Para empezar, debo decir que no soy especialista en ciencias políticas sino en imagen. De modo que el punto de vista de este artículo se centrará en la imagen y la manera en que puede influenciar la percepción que tienen los votantes de los actores políticos.
No hay duda: la imagen ayuda a ganar elecciones políticas. La imagen comunica a los electores un mensaje claro y dirigido, sabiamente pensado y planeado, y esta práctica es similar a la que se implementa en las campañas publicitarias.
Por supuesto, las elecciones no se ganan únicamente gracias a la imagen del candidato per se, pero la imagen puede, en definitiva, generar diferencias importantes en los números finales de votos. Nunca hay que perder de vista, en temas de campaña, que todas las estrategias se realizan con un único y mismo objetivo: ganar la contienda.
Un vistazo al desarrollo y resultados de las contiendas políticas del pasado puede servir de ejemplo ilustrativo a nuestro propósito, y entre ellas nos detendremos en aquella que enfrentó a Nixon y Kennedy en los años sesenta. En esa ocasión, se comprobó por primera vez en la historia el poder real de la imagen política en una campaña presidencial. El primer debate televisivo de la historia modificó el curso de la misma. Aunque Nixon era el favorito, excelente orador y acostumbrado a hablar en la radio, frente a la pantalla se mostró desconfiado y con un aspecto desalineado. En cambio, Kennedy se presentó arreglado y con un aspecto impecable. La impresión que generaron ambos contendientes en los televidentes fue tan fuerte y duradera que modificó el resultado de la elección a la presidencia de EUA. El impacto de este primer debate fue arrasador.
A pesar de que hoy en día se ha perdido el factor de novedad que hubo en los años 1960, la imagen conserva su poder de impacto, aunque de manera diferente. Durante una campaña política, todos los elementos son importantes pero, entre ellos, la imagen es un elemento tan fundamental que NO puede desatenderse. Debe formar parte íntegra del desarrollo de la campaña de todo actor político en contienda por llegar al poder.
La imagen ha adquirido gran importancia dentro del mundo político, y se aplica en diversos ámbitos y de distintas maneras: todo depende del equipo de trabajo a cargo y, obviamente, del perfil del candidato.
Hablaré ahora de la forma en la que yo trabajo, forma que considero la más acertada. Me gustaría enfocarme en la sola imagen del candidato, dejando de momento la imagen institucional fuera del marco. Actualmente existen dos métodos de trabajo para generar la imagen de un actor político. La primera deriva de la mercadotecnia pura y es la que ha sido más utilizada en el mundo de la política. Consiste en investigar qué desea el mercado a través de estudios de opinión y encuestas y, a raíz del resultado, generar un personaje político que responda estrictamente a las expectativas de los votantes. El segundo modo de operación, el de mi preferencia, es conocido como politing y su objetivo es explotar las mejores características de un personaje políti co para sumarlas a una estrategia política fundamentada, a su vez, en estudios de opinión. Se genera así al personaje político auténtico.
Entre los factores a tomar en cuenta en el politing el primero lo constituyen las características particulares del personaje político (su carácter, su historia, sus logros, su familia, su sentir). Es decir que lo primero es conocer a la persona, elemento clave de nuestro método, y su entorno.
Por lo tanto se realiza un FODA tanto al personaje político como a su equipo de trabajo.
Es indispensable llevar a cabo estudios psicológicos, tanto al candidato como a las personas más importantes de su equipo; éstos nos indicarán el tipo de liderazgo de cada uno, sus posibles reacciones en circunstancias de presión, sus puntos de quiebre, sus móviles, etc.
Al conocer el FODA de la persona, podemos comenzar a trabajar: realizamos encuestas y estudios de opinión para determinar una estrategia política aunada a las mejores estrategias de imagen.
La aplicación de las estrategias de imagen tiene que seguir un orden lógico que permita implementar poco a poco los cambios. Cada estrategia tiene su universo particular y nosotros buscamos definirlo y adentrarnos en sus más recónditos detalles.
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