La imperfección es lo que más se ajusta a la naturaleza humana.

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Escribió una mujer judía que recibió el premio Nobel en medicina en 1986, tenía 77 años, la odisea de su vida recorre todo un siglo, tal vez el más cruel de la historia con su saldo de millones de muertos que la persiguió sin pausa. Ella lo sobrevivió y allí estaba con el triunfo en la mano.

Su nombre: Rita Levi Montalcini, nació con su gemela en Turín, Italia el 22 de abril de 1909. Ambas niñas serían muy creativas, una en arte, la otra en ciencia. Las esperaban un hermano y una hermana. Su madre, Adele Montacilini, era amorosa, dulce y sumisa. Su padre, Adamo Levi, la espantaba con su bigote, era ingeniero eléctrico y matemático, hombre vigoroso, riguroso y determinado, la espantaba con su bigote y la convenció de que, contrario a lo que su papa pensaba, ella no se casaría, no sería sumisa, sino enfermera.

 


El padre decidido que sus hijas estudiaran el bachillerato femenino que no daba acceso a la universidad que no necesitaban para ser amas de casa. Rita lo rechazo con la misma fuerza que había aprendido de su padre y pidió permiso para dedicarse con la misma pasión y convicción de su padre a una profesión. Lo convenció de que la dejara estudiar medicina. Estudio denodadamente todo lo que le hacía falta para entrar a la universidad en ocho meses y entro a la escuela de medicina en la Universidad de Turín. Se gradúo con las calificaciones más altas en 1936.

Inspirada por su maestro y director Giussepe Levi, no tenían ninguna relación familiar, biólogo de gran reputación científica y contrario al decidió estudiar neurología y psicología y entro como interna al Instituto de Anatomía. Rita no se distinguía en histología – estructura de los tejidos -, pero se rehabilito como técnica en la coloración de los tejidos nerviosos para su observación, en el cuarto curso, Levy le encomendó investigar cómo y mediante cuales procesos se formaban las circunvoluciones del cerebro en los fetos humanos, trabajo intensamente en el encargo y su fracaso fue igualmente intenso. Le dijo a su maestro: “no estoy hecha para la investigación,”

Enfermo, Levi la visito como solía hacer cuando sus alumnos o ayudantes enfermaban, cuando Rita volvió al Instituto le propuso otra investigación que le gustó muchísimo y fue el principio de una relación maestro-discípulo marcada por creciente afecto que duro hasta la muerte del maestro.

La nueva investigación fue el tema de su tesis doctoral. Se fascino por primera vez con la investigación y por ese camino, 20 años después usando una técnica nueva descubrió el factor de crecimiento de los nervios

En 1938 empezó a ser amenazante el tono antisemita de periódicos y discursos; en noviembre se promulgo un decreto con leyes raciales que prohibían los matrimonios entre judíos y arios y la dedicación de judíos a profesiones o a la academia. La universidad les cerro las puertas.

Rita y su equipo habían progresado en sus investigaciones, pero no podía publicarlos en Italia por ser judía y lo hizo en Suiza tratando de escapar de espías y provocadores fomentadores de una desconfianza que viciaba todas las relaciones, una de las consecuencias más funestas común a todas las dictaduras.

En ’39 viajo a Bruselas, donde estaba Levi, la guerra empezó el 12 de septiembre de 1939. Cuando los nazis llegaron a las puertas de Bruselas, Rita huyo y volvió a Italia, Mussolini hacia declaraciones de no beligerancia, pero en mayo desvaneció toda esperanza con el Pacto de Acero con Alemania

Sin poder trabajar, Rita decidió ejercer la medicina clandestinamente. Inquieta el abandono y con el apoyo de su familia decidió instalar un mini laboratorio en su recamara para continuar estudiando las células nerviosas en embriones de pollo y encontrar el por qué y el cómo de los cambios de las células en motoras y sensitivas de día en día observándolas en un microscopio y se consagro a sus experimentos que habían de ser fundamentales en su vida.

1941 transcurrió en medio de las angustias por el avance triunfal de los nazis. Mientras, Levi había vuelto a Turín y gustoso acepto colaborar en las investigaciones de Rita, trabajaron juntos hasta ’42 que tuvieron que abandonar Turín. Ya habían llegado a una conclusión contraria a la conocida entonces que afirmaba la presencia de un factor inductivo en los cambios de las células, la teoría de Rita afirmaba la acción de factores no inductivos, sino genéticos y ambientales en los procesos de diferenciación del sistema nervioso.

El 10 de septiembre los tanques alemanes entraron a Turín, la familia Levi, con nombres falsos busco refugio en Florencia y se avoco a la única actividad no racista: confeccionar documentos falsos.

El año siguiente, los alemanes destruían la ciudad y el 11 de agosto se inició la insurrección, nazis y fascistas disparaban desde los tejados. El 2 de septiembre los ingleses desfilaron en silencio.

Por primera vez Rita vio autobuses con la estrella de David, eran camiones cristianos que repartían agua potable, la estrella ya no era objeto de bufa y escarnio.

La familia recupero su identidad y Rita, con su doctorado en medicina, se presentó al servicio sanitario aliado. trabajo con entusiasmo en un centro de refugiados.

Después de la guerra, desaparecido el peligro que amenazaba sus vidas; le faltaba ánimo para volver al laboratorio, dudaba de la validez de sus conclusiones. En la universidad, Su mentor y amigo, Levi, le ofreció el puesto de ayudante que había tenido, acepto el cargo y un día Levi la llamo para leerle una carta de Viktor Hamburger desde la Universidad de Washington en Saint Louis Missouri, ella conocía bien su trabajo que le causo experimentos en su laboratorio casero donde llego a conclusiones diferentes por lo que Hamburger pedía a Levi que le permitiera viajar a San Luis por un semestre para estudiar juntos la contradicción. La idea conquisto a Rita, la invitación era el mejor antídoto para su falta de ánimo, pero tuvo que posponer el viaje por compromisos de trabajo.

El 19 de agosto de 1947 se embarcó rumbo a San Luis. Conoció al doctor Hamburger que la esperaba en la universidad y supo que había hecho bien en aceptar la invitación. Su estancia de 6 meses se prolongó a 30 años con interrupciones.

A finales de 47, cuando menos lo esperaba, recupero la confianza y el entusiasmo al observar diferenciaciones continuas en las células nerviosas de los embriones de pollo entre el cuarto y el sexto día, lo mismo ocurría en todos los casos estudiados, luego el fenómeno era genético.

El descubrimiento modesto no solo era el fin de incertidumbres después de muchos años de trabajo; “sello una alianza vitalicia entre el sistema nervioso y yo. Nunca la rompí, ni me arrepentí.” Escribió en su autobiografía.

Trabajando en Rio de Janeiro descubrió que las fibras nerviosas crecían de los ganglios y era el origen del crecimiento de fibras y células. La prueba definitiva ocurrió en su laboratorio de Roma y por otros científicos también, el misterio descubierto se llamó “factor de crecimiento nervioso’ – en inglés, Nervous growing factor. NGF por sus siglas.

De vuelta en San Luis, Rita y Hamburger decidieron invitar a un joven científico como research associate que resolvería los problemas químicos por lo que llego a compartir el premio Nobel con Rita.

Para investigar la parte ambiental del factor, trabajo con tumores de ratón que injertaba en los huevos fecundados, más tarde, por recomendación de Cohen, uso veneno de serpiente y los resultados fueron muy positivos. Después completaron la investigación demostrando que se trataba de una proteína y quedo establecido el factor. Su descubrimiento, imprescindible en muchas otras investigaciones en todo el mundo, fue el motivo del premio Nobel en 1986.

La noticia la recibió en Roma, donde vivía y había fundado un instituto para jóvenes científicos, era maestra. directora y allí trabajaba.  El premio Nobel le abrió otras puertas que le permitieron ayudar a muchas más personas.

Fue presidenta de la Asociación Italiana de Múltiple esclerosis.  Fue la primera mujer electa como miembro de la Academia pontificia de Ciencia. Con su hermana gemela fundaron una asociación para apoyar a los jóvenes profesionales en sus estudios profesionales. Creo una fundación de asistencia para jóvenes africanas y fue fundadora y presidente del Instituto Europeo, FBRI.

En 2001 fue designada Senadora Vitalicia en la República Italiana por el presidente Carlo Azegi. En 2008 fue investida Doctora Honoris Causa por la Universidad Complutense de Madrid.

La Doctora Neurologista Rita Levi Montelcasini fue admirablemente activa durante toda su vida; decía que cada día era más inteligente por la experiencia que ganaba, murió a los 103 años el 30 de diciembre de 2012.

 

Acerca de Alicia Korenbrot

Nació en la Ciudad de México, terminó sus estudios de Filosofía en la UNAM, es Escritora y traductora. Actualemente reside en Israel.

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