A lo largo de la historia humana, la humanidad en general ha tenido la necesidad de registrar todas y cada una de sus actividades o acciones en piedra, madera, piel, papel, arcilla, etc. Porque el registro de esas actividades forma parte de su memoria e identidad como individuos y sociedad. Cada momento que pasa se convierte en pasado y cada actividad presente se convierte en herencia para las generaciones venideras.
Por eso a medida que el hombre y la humanidad han atravesado o pasado por sus diversas etapas (comunal, esclavismo, feudalismo y lo que vamos de capitalismo), el estudio del pasado ha sido importante para general identidad individual y colectiva, durante el transcurso de estas etapas el pasado se convierte y se transforma, de meros relatos mitológicos, a una disciplina social o ciencia social, porque al estudiarlo se incluyen teorías, métodos e interpretaciones, corrientes y otras cosas propias de la ciencia, en este momento el pasado se convierte de simple relato de hechos, a un análisis profundo de los procesos sociales que han construido una sociedad, aquí hablamos ya del surgimiento de la Historia como ciencia social.
Otro de los aspectos importantes que forman parte del análisis del pasado, es el sujeto que los estudia y lo analiza, sabemos que la humanidad es el único ser vivo en la tierra que puede estudiarse así mismo y estudiar a las demás especies; si la Historia es la ciencia que estudia al pasado, entonces el historiador es el sujeto que lleva a cabo dicho estudio, sujeto que al paso del tiempo también ha sufrido cambios, de relator de hechos, a ser el intérprete que los analice de manera profunda y con el rigor propio de la ciencia.
Hoy en día en el marco de la globalización, la forma actual del capitalismo, el utilitarismo el lucro económico, han relegado a la Historia y a las humanidades en general a un segundo plano y a la marginación intelectual, como ejemplo cabe señalar que una universidad de nuestro país ya decretó el cierre de carreras como Historia, Filosofía, Antropología y otras, para fusionarlas en la Licenciatura en Humanidades; otros autores ya nos hablan del fin de la Historia y de la inutilidad de su estudio, sin embargo hay que tener en cuenta que el estudio del pasado es tan importante porque genera identidad, seguridad, capacidad de corregir errores y sobre estas bases se puede enfrentar el mundo y el futuro mejor de lo que lo hacemos hoy.
Además ninguna sociedad puede negar la utilidad del estudio del pasado, porque sería negarse a ella misma y su existencia, como individuos y como grupos no podemos olvidar que somos producto de ese pasado y de nuestras acciones, de lo malo y lo bueno de ellas, y los historiadores —como lo dijera Eric Hosbawm en su Historia del Siglo XX—, somos los recordadores o psicoanalistas del individuo y de la sociedad, por lo tanto los historiadores en la era de la globalización, son tan importantes, como los economistas, ingenieros de todo tipo y especialidad, arquitectos, abogados y otras profesiones, porque si bien ellos nos ayudan a enfrentar y entender a la globalización y al capitalismo del siglo XXI, los historiadores somos los analistas de esta sociedad, porque sin análisis no hay experiencia, no hay camino, además no podremos enfrentar de acuerdo a lo mejor de nuestro pasado e identidad, este complicado proceso, por eso la sociedad no debe rechazar a la Historia y a los estudiosos que intentamos seguir sus, pasos, porque sin el análisis de nuestro pasado, nuestro país quedaría sin rumbo y personalidad necesarias en ésta época.
Estudiar el pasado es hoy ―más que nunca―, vital en medio de un mundo convulso y complejo, en el que al parecer se puede desatar la tercera guerra mundial.
El autor es Lic. en Historia egresado del Colegio de Historia, Facultad de Filosofía y Letras, Benemérita Universidad Autónoma de Puebla.
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