Hay historias de la vida real que nos conectan con la fantasía. Una de estas es la de Gérard Bertrand.
Desde los campos de rugby hasta los viñedos del sur de Francia, la vida de Bertrand es una historia de éxito bastante singular. El jugador de rugby superestrella descubrió su pasión por el vino en 1975, en la finca Villemajou de Corbières. Y continuó aprendiendo más sobre el tema durante 12 años, junto a su padre, Georges Bertrand.
El Grupo Gérard Bertrand es la punta de lanza de una viticultura comprometida con un futuro mejor liderado por su fundador, el enólogo homónimo. Con los crus biodinámicos, referentes en Languedoc, crean grandes vinos con todos los matices de cada terruño. Conocido por su gran talento como ensamblador, así como por su audacia y creatividad, él y sus equipos trabajan para hacer brillar los vinos del sur de Francia en todo el mundo.
Gérard Bertrand es el Embajador de los Grandes Vinos del Languedoc a nivel mundial; desde los viñedos de altura cerca de los Pirineos hasta los suelos volcánicos de las Terrasses du Larzac y los viñedos costeros con vistas al mar Mediterráneo, las bodegas cubren 850 hectáreas cultivadas con métodos biodinámicos.
Su vino Source of Joy proviene de viñedos orgánicos, en un terruño reconocido por Luis XIV como un lugar excepcional para los rosados. La combinación de dos suelos, pizarra y caliza, con un terreno montañoso, ha creado una compleja red de aguas subterráneas que asegura una fuente excepcional de agua pura para los viñedos.
Source of Joy luce un hermoso color rosa brillante y en nariz la intensidad de la fruta destaca los aromas complejos de fresa y cereza, con algo de regaliz. Plenitud y redondez sorprendentes en boca se equilibran con la frescura de esta cuvée. Vivaz y elegante, el acabado persiste con verdaderas notas de pequeños frutos rojos, una fuente de felicidad.
Source of Joy evoca el mito de la fuente de la juventud e invita a volver a la naturalidad; su botella voluptuosa recuerda la elegancia que se encuentra en el paladar. Una joya líquida elaborada con las uvas Garnacha, Syrah y Cinsault, este vino rosado es uno de los manjares de la casa vinícola Gerard Bertrand.
En sus 16 châteaux y fincas vinícolas, Gérard Bertrand respeta la tierra mediante procesos de viticultura biodinámica, creando una variedad de vinos fabulosos como el Château l’Hospitalet, reconocido como el mejor vino del mundo en 2019.
La emoción de una copa compartida con amigos, la comunión al ritmo de la música o el descubrimiento de los productos locales son clave para este increíble grupo Vinícola. El Château l’Hospitalet, sede del grupo y lugar excepcional, está enteramente dedicado al Arte de Vivir Mediterráneo: escenario de fiestas, cenas, un maravilloso festival de jazz y encuentros para los amantes del vino.
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