La Gueniza de Afganistán

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Sobre Afganistán están publicando últimamente muchos periódicos y redes sociales. Hay un tema sobre el que no han hablado y quiero comentar: la Gueniza de Afganistán.

En el año 2013 la Biblioteca Nacional de Israel anunció la compra de veintinueve documentos que provienen de un depósito de manuscritos antiguos encontrados en cuevas del actual Afganistán. Antiguamente, esta zona era parte del Imperio Persa. La negociación para comprar alrededor de otros doscientos cincuenta documentos del mismo origen se conoció en el 2016. La Biblioteca no hizo público el precio de esas compras.  Lo novedoso es el último informe sobre esos documentos: ya fueron digitalizados, se encuentran y se pueden imprimir en original desde el sitio web “National Library of Israel. Afghan Genizah”. ¡Prueben verlos!

Hay dos versiones del origen de este descubrimiento.  La más difundida dice que hacia el año 2012 estos documentos fueron encontrados por casualidad dentro de una cueva, por habitantes de la zona. Otra afirma que aparecieron al peinar el terreno en la búsqueda de los cuarteles de los dirigentes talibanes. Nadie ha presentado pruebas sobre cuál de los dos relatos es verdadero; los documentos encontrados fueron retirados rápidamente del lugar original y se vendieron muy pronto entre coleccionistas y revendedores. Son cuevas en lugar montañoso, al estilo de las cuevas del Mar Muerto y del desierto de Judea.  Las cuevas han sido usadas modernamente como escondite por los talibanes, hay también pequeños poblados que han adaptado las cuevas como viviendas, excavando parcialmente los espacios para ampliarlos.


De acuerdo a la ley hebrea, no se destruyen escritos que contengan los nombres del Señor, porque se consideran un tesoro. Una copia de la Torá (Pentateuco) no es apta para lectura si una sola letra está dañada, pero no se puede tirar. Son folios que merecen gran respeto, los rabíes del Talmud [1] fijan como jurisprudencia, que se los entierra en un cementerio judío.   Mientras no se entierran, se guardan en una “Gueniza” (depósito, lugar seguro, puede ser cuevas en montañas, el altillo de alguna sinagoga). La práctica llevó a depositar en lugar seguro no solamente manuscritos de Torá, sino libros de rezos, comentarios rabínicos y todo documento escrito en letras hebreas, cartas, contratos, aunque se trate de cualquier idioma, transliterado en letras hebreas.

Según los reportes, aparecieron en estas cuevas de Afganistán varios cientos de documentos – no son miles.  El descubrimiento de este archivo, que se conoce como “la Gueniza afgana”, ha sacudido al mundo de los eruditos que estudian manuscritos antiguos y al de los comerciantes que los compran y venden.

¿Cómo es posible la existencia de un depósito de esas características en la zona montañosa de Afganistán? No lo sabemos. Comunidades judías se han asentado en tierras persas desde hace muchos siglos. Una posibilidad es que los hebreos llegaron a lo que hoy es Afganistán en el siglo VIII a.e.c, a partir de la caída del Reino de Israel, el Reino del Norte, bajo los asirios. Las tribus afganas conocidas como “pashtuns” tienen una historia oral que habla de su ascendencia israelita, que remontan a los patriarcas Efraín y Manasé, los hijos de José. Algunas costumbres y prácticas de esas tribus que no se ven en los grupos vecinos, parecen ser similares a las tradiciones judías.

 

Nadie discute que ante la invasión asiria del siglo VIII a.e.c, aproximadamente la mitad de los integrantes de las 10 tribus que estaban en el Reino de Norte, se refugiaron en Judá, el Reino del Sur. La tradición refuerza esa mezcla de las tribus hebreas del Norte con las del Sur al decirnos que perdidas las tierras del Reino de Israel, salvo la tribu de Leví, los judíos que habían integrado las otras 11 tribus quedaron mezclados y pasaron a llamarse “Israel”, y así se los conoce hasta el presente. Los descendientes de la tribu de Leví (cohanim, es decir sacerdotes, levitas, es decir maestros y administradores), siguen individualizándose por tradición de padres a hijos, hasta el día de hoy.

 

Una segunda posibilidad es de hebreos que pudieron llegar a Afganistán dos siglos más tarde, después de la caída del Reino de Jerusalem bajo los babilonios en el año 587 a.e.c. Los babilonios incendian el Templo, el palacio del rey y todas las casas de Jerusalem. Muchos habitantes de Judea se van al exilio en Babilonia, pero no todos. Los mismos babilonios ordenan que en Judea se queden los campesinos hebreos para labrar la tierra y pagarles tributo.

 

Unos años después, los persas vencen a los babilonios. Los persas pasaron a dominar en ese entonces el mundo conocido, tal como se lee en el libro de Ester [2] “ 127 reinos, desde India a Etiopía”.  Los judíos se desparraman por los distintos confines del Imperio persa y forman comunidades en diferentes lugares.

 

Podemos aventurar que los documentos fueron escondidos en esta Gueniza afgana al conocer los habitantes de Afganistán la inminente llegada del ejército mongol … y no quedó nadie vivo para contar dónde habían llevado todos esos papiros. De algunas comunidades en Afganistán hay testimonios hebreos del viajero medieval rabí Benjamín de Tudela que se encuentra con ellos en el siglo XII de nuestra era. Y de ahí en adelante no teníamos prácticamente rastros de judíos en esa zona.

 

¿Qué documentos se han encontrado? Según informa la Biblioteca Nacional de Israel, buena parte de la colección es un archivo de los siglos XI y XII e.c. de la familia Abu Netzer o Abu Nassar, comerciantes judíos que vivían alrededor de la ciudad de Bamiyan, al Norte de Afganistán. En esos tiempos ese era un importante centro comercial, por ahí pasaba una de las rutas del Camino de la Seda, que llegaba hasta el centro de China, a la ciudad de Changan (hoy llamada Xian). Este archivo deja ver las relaciones comerciales de la familia Abu Netzer con otras comunidades judías de la región desde comienzos del siglo XI hasta la llegada de los mongoles en el año 1221. Otros documentos no tienen relación con el judaísmo ni con los judíos, sino que son parte del archivo administrativo del gobierno, que permiten ver las tareas y las leyes de esa época para la administración y el gobierno de la región.

El jefe de la familia extendida es llamado Abu Nassar Ben Daniel. Entre los fragmentos adquiridos por la Biblioteca Nacional de Israel hay cartas y documentos de la familia en idioma persa con letras hebreas; documentos comerciales y financieros en idioma árabe y en idioma hebreo. Uno de los documentos encontrados es un libro de cuentas del siglo XI perteneciente a “Iehuda ben Daniel”, con 28 páginas que dan testimonio de numerosas transacciones financieras, entre este comerciante judío y los pobladores musulmanes de la ciudad y de las zonas rurales cercanas. También se encontraron copias manuscritas en idioma hebreo de obras del rabino y filósofo judío Saadia Gaón (Egipto, 882 – Sura, Babilonia, 942). Entre ellos, un comentario del Libro de Isaías que no se conocía.

La documentación en idiomas árabe y persa dejan ver la vida diaria y la cultura de las comunidades islámicas y persas en la zona antes de la conquista de los mongoles. Esto resulta muy interesante porque los incendios provocados durante la conquista mongol destruyeron los archivos de documentos existentes en ese entonces.  Hay también una copia en hebreo, del siglo XI, de un fragmento del Tratado Avoda Zara de la Mishna, (Tratado sobre la idolatría). El Prof. Matthew Morgenstern del Departamento de Lengua hebrea y lenguas semíticas de la Universidad de Tel Aviv expresó que esta copia es la más temprana evidencia de que la Mishna, primera parte del Talmud, era estudiada y copiada en hebreo en tierras bajo el dominio persa en el siglo XI e.c. Esta copia, según el profesor, revela que los lectores entendían casi pero no todo el idioma hebreo original porque tiene una peculiaridad: algunas palabras agregan su equivalente en el dialecto judeo persa, en letras hebreas.

Transcurren unos ocho siglos de los cuales no tenemos, que yo sepa, estudios de comunidades judías en la zona. Volvemos a saber de ellos llegado el siglo XIX. En ese entonces había alrededor de 40.000 hebreos en todo el país, a partir de ahí su número comenzó a disminuir. Frente a la presión para convertirse al islam algunos hebreos huyeron, otros se convirtieron al Islam y se asimilaron al medio ambiente. A mediados del siglo XX sólo quedaban unos 5.000 hebreos en la zona, unos cuantos emigraron a Israel después de la creación del Estado en 1948 y otros más lograron ser aceptados en Estados Unidos después de la disolución de la ex Unión Soviética. Según las recientes noticias, el último judío que quedaba en Afganistán se acaba de ir.

Para estudiar los documentos antiguos los eruditos de antes tenían que viajar a las bibliotecas que los guardaban alrededor del mundo. A partir del año 2004 comenzó a tomar forma práctica el “Proyecto Geniza” [3] para digitalizar los más de 330.000 documentos encontrados en el año 1896 en la Gueniza, (altillo) de la sinagoga Ben Ezra de El Cairo. [4] Para esto se necesitaba inventiva en el campo de la ciencia informática y quien se la dio fue el Prof. Dr. Yaacov Choueka, (1936-2020), que ingresó al proyecto en el año 2005.[5] Choueka ya era famoso, por haber dirigido la organización, por temas, de decenas de miles de responsa (respuestas) rabínicas en el proyecto de la Universidad hebrea de Bar Ilan, donde probó su capacidad de inventar en la ciencia de la computación. [6]

En el año 2009, el equipo que trabajaba con la documentación de la Gueniza de El Cairo, logró un programa para que la computadora supiera encontrar correspondencias entre trozos de una hoja que pudieran estar en distintas colecciones, esas uniones de documentos antes solamente podían hacerse “a ojo” por eruditos que reconocieran la letra de los escribas que habían redactado los pedazos de documentos vistos en una biblioteca y otra. Gracias a la alta tecnología que se inventó y aplicó para transformar una masa enorme de manuscritos medio rotos encontrados en El Cairo en una biblioteca organizada, a la Biblioteca Nacional de Israel le demoró muy poco tiempo digitalizar los documentos de la Gueniza de Afganistán que ahora ofrecen desde Internet.

“Esta es la primera vez que tenemos una evidencia física y real de la vida judía en el ámbito de la cultura iraní durante la Edad Media”, anunció el Prof. Haggai Ben Shammai, director académico de la Biblioteca Nacional de Israel. Estamos analizando piezas en idioma persa con caracteres hebreos, persa en caracteres árabes, árabe en caracteres arábigos y en caracteres hebraicos”.


[1] Talmud . Redacción escrita de la jurisprudencia hebrea, redactada en Babilonia en el siglo VI e.c.

[2] Ester 1:1  y 8:9

[3] La bibliografía sobre la Geniza de El Cairo es muy amplia, toda la que conozco está en inglés, comprada en su mayor parte a través de la página de internet de Amazon. Ver para esta  referencia, el libro “ Sacred Thrash” Lost & found world of the Cairo Genizah, de Adina Hoffman & Peter Cole, Schocken books, New York , 2010.

[4] Ver en internet “Genizah Project” .

[5] Ver el libro “ Sacred Treasure , the Cairo Geniza” , del rabino Mark Glickman, Jewish Lights Publishing, New York 2010.

[6]  El proyecto de las responsas rabínicas fue realizado en idioma hebreo.

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