Resulta muy interesante analizar la vida de Yaakov, también llamado Israel, que se narra majestuosamente en la Biblia, sobre todo, cuando después de ser bendecido por su padre Yitzhak, tiene que huir de su casa, asesorado por su propia madre, Rivkah, para no ser perseguido por su hermano gemelo Esav, quien quería asesinarlo por dicha bendición, y fue precisamente durante esa huida, cuando en el camino, Yaakov, al descansar, soñó con la escalera que llegaba al Cielo en ese lugar tan profético para la religión judía.
Lo que hizo subsecuente Yaakov fue grandioso, mientras que su hermano Esav consolidaba un imperio: Edom, que hasta ahora existe, él comenzó a trabajar de empleado con su tío Laban y sus cuñados, ganando literalmente el salario mínimo, incluyendo los 7 años que tuvo que trabajar para ellos, para poderse casar humildemente con sus 2 primas: Leah y Rajel, y con las 2 acompañantes de ellas; y claro que así a Esav no le iba a importar la vida de su hermano Yaakov al considerarlo de mucho menor rango económico y social que él, incluso, Esav, tuvo como una de sus esposas a la hija de Ishmael, el patriarca del Pueblo árabe y hermano paterno de su padre Yitzhak, con la que tuvo descendencia de príncipes que hasta ahora gobiernan.
Pero, muy estratégicamente, cuando nació Yosef en la casa de su abuelo Laban, siendo el onceavo hijo varón de Yaakov, ya comenzó a capitalizarse, y a convertirse en un hombre muy poderoso, lo explica la Biblia de una manera muy descriptiva como Yaakov decide criar ganado con características de piel únicas, compitiendo con su suegro y sus cuñados, y superándose enormemente, parecido a lo que hizo Steve Jobs con Apple, y así fue como un día también decidió ir a la tierra de sus padres, y enfrentar a Esav, y, proféticamente, fue cuando en el camino de regreso soñó que luchaba contra el ángel que lo llamó: Israel, sueño con el cual nos consolidamos como pueblo y como nación.
Si Yaakov hubiera sido soberbio y hubiera enfrentado a Esav para vencerlo el día que lo bendijo Yitzhak su padre, que por sólo ese hecho lo hubiera logrado, no hubiera conocido a Laban, ni a sus 2 hijas, ni a las acompañantes de ellas, con las que tuvo a los 12 hijos varones patriarcas de todo el Pueblo de Israel, pero por suerte, Yaakov le hizo caso a su madre, y decidió ser humilde, trabajar como empleado con su tío Laban y sus primos, y esperar a que Dios y el Destino consolidaran su futuro.
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