Soy una parte pequeña
Dentro del gran mundo
Soy un hilo en una gran maraña de hilos,
madeja complicada y compleja.
Pero mis sentimientos y sensaciones,
Son tan grandes y reales,
A veces duelen y se ven como un caos y otras,
se convierte en la estructura que da sostén.
El nivel de soledad que se vive en la sociedad actual puede ser resultado de esa etiqueta contemporánea que pretende ser elegante. Consiste en hablar poco, ser minimalista en afectos y saludos, presentaciones y despedidas, hasta cuando das las gracias. A esto agregamos la nueva forma de comunicación que se establece a través de los distintos medios electrónicos modernos que transforman aún más la comunicación humana. La gente habla con su aparato y se siente fascinada.
Nos cuesta trabajo y nos duele no ser escuchados, tampoco queremos escuchar los problemas del otro, por lo que la relación queda sólo en lo superficial y el desapego entre las personas, se convierte en lo normal. Cuando quieres saber que le pasa al cuate con el que platicas en el gimnasio todos los días, en la alberca, en la oficina o en cualquier clase semanal a la que asistes eres frenado abruptamente.
Casi siempre te saludan muy amablemente pero cuando quieres pasar más allá del ¿Qué tal? Sientes una barrera que te hace sentir inoportuno e inadecuado. Hay que tener una cautela permanente que frena la espontaneidad y reduce los grados de cercanía real y cordialidad.
Cuando a Rosa le preguntan ¿como estás? Contesta siempre: muy bien aunque esto no sea cierto. Agrega: cada vez que he querido decir la verdad siento que no interesa realmente y que se espantan ante mi honestidad.
Luisa me contaba que tuvo un accidente en la clase de gimnasia y tuvo que irse al hospital urgentemente. Cuando sus compañeros la vieron al día siguiente, con muletas, nadie preguntó que había sucedido. Parecía que las muletas eran parte de mi atuendo diario dice sonriendo…
Estamos preparados para mantener diversas conexiones en contextos diferentes por lo que nos vemos inmersos en sacudidas sucesivas; como si cambiáramos el canal en la televisión. Tenemos gran capacidad de adaptación pero nos quedamos saturados ante un mar de relaciones divertidas y fáciles de reemplazar. Al final dejan un vacío interno. Muchas personas me han comentado que sienten la necesidad de una relación más fuerte e intensa y que pueden contar a los amigos con los dedos de una mano a pesar de ser populares socialmente. Estamos ante un mundo de incoherencia y contradicción en el que todo se vale; incorporamos fragmentos de los otros que se convierten en una pequeña voz que impone nuevas reglas. Sin embargo, percibo una necesidad interna que añora aquello cálido y tierno que sabemos puede existir en las relaciones humanas, pero no siempre aparece. Muchas personas me han comentado que sienten el anhelo de aquellas horas de indolente pereza en que los amigos examinaban juntos con esmero cada matiz de sus respectivas experiencias y los comentarios fortuitos abrían inesperadas y fascinantes perspectivas. Hay quien lo sigue haciendo, aunque en menor medida.
Esperamos más de lo que podemos obtener, la forma y profundidad de las relaciones sociales son diferentes por qué estamos más abrumados con lo que sucede alrededor nuestro y somos más egoístas. Escuchar al otro produce temor de verse hundido en la tristeza del otro.
Podemos comprender como surge esa etiqueta que se confunde con elegancia y que evita la intensidad en las relaciones dejando un vacío en el alma. ¡Siempre hace falta un amigo en quien confiar, no se busca quién te resuelva tus problemas, pero una buena oreja calienta el corazón! A lo mejor ha llegado el momento de tomar conciencia para transformar nuestro modo de convivir.
Si bien se han esfumado las amistades tan intensas, muchos se empeñan en afianzarse en las amistades estudiantiles o de la adolescencia y eso ya no es posible cuando las distancias físicas y mentales han surgido. Es importante comprender que aquellos que están lejos te siguen queriendo pero la distancia, el tráfico, condiciones de trabajo y de vida cambiaron la estructura antigua.
Podríamos decir que para muchos de nosotros, vivir en un mundo trivial nos deja insatisfechos. Por otro lado, saber que la forma de relación se ha transformado nos permite acomodarnos mejor a los nuevos modelos que surgen en la sociedad contemporánea.
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