Daniel Tarnopolsky logró conciliar “lo que aparece como una ruptura de pensamiento” en su libro ‘Betina sin aparecer ‘ porque afirma que “no parece correcto conjugar lo político con la espiritualidad” cuando se trata de indagar y dar respuesta a los motivos de la desaparición de toda su familia durante la época de la dictadura.
Daniel es el único sobreviviente de una tragedia que comenzó con el secuestro, en la Argentina, de su hermano Sergio, entonces soldado conscripto en la ESMA (Escuela de Mécánica de la Armada), continuó con la desaparición de sus padres, su cuñada y su hermana Betina, de tan sólo 15 años.
- Libro: Betina sin aparecer
Por: Daniel Tarnopolsky
ISBN: 9875452998
Fecha de Publicación: 2011
“La estructura inicial del libro, editado por el Grupo Editorial Norma, estaba constituida por tres historias, la mía, la de mi abuela y la de Betina; pero el requerimiento editorial hizo que lo re escribiera en dos tramas paralelas”, afirmó Tarnopolsky.
Es así que el libro transcurre en dos relatos que pueden leerse juntos o en lectura separada.
Uno está escrito en primera persona y es la historia de la familia Tarnopolsky, narrada por Daniel, el único sobreviviente.
Y la otra, la que Daniel considera fantástica, increíble, es lo que le llegó sobre la sobrevivencia de Betina al secuestro, y que le fuera transmitido “por dos videntes”.
“Yo no invento nada, afirmó Daniel, escribí la historia de mi hermana tal cual la percibieron dos videntes, uno en París y otro en El Bolsón”, una pequeña localidad del sur argentino.
Por eso, Tarnopolsky definió que el libro es “una cruza entre la vida y la muerte”.
“Las desapariciones y la muerte no estaban previstas en el materialismo dialéctico que manejaba mi familia con sus ideas socialistas”, explicó Daniel quien deambuló de exilio en exilio en Chile, Israel y Francia, adonde llegó años después y rearmó su vida entre exiliados y esperanzas.
“En París traté de reconstruir un mundo a partir de la catástrofe, mi mundo. Yo soy el resultado de eso”, dijo Daniel en un lenguaje llano y tan cristalino como el lenguaje en primera persona utilizado en su libro para explicar su historia como un patrimonio global de los exiliados argentinos.
Sin embargo, Daniel es de los pocos que busca a sus padres y a sus hermanos. Hacia arriba y hacia abajo en su genealogía está solo porque su abuela -que lo ayudó a escapar al exilio desde el terror en la Argentina de la dictadura cívico-militar- lo sostuvo a la distancia pero ya no está en el mundo de los vivos.
Daniel Tarnopolsky
Extrañó a todos, “pero estaba obsesionado por Betina, siempre creí que le pasó algo más, y los mediums me lo ratificaron”.
Esa segunda lectura del libro es exactamente eso: la historia de Betina imaginada desde el relato de esos videntes y mediums.
Uno de estos videntes recibió una foto de la familia de Daniel y, sin saber nada sobre su historia y su pasado, en reiteradas oportunidades tocaba las imágenes de las personas que allí aparecían y la de Betina siempre daba caliente o tibia. “Eso significaba que estaba con vida”, afirma Daniel quien a partir de ciertos datos que fueron apareciendo reconstruyó lo que él cree fue su sobrevida al secuestro.
“Esto fue el principal disparador del libro”, afirmó Tarnopolsky. Y agregó que la vidente le insistía que había “que transmitir mi historia y la de mi familia para que no haya silencio, para que no se olvide”.
Es así que ‘Betina sin aparecer’ es como suele afirmar Daniel, “una botella al mar. Luego de haber escrito el libro Betina está desencarnada y más tranquila porque creo que pude rearmar la historia”, agregó tratando de aclarar que la espiritualidad y la política, en él, van de la mano.
“Escribir me ayudó, y la confluencia entre política y espiritualidad no es contradictoria aunque no parezca políticamente correcto”, agregó.
¿Quién se animaría a contradecir a Tarnopolsky, a quien perdió a su hermano a su hermana, a sus padres y a su cuñada de un plumazo? Quien quedó librado a los vientos de la dictadura colgado del esperanzador amor de su abuela, de tres exilios y de un rearmado de su vida que comenzó a cicatrizar a partir de un extraño mandato de escribir su historia.
Eso es ‘Betina sin aparecer’, una esperanza de nueva vida, iniciática de una nueva etapa, un nuevo mojón que deja más que claro que luego de la noche renace otro amanecer.
“Mi historia se compuso de ciclos”, reflexionó Daniel en un bar ahora en Buenos Aires.
“Veremos qué sucede, qué otro ciclo me toca vivir, qué otro libro podré escribir”, concluyó.
- Libro: Betina sin aparecer
Por: Daniel Tarnopolsky
ISBN: 9875452998
Fecha de Publicación: 2011
Recuadro
Cocinando empanadas con Alberto (Astiz) Escudero
“Este tipo es un infiltrado, estuvo en la ESMA, es un marino” le dijo una exiliada a Daniel, una tarde en París.
Esa tarde Tarnopolsky había estado cocinando empanadas junto a Alberto Escudero quien no era otro que Alfredo Astiz, en la parroquia parisina Saint-Eustache, para el festejo de un nuevo aniversario del 25 de Mayo.
El ‘ángel rubio’ (así llamado Astiz, un marino con cara de ángel que espiaba a Madres de Plaza de Mayo y a militantes en organizaciones de derechos humanos) había logrado infiltrarse en el CAIS, Centro Argentino de Información y Solidaridad, organismo creado en Francia por un grupo de exiliados desde donde se dedicaron a tejer redes políticas en el exterior y denunciar las violaciones a los Derechos Humanos, secuestros y desapariciones en la Argentina.
“Astiz fue descubierto por casualidad por una exiliada que residía en México, y que había viajado a París a visitarnos”, explicó Daniel.
“Para ella era Gustavo Niño, y le despertó sospechas que se presentara como Alberto Escudero. Así fue como lo empezamos a seguir hasta que un día lo citamos en un bar y nos dimos cuenta que estaba súper rodeado de agentes armados”, explicó Daniel.
“Pudo haber sido una masacre porque le dijimos que sabíamos quién era, pero todos se quedaron tranquilos y escapó con sus amigotes”, concluyó el relato Tarnopolsky de uno de los momentos más tensos que le tocó vivir en su exilio francés.
Felicidades, muy interesante y triste a la vez tu articulo.
Ni hablar que Daniel no tuvo ni tiene una vida facil.
Que bueno que puede desahogar parte de su dolor en su libro,
gracias Guillermo, por darnos a conocer historias como
estas, que aunque duelen son hechos verdaderos, de aquellas epocas tan dificiles que pasaron los argentinos.
Esther Kershenovich
Gracias por tus comnetarios Esther. Daniel es una víctima que logró sobrevivir a la tragedia que se vivió en la Argentina y de la que los integrantes de la comunidad judía local formaron parte de la minoría comunitaria más castigada con 1800/2000 personas de ese origen desaparecidas.