México ciertamente no es de los países con mayor tolerancia a la homosexualidad en el mundo, sin embargo, somos considerados como un país abierto y tolerante con una calificación de 56 sobre 100 puntos posibles. De alrededor de 130 naciones evaluadas por el Gay Happiness Index, México era el lugar 32 en 2015, solo debajo de Argentina y Chile en todo Latinoamérica y con una clara tendencia positiva. En varios estados en México se permite el matrimonio del mismo género y en varios más se exige que se respete dicho matrimonio si fue llevado a cabo en un estado donde se permite. En el país hay varios destinos “Gay Friendly” como lo pueden ser Puerto Vallarta, la Riviera Maya o la misma Ciudad de México.
Mientras tanto, Rusia está ubicada en la posición número 88 con tan solo 36 puntos en la misma escala. Una nación en donde la mayoría de sus ciudadanos (74%) opinan que los homosexuales no deben ser parte de su sociedad, en donde no se permiten los matrimonios entre el mismo género y en donde los crímenes de odio contra la comunidad LGBT van en aumento.
Es entonces contradictorio que la FIFA, argumentando proteger los derechos de los homosexuales, castigue el grito de los aficionados mexicanos y simultáneamente permita que un Mundial, su máximo evento, se juegue en un país que castiga sus derechos. Si bien el grito de; “¡eeeeeeeeeeeeeeh, puto!” por la porra mexicana no es una práctica socialmente correcta y en efecto tiene una connotación discriminatoria, en realidad no se trata de una agresión intencionada a la homosexualidad, aunque de ninguna manera justifico el uso de la palabra y por supuesto que tiende ofender a quien la escuche, independientemente de su orientación sexual.
Y aunque fuese un ataque directo a la homosexualidad, no se puede comparar el vociferar una palabra con acciones discriminatorias reales y tangibles en en el país anfitrión del evento deportivo más visto en el planeta. Es ridículo que permitan lo uno y castiguen lo otro. Y aquí no acaba la cosa. El mundial del 2022 será en Qatar, un lugar en donde no hay derechos LGBT, se castiga con latigazos y prisión a cualquier despliegue público de homosexualidad y se deportan a los inmigrantes homosexuales. Aún más abajo en la cadena evolutiva de la tolerancia y bienestar social. Pero hay mucho dinero. Y como siempre es lo que más importa.
No es la primera vez que la FIFA se encuentra metida en una controversia que involucre el dinero, a final de cuentas la reputación de esta institución se ha visto manchada irreparablemente debido a todo tipo de acusaciones de corrupción, favoritismo y abusos económicos desde hace ya unos años, pero esto es problema de ellos, mi problema es que; o realmente actúan como un estandarte de la tolerancia y el respeto ajeno o nos dejan de joder con asuntos comparativamente insignificantes.
¡Eeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeee, hipócritas! … No, no suena igual…
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