La famosa Genizah de El Cairo

Por:
- - Visto 1874 veces

Muchos turistas que llegan a El Cairo y tienen interés por lo judío, visitan la antigua sinagoga Ezra de esa ciudad, sin ser conscientes del enorme tesoro histórico y bibliográfico que durante siglos almacenó ese lugar. Los manuscritos ahí encontrados contienen material sobre temas tanto bíblicos como rabínicos, así como otros tan diversos como política, finanzas, crímenes, vida familiar y educación, cultura y literatura, poemas, testamentos, amuletos, comunidades, forma de vida y hasta moda y gastronomía.

Algunos estudiosos del material sostienen que los contenidos de la Genizah de El Cairo son aun más importantes que los Rollos del Mar Muerto, puesto que éstos contienen la literatura religiosa de una pequeña secta que vivió en el desierto por algunos años, mientras que la Genizah de El Cairo revela la historia de un milenio de vida cotidiana judía, desde lo mundano hasta lo mágico. No hace mucho apareció en inglés un libro titulado Basura sagrada (Sacred Trash). El perdido y encontrado mundo de laGenizah de El Cairo, escrito por Adina Hoffman y Peter Cole, quienes durante 22 años la han estudiado e investigado.


Como ocurre muchas veces, acontecimientos importantes dependen de una simple racha de suerte. Un día a fines del siglo X1X (1897), dos damas escocesas se presentaron ante el Prof. Salomón Schechter, investigador y maestro de literatura rabínica en la Universidad de Cambridge, Inglaterra, pidiéndole que identificara un manuscrito que habían comprado en El Cairo durante su viaje al Oriente. Schechter, con gran excitación, se percató de que las dos damas habían traído en su equipaje nada menos que un fragmento original hebreo del Ecclesiasticus compuesto por Shimón Ben Yehoshúa Ben Sira cerca de 240 años antes de la destrucción del Segundo Templo, libro que no fue incluido en el canón bíblico judaico. Parte de este libro era conocido por citas ocasionales en fuentes hebreas, pero se había conservado primordialmente en la Iglesia Católica, en versiones griegas y círilicas, mientras que la version original en hebreo había desaparecido. Schechter entendió inmediatamente que existía una enorme probabilidad de encontrar fragmentos adicionales en el lugar de donde procedía éste: el ático de la sinagoga Ezra en El Cairo, que ya desde principio del primer milenio había sido usada como depósito de textos hebreos desechados.

Habían ya circulado rumores de escondidos tesoros en esa ciudad, pero este nuevo descubrimiento apresuró el viaje de Schechter a El Cairo, misión no fácil en aquella época. Schechter encontró allí casi un cuarto de millón de textos (250.000), almacenados durante más de 1.000 años y maravillosamente conservados por el clima seco de la región. Al escribirle a su esposa denominó ese tesoro como Genizahshmutz (basura de la Genizah). Durante su estancia en ese lugar contrajo una misteriosa enfermedad de la cual nunca se recuperó.


El Prof. Schechter estudiando los documentos
hallados en El Cairo.

Europa preservó gran parte de sus antiguos bienes espirituales en rollos de pergamino, trabajo de hábiles escribas, en su mayoría monjes especializados. Estos manuscritos fueron preservados en bibliotecas, en conventos y en castillos, y en muchos casos fueron destruidos por incendios o pillaje o por efecto de la humedad. Por su parte, la costumbre judía ordena no destruir textos que contienen escrita la palabra de Dios, o que merecen respeto por las letras hebreas sagradas en que están escritos, y que deben ser guardados en un sitio destinado a ese efecto. Esa era la función de la genizah, palabra que proviene del verbo hebreo lignoz que significa archivar, guardar o alejar de la circulación (aunque recientes investigadores aseguran que proviene del persa ganj, ‘tesoro escondido’).

A principios del siglo XX, la mayor parte de los manuscritos de la Genizah de El Cairo fueron transferidos a la Universidad de Cambridge. Esta institución no fue la primera en obtenerlos: la precedió la colección del Archimandrita Antonin, de la Iglesia Ortodoxa de Jerusalem; los fragmentos de pergaminos que compró a comerciantes en El Cairo fueron transferidos a lo que posteriormente se convertiría en la Biblioteca Nacional Rusa de San Petersburgo. Otros fragmentos fueron adquiridas por el viajero judío Elkanan N. Adler, quien las donó al Seminario Teológico Judío en Nueva York.

La colección de Cambridge vale más que su peso en oro. e incluye tanto fragmentos de la creatividad judía en las áreas culturales y espirituales, como un enorme cúmulo de documentos que reflejan la cultura material y costumbres de la antigua comunidad de la Tierra de Israel, que se refugió en El Cairo (Fustat) cuando se vio imposibiltada de continuar viviendo en su propia tierra. La vida de esta comunidad se vio afectada desde el siglo 1V hasta el X no sólo por las persecuciones cristianas y las conquistas musulmanas, sino también por frecuentes rivalidades entre diversas ramas del judaísmo, pues es conocido el hecho de que en esa ciudad existían tres sinagogas: una karaita y dos rabínicas, una de las cuales aceptaba el Talmud de Babilonia y la otra el de Jerusalem.

En la segunda parte del primer siglo de nuestra era, la comunidad de Babilonia empezó a alcanzar enorme poder y posición debido a la creación en sus escuelas rabínicas de la “Halajá” (ley religiosa judía). Esta obra quedó plasmada para la posteridad en el Talmud, usado como fuente legal indiscutida hasta nuestros días. Pero este desarrollo actuó en detrimento del legado de poesía, liturgia, cantos y leyendas generados por los judíos provenientes de la Tierra de Israel. Esta comunidad de refugiados continuó manteniendo en El Cairo su forma de vida y sus tradiciones poéticas, que no tuvieron continuidad a pesar de que la poesía y la liturgia eran conocidas por todos, porque la expansión de la influencia y la supremacía de la Ley Oral babilónica acalló su voz. La poesía de la comunidad de la Tierra de Israel ha llegado hasta nosotros a través de la Genizah de El Cairo con la clara voz de un coro enorme, con cientos de miles de textos, los únicos sobrevivientes de los miles de manuscritos perdidos y de cientos de composiciones de escritores silenciados.

Schechter hizo rápidamente famoso en el mundo el nombre de la Genizah. En 1910 publicó lo que se conoce como “El Pacto de Damasco”, una serie de leyes de un grupo judío separatista durante la época del Segundo Templo. Otros manuscritos de este grupo fueron posteriormente encontrados en recipientes de cerámica en las cuevas de Qumran en el Mar Muerto. En el estudio de los orígenes del cristianismo, los documentos de la Genizah han permitido descifrar los Rollos del Mar Muerto, ayudando a la reconstrucción del texto y a la comprensión del trasfondo de su redacción en Israel; los datos allí revelados sobre el culto de los fariseos y su forma de vida permiten hacer comparaciones y paralelos importantes con el material medieval proveniente de la Genizah.

El material musulmán proveniente de esa fuente es asimismo muy importante. Durante 450 años, desde 638 e.c., cuando cayó el Imperio Bizantino, hasta 1099, cuando se inicia el período de las Cruzadas, la Tierra de Israel estuvo bajo dominio musulmán, en un período de enorme florecimiento de la cultura árabe. En esta época se tragujeron e incluyeron al judaísmo grandes obras de filosofía, ética y ciencia, y continuaron los trabajos y comentarios sobre la Halajá. Estas obras, generalmente escritas en árabe con caracteres hebreos, pasaron al olvido al declinar la hegemonía árabe. Nuevamente, el respeto a los caracteres hebraicos hizo que se preservaran fragmentos de obras perdidas, en beneficio de la cultura judía.

La lista del material de la Genizah en bibliotecas privadas muestra el enorme bagaje cultural de los judíos de esos períodos. Los textos de medicina constituyen un capítulo especial. Recordemos que Maimónides, Nahmánides y Yehuda Haleví eran médicos y se ganaban la vida con esa profesión.

Hace varios años se presentó en el Museo Israel un exposición con documentos provenientes de la Genizah de El Cairo. Pudimos disfrutar de auténticas cartas de Maimónides, Yosef Caro (el autor del Shuljan Aruj), Yehuda Haleví. Entre esos formidables documentos había también textos de la vida diaria, como la carta de una mujer de Jerusalem cuyo marido había pasado ya dos años en Alejandría y planeaba una vacación en Turquía mientras había en Jerusalem una hija casadera para la que era urgente una dote (tema actual, ¿verdad?). También figuraban documentos sobre la comunidad karaíta en Jerusalem y sus costumbres; cartas de emigrantes provenientes de Ashkenaz, escritas con caracteres hebraicos en un idioma al que los árabes llamaron “allamand” (ídish); cartas del rey judío Kházaro a Hasdai Ibn Shaprut en la España del siglo XI. Una mujer de negocios en Alejandría relata con gran franqueza que tuvo un hijo extramatrimonial e hizo lo necesario para que la gente se enterara de quién era el padre, a fin de que ese hijo no tuviese problemas para casarse con una judía; también cuenta que fue expulsada de la sinagoga babilónica en Yom Kipur, lo cual no le impediría legarle una jugosa contribución en su testamento (¡adelantada la señora!).

La biblioteca de la Universidad Hebrea de Jersualem estableció un centro para reunir en fotografías las decenas de miles de fragmentos esparcidos por todo el mundo y de ese modo preservar la cultura y vida espiritual de las comunidades diaspóricas. Si no en castillos y palacios, por lo menos en fortalezas del espíritu; si no en el original, por lo menos en fotocopias; si no en manuscritos iluminados, por lo menos en restos y fragmentos. Recientemente, científicos en computación de la Universidad de Tel-Aviv comenzaron a emplear inteligencia artificial para reunir fragmentos de estos documentos de la Genizah, que constituyen la mayor colección medieval. Han reconstruido más de 1.000 documentos y en algunos meses han hecho más que en 110 años de estudio convencional, revolucionando la investigación. En el archivo hay cartas, documentos y manuscritos completos, pero la mayor parte son sólo unas cuantas palabras, o páginas fuera de contexto. Los fragmentos están esparcidos en el mundo en 70 diferentes bibliotecas y museos. Una página de una carta puede estar en

Philadelphia y la otra en Oslo. Actualmente la computadora puede determiner qué pedazo de documento se corresponde con cuál; y aunque esta técnica ya fue desarrollada hace una década, sólo recienemente se está aplicando al estudio de la Genizah. Se requerirá mucho tiempo para terminar la obra.

Acerca de Tzila R. de Chelminsky

Nacida en México y cursando sus estudios hasta la preparatoria en planteles de la red judaica, obtiene en la UNAM el título de Licenciada en Economía.Su actividad social en México y en Israel ha sido intensa, llegando a ser Presidenta de varias organizaciones. En Israel ha sido fundadora y directora del Fondo Rosario Castellanos para llevar a esas tierras la cultura mexicana. Ha sido agregada cultural de la Embajada de México en Israel de 1993 a 1998 y asesora en asuntos culturales hasta el día de hoy. Colaboró en varios periódicos y revistas en México y desde hace 13 años escribe mensualmente desde Israel en "Foro".

Deja tu Comentario

A fin de garantizar un intercambio de opiniones respetuoso e interesante, DiarioJudio.com se reserva el derecho a eliminar todos aquellos comentarios que puedan ser considerados difamatorios, vejatorios, insultantes, injuriantes o contrarios a las leyes a estas condiciones. Los comentarios no reflejan la opinión de DiarioJudio.com, sino la de los internautas, y son ellos los únicos responsables de las opiniones vertidas. No se admitirán comentarios con contenido racista, sexista, homófobo, discriminatorio por identidad de género o que insulten a las personas por su nacionalidad, sexo, religión, edad o cualquier tipo de discapacidad física o mental.


El tamaño máximo de subida de archivos: 300 MB. Puedes subir: imagen, audio, vídeo, documento, hoja de cálculo, interactivo, texto, archivo, código, otra. Los enlaces a YouTube, Facebook, Twitter y otros servicios insertados en el texto del comentario se incrustarán automáticamente. Suelta el archivo aquí

Artículos Relacionados: