Pocas uniones son tan placenteras como la de la comida y el vino. En un baile seductor de aromas, texturas y sabores, una se fusiona con las cualidades del otro para crear una sinfonía de placeres sensoriales, como la que se crea entre el restaurante LaMari y los vinos Picnic.
Con un alma nacida en el Valle de Guadalupe, LaMari llena de vida a la zona de Las Lomas, en la Ciudad de México. Su concepto culinario atrapa el sabor tradicional de Baja California, con toda la frescura del mar y de la costa, en una atinada combinación de texturas cremosas, una acidez acertada y bellas presentaciones.
Dentro de su ambiente fresco y natural, donde predominan los elementos naturales como las plantas, la madera, adobe y sillas tejidas, se viven momentos de deliciosa relajación. Sus platillos hacen honor al gusto que tenemos de reunirnos en la mesa a compartir una buena plática, con una gran variedad de opciones de platos para compartir.
Este fue el escenario ideal para degustar los vinos de Picnic, vinos deliciosos que tuvieron su debut en México con una cata muy especial. Traídos desde la Bodega Veganzones en la Ribera del Duero, amigos y expertos compartimos una tarde de ricos y novedosos sabores.
Los vinos Picnic plasman el Mediterranean way of wine, capturando toda la fuerza y belleza mediterráneas en una botella. Son vinos elaborados con una cuidadosa selección de las mejores viñas, logrando sabores armónicos y frescos.
Son vinos jóvenes que se integran a la vida con naturalidad y sin las limitaciones de los formalismos, ideales para tomar en ocasiones informales con la familia y amigos. Originales y divertides, son vinos que nos recuerdan la jovialidad de la generación millennial, que gustan de experimentar la vida sin limitaciones, en compañía de amigos.
Por la versatilidad de sus estilos se maridan con los platillos de LaMarie o con una comida preparada en casa, y le dan el toque de diversión y encanto a un día de picnic en el campo.
En esta cata especial probamos la etiqueta Pídeme 1 Deseo, un vino tempranillo de 9 meses en barrica y embotellado en botella artesanal. Está inspirado en la tradición de la Noche de San Juan, en la que se prepara una hoguera para quemar todo lo malo y pedir nuevos y buenos deseos mientras se hace. Por eso, este botella tiene pequeños papelitos para escribir nuestros deseos y después quemarlos.
@lamari.restaurante
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