Así lo escribió uno de los soldados de la Unión Universal del Gris, Patterson.
“¿Porque no pertenecemos todos a un gran color blanco como el dios? Un blanco infinito y luminoso como todas las estrellas juntas por supuesto”. Dijo esto antes de pegarse un tiro en la sien y morir.
Sus sesos se derramaron como materia gris con una especie de canales invisibles o elevadores al cielo en las olas del mar.
-¿Podría ser?- le pregunto su amigo el escritor, Umberto.
Su amigo el escritor no era cualquier persona, sino aquel que estaría destinado a ser su futuro maestro. Dijo que no se puede juzgar un texto de signos sino dentro del significado de la obra. Puntos de luz sino dentro de una paleta de colores, o piezas de un rompecabezas. Su mensaje esta en la ausencia de una pieza y había que dilucidarlo.
Ambos, Patterson y Liberal, eran grandes amigos y enemigos. Bernard era gran amigo de Umberto.
A uno lo llamaban “El Liberal” o simplemente “Liberal”. Mientras que el soldado se llamaba “Patterson”, de “Patriota”, y de cariño le apodaban “Patrañas”. Liberal era el ángel de los laboristas, y Patterson el demonio de los religiosos. Eran dos seres míticos en un libro que estaba escribiendo sobre ángeles y demonios.
Mitos.
Liberal estaba acostado frente a la alberca en el camastro amarillo, bajo el techo de cristal invernal, leyendo una novela rutinaria que le daba calor a sus ojos, y material de pensamiento que lo dejaba absorto por horas, cuando una mujer enana y fea, llego y le robo su sombrero, un sombrero blanco de faja negra, y lo acusó frente a todos los paseantes del club que era un ladrón. Liberal enojado y acongojado por la acusación pública sabia que Patrañas estaba detrás de esto, y ya se dispondría a hacer una investigación de fondo, y luego una guerra a muerte.
-Los ángeles son seres insoportables y egoístas- dijo Bernard molesto a su mujer.
-Nunca vi un ángel. No pienses en ello- contestó con dulzura Sarah.
-Feliz tu. Yo vivo entre ellos y son desagradecidos, sin importar cuanto les hemos dado de nuestras vidas. Odian a los hombres que buscan superar la estupidez de la ceguera natural de esta tierra.
-¿De que color son los Ángeles Bernard?-.
-Como nosotros, a veces de todos los colores y a veces invisibles. Solo tienen una ley, tienen prohibido estar debajo del agua.
-Entonces ¿como sabes quien es quien?.
-Uno aprende por la experiencia. En la mayoría de los casos no lo se, me comporto según se presenta la situación. La mayoría de ellos no quieren problemas personales con individuos como yo, por el otro lado no pueden existir sin guerras. ¿Lo puedes creer? No comprenden la vida sin guerras?
-¿Déjalos en paz. ¿Alguien te declaro la guerra?-.
-Lo de la alberca fue terrible. Esa ángel es un monstruo, a veces viene con la original intención de hacerme sentir mal y me hace pasar el ridículo frente a otros hombres del club que no saben nada al respecto, o al menos lo fingen muy bien.
-Supongo que los demás hombres del club no saben nada de los Ángeles?
-No lo se, no se nada verdadero sobre ellos, o sus vidas, y menos de sus mentes, son cerradas como cajas fuertes. Lo único que puedo saber es que disfrutan en la alberca.y mientras yo este aquí, allí pasaran el resto de sus vidas.
-No debiste llamar la atención con aquel artículo, como lo llamaste, “la imagen…”.
-“La imagen invisible”. Solo estaba especulando, que sucedería si nos quedáramos sin imágenes, sin colores, si no quedara ninguna imagen en nuestra especie, ni siquiera la nuestra. Qué sucedería…
-Si los colores fuesen invisibles…
-Exacto, si la materia no estuviera pigmentada o protegida por colores. Así deberían ser ellos, como el mismo Dios, según la Biblia, invisibles, y no mostrarse.
-¿Y cómo rellenarían de iluminación los libros para dibujar los pequeños en el jardín de niños? ¿Cómo iluminaríamos sus vidas?.
-Sarah, después de lo que yo vi, lo siento pero no confío más en ellos, créeme que no son de confiar. Rellenaríamos nuestras vidas de amor, sin colores.
-Que idea tan ridícula!- dijo Sarah a risas. Pero si son inofensivos, como el pan de cada día.
-Aquella mujer, mitad ángel mitad demonio, egoísta y asquerosa, pensaba que mi sombrero era su sombrero solo porque era blanco? ¿Fue un mensaje?
-Me parece que te tendré que enviar al hospital de nuevo- dijo Sarah con gracia pero con un tono solemne.
-Es verdad, pensó que mi sombrero, era su sombrero porque se parecían. Las apariencias físicas se deben a la imagen. Si todos fuésemos luz en un mundo absolutamente ciego sería increíble.
-Un mundo invisible! Lo sigues creyendo.
-Si supieras lo que yo se acerca de los colores cambiarías de actitud. Algún día abrirás los ojos.
Había en sus palabras, un gran ocultamiento, como por ejemplo que la guerra con el mundo se derivaba de sus frustraciones.
Sarah estaba sorprendida, que Bernard, su paciente y esposo, hubiese canalizado y liberado sus frustraciones y ofuscaciones a la temática de los colores.
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