La Torá llama a Pésaj la “fiesta de las matsot” mientras que nosotros la llamamos “Pésaj”. ¿A qué alude esto? Cada quien se enfoca en el otro: El Pueblo de Israel la llama Pésaj que significa “saltar por encima de”. Esto se refiere al hecho que D-s se apresuró en redimirnos para que no caigamos más bajo aun en la espiritualidad. Es como si le decimos al Eterno, “has saltado por encima de todas nuestras transgresiones, hiciste caso omiso a nuestro bajo estado espiritual y nos redimiste a pesar de haber sido inmerecido”. Nosotros vemos el gran favor que nos realizó.
Por otro lado, Él se fija en las matsot- el pan ácimo que no tuvo tiempo de leudar. Es como si nos dijera, “confiaste en Mí, no te preocupaste por llevarte comida al desierto, no sabías hacia dónde te llevaba y viniste Conmigo con fe íntegra; no cuestionaste, no te importó el hecho de que no sabrías cómo se resolverían los problemas que ocurrirían en el desierto”.
Esto es probablemente una gran lección para vivir armoniosamente, ver primeramente lo que ha realizado nuestro semejante por nosotros. Lamentablemente, muchos hacemos lo opuesto: Contemplamos todo lo que hemos hecho por nuestros hijos, cónyuges, padres, tíos, abuelos, etc. y pensamos, “¿cómo nos corresponden así después de todo lo que he hecho por ellos?”. Eso engendra dolor y resentimiento. También sucede esto con la relación con el bendito Omnisciente, hay quien se dice, “rezo diario, como kasher, me pongo los tefilín, doy tsedaká… y sólo Le pido un poco más de dinero…”. Lo más sano sería ver todos Sus favores y recordar que las mitsvot que hacemos no son la realización de un favor para el Todopoderoso, pues es perfecto y no necesita nada.
Ampliado de las palabras del Rab Eliahu Maksumov.
Artículos Relacionados: