo; entender que las palabras por sí mismas, mucho más si son producto del convencimiento, activan núcleos y procesos mentales que transforman nuestra vida.
Para concluir este diálogo les comparto que en la Universidad de Harvard se realizan estudios sobre el silencio y el viaje al interior que reducen hasta en un 80% la presencia de migrañas y dolores coronarios.
La decisión es tuya; es aquí y ahora.
¿Cuánto tiempo dedicas a tus pensamientos negativos? ¿Cuánto a tu silencio?
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