El individuo puede ser liberal o conservador en sus valores, y ambos son respetados por el Estado siempre y cuando no infrinja las leyes. A la vez las leyes del Estado están basadas por un lado en la tradición, y por el otro en revoluciones y reformas que fueron moldeando, cambiando y adaptando a la tradición al desarrollo humano y a los avances del progreso.
El paso de la tradición a la constitución actual no es sino a través de muchos siglos de historia y transiciones, guerras y acuerdos, enseñanzas y luchas.
La primera en hablar de la libertad en el Estado moderno fue Francia tras la Revolución Francesa: “Libertad, Igualdad y Fraternidad”.
Sin embargo ya hablo la Tora sobre el concepto de la libertad. Libertad en el sentido de liberación, liberación de la esclavitud y opresión, y acceso a derechos y obligaciones, además formando a un pueblo, en un marco histórico, nacional y cultural.
Las leyes de la Tora en general son misericordiosas, y miran como traer beneficio al individuo. La mayoría de sus leyes civiles o criminales se resuelven mediante un sistema de compensación económica. Aunque existen casos, como en casos más graves de asesinato que rige la ley: “Si vienen a matarte, te levantaras para matar”. Es decir, la ley del derecho a defenderte a ti mismo.
Muchas cosas malas sucedieron en la Historia. Desde el asesinato de Caín a Abel hasta el Holocausto. El primer asesinato sobre el mundo fuera del paraíso ocurrió, y nos dice la Tora que el nombre Caín está relacionado a “envidia” mientras que el nombre Abel está relacionado a “duelo”. Es triste, pero la historia de nuestra humanidad fuera del paraíso, tras el matrimonio de Adán y Eva, comienza con etiquetas como “envidia” y “duelo”.
Lo que me lleva a escribir sobre el derecho de Israel de defenderse a sí mismo y a ser reconocido como pueblo y nación en su Tierra. Este derecho del que habla la Tora, y que comienza con Abraham. El Eterno Bendijo a Abraham para que sea semilla de todos los pueblos y heredase la Tierra. Abraham así mismo compro la Tierra de Israel y se la heredo a su hijo Isaac, este a Jacob, este a las doce tribus, hasta que estas descendieron a Egipto.
Egipto es el mundo de la oscuridad, lo estrecho, lo problemático, lo estresante. En la oscuridad no vemos detalles, sino que apenas distinguimos la verdad como lejana y ajena.
Los regímenes de la oscuridad buscan opacar la realidad, ocultarla, cegarnos.
La palabra “Faraón” también está relacionada a la etiqueta “diferencias”.
El Faraón busca las diferencias, en lugar de buscar lo que tenemos todos en común, el terreno en común que nos una a todos en modelos de paz, reconocimiento, armonía y convivencia.
Por ejemplo, todos somos descendientes de Adán y Eva. Todos somos hijos del primer padre, hijos del Eterno, el Creador del Universo.
Ya en Babel también vino el castigo de las diferencias, la separación y la división de las lenguas, el castigo de la fragmentación, pero entonces el Eterno vino a Noé, cuyo nombre en hebreo está relacionado a “comodidad” “agradable” y le hablo sobre el diluvio.
El diluvio pues habría de limpiar y borrar la separación, las diferencias, el odio, la maldad, el pecado.
El agua en todo el relato Bíblico tiene un valor muy especial, simbólico y real. Las aguas pues son como el vientre, el retorno al manantial donde se borran los pecados.
Hasta hace algunos siglos existía en la Tora la pena de muerte, aunque nos dice que si un Tribunal castigaba con la pena de muerte cada 70 años era considerado un tribunal excepcional.
Esto nos permitirá ver la increíble diferencia entre los valores Bíblicos y otros valores. El pueblo de Israel que se guía por los valores Bíblicos.
La Redención de Egipto, llamada “Primera Redención” comienza con Moisés, “salvado de las aguas”.
Moisés sale de las aguas, es recogido por una de las siete personas rectas del mundo gentil, la hija del Faraón. Recoge de las aguas a Moisés, y así este entra en la casa del Faraón.
De nuevo, la casa del Faraón, la casa de la oscuridad.
Moisés pudo haberse contentado con ser príncipe, Príncipe de Egipto y gozar de una vida física placentera, pero el Eterno no así lo permitió.
Al ver Moisés el sufrimiento que infligió el Faraón sobre su pueblo, la cruenta esclavitud y el dolor físico, desistió a ser Príncipe de Egipto y se convirtió en Moisés, el primer Redentor.
Todo este fue el plan del Eterno.
La pregunta es por qué esperar que el Plan llegue a su extremo, a sus consecuencias extremas, y no levantar los ojos ya al Eterno, a tiempo, e implorar por su misericordia y su revelación, su amor, su luz, su verdad, su consejo, y su Redención.
Nos encontremos cerca de la Redención más que nunca. Y aunque los sufrimientos económicos nos aquejan y atarean más y más, debemos voltear a mirar al Eterno, y su verdad, y pedir por su ayuda.
Fíjese que la “oscuridad” puede ser una metáfora de: “miedo”, “soledad”, “depresión” “tristeza”, “separación”, “dispersión”, “pobreza”, “represión” y “frustración”.
Solo que en esta ocasión ya recibimos la Tora, la Biblia, y ya sabemos leer sobre sus leyes misericordiosas para el pueblo de Israel y toda la humanidad. En esta ocasión hemos vuelto a Sion, y hemos de hablar de la verdad, ser una luz y una pluma para los pueblos y traer la Redención.
La verdad es que queremos la paz, pero no así regímenes oscurantistas como el de Irán.
Existe un hombre, y no sé si es “hombre” debido a su cobardía, pero ha sido elegido como presidente de Irán, Persia, y ha dicho que el holocausto es una invención, una distorsión histórica, una prefabricación, y que él tiene como plan destruir a Sion. Así lo ha declarado tranquilamente en medios de comunicación. Y ¿a dónde miran los ojos del mundo?
Les hago un llamado a todos, a no temer al infame y cruento dictador Iraní, no solo manipulador sino también opresor de su propio pueblo.
Se acerca la fiesta de Januca, la fiesta de las luces, en el que hemos de decir y cantar todos juntos: “באנו חושך לגרש” “Hemos venido a expulsar a la oscuridad”. Hemos venido todos juntos a expulsar al temor”. No solo expulsarla, sino vencerla. Vencer nuestros miedos como lo hicieron los Macabeos.
Y discierne la Tora: ¿A qué se debe el Temor del hombre? A los pecados. De modo que la Tora nos enseña a alejarnos del pecado. Como dice el Jasidismo: “Aléjate del mal, y haz el bien”.
Se acerca la fiesta de las luces, Hag Haurim, en plural, puesto que las luces se encuentran dispersas. Cada uno de nosotros somos una pequeña luz, sin embargo, si juntamos a todas las luces en un recipiente hemos de ser la Fiesta de la Luz, la Luz de la Tora y de Israel. O como dice el Rabi: “La Tora, el pueblo de Israel, la Tierra de Israel, y el Eterno”.
Los invoco a leer los versículos de la Tora, la Biblia, y allí seguir buscando la verdad.
ISRAEL TE BENDECIMOS DESDE MEXICO