Mientras que los aeropuertos de América del Norte gimen bajo el peso de otro cambio radical en los protocolos de seguridad, sigue apareciendo una palabra de boca de los expertos: Israelificación.
Es decir, ¿cómo podemos hacer que nuestros aeropuertos se parezcan más a los de, que tratan con amenazas terroristas mucho mayores con mucho menos molestias?
“Para nosotros los israelíes, es alucinante observar lo que sucede en América del Norte, porque pasamos por lo mismo hace 50 años”, dice Rafi Sela, el presidente de AR Challenges, una compañía global de consultoría de seguridad de transporte. Rafi ha trabajado con la Real Policía Montada, los Seals de Marina de los EE.UU. y aeropuertos de todo el mundo.
“Los israelíes, a diferencia de los canadienses y estadounidenses, no se dejan de nadie. Cuando la Agencia de Seguridad de Israel (ISA) comenzó a reforzar la seguridad y tuvimos que esperar en fila durante no horas, sino 30 o 40 minutos, se desató el infierno aquí. Dijimos: ‘Esto no puede ser: vamos a encontrar una forma de hacernos cargo de la seguridad sin tocar la eficiencia del aeropuerto. “
Que, en pocas palabras es “israelificación” – un sistema que protege la vida y la integridad física, sin fastidiar a muerte a los viajeros.
A pesar de docenas de amenazas potenciales que enfrenta cada día, el sistema de seguridad del aeropuerto Ben Gurion, el más grande de Israel, ha funcionado sin problema desde la excepción, en 2002, cuando dejó pasar a un vuelo aun pasajero que llevaba una pistola por error. ¿Cómo hacen eso?
“Lo primero que tienes que hacer es observar quién está entrando en tu aeropuerto”, dice Sela.
El primer filtro de seguridad que saluda a los viajeros en Ben Gurion International Airport es un control de carretera. Todos los conductores se detienen y se formulan dos preguntas: ¿Cómo estás? ¿De dónde vienes?
“Dos preguntas benignas. Las preguntas no son importantes. El comportamiento de las personas es la respuesta”, dijo Sela.
Los oficiales están buscando nerviosismo u otros signos de “malestar” – perfiles de comportamiento. Sela rechaza el argumento de que perfilar es discriminatorio.
“La palabra ” perfilar” es un invento político de la gente que no quiere ejercer seguridad”, dice. “Para nosotros, no importa si es negro, blanco, joven o viejo. Es simplemente su comportamiento. Entonces, ¿qué tipo de privacía invado realmente cuando estoy haciendo esto?”
Una vez que usted ha aparcado su coche o bajado de su autobús, pasa a través del segundo y tercer perímetro de seguridad.
Guardias armados fuera de la terminal están entrenados para observar a los pasajeros a medida que avanzan hacia las puertas, de nuevo en busca de comportamientos extraños. En la media docena de entradas a Ben Gurion, está el otro filtro de seguridad. En este punto, algunos viajeros se eligen al azar, se llevan a un lado, y su persona y su equipaje pasan a través de un magnómetro.
“Esto es para verificar que no tienen metales pesados algo que parezca sospechoso”, di Sela.
Usted está ahora en la terminal. Al acercarse al mostrador de la línea aérea, un entrevistador entrenado detiene su pasaporte y su boleto. Hace una serie de preguntas: ¿Quién empacó su maleta? ¿Ha estado su equipaje fuera de su supervisión en algun momento?
“Todo el tiempo, te está viendo a los ojos – lo cual es muy embarazoso. Pero ésta es una de las formas para averiguar si si eres o no sospechoso. Toma 20, 25 segundos”, dice Sela.
Las filas son escalonadas. A la gente no se le permite amontonarse para servir de blanco de un atacante que ha llegado tan lejos.
En el mostrador de facturación, su equipaje es escaneado de inmediato en un servicio integrado de la zona. Sela juega al abogado del diablo: ¿qué pasa si han escapado a la atención de los primeras cuatro filtros de seguridad, y ahora intentan pasar una bolsa con una bomba en ella?
“Una vez le hice esta pregunta a Jacques Duchesneau (ex jefe del Organismo Canadiense de Seguridad del Transporte Aéreo): te dicen que hay una bolsa con plastilina en ella y dos plumas atascadas en el Play-Doh. Eso es una “Bomba 10”. Le pregunté a Duchesneau “¿Qué haría usted? ” Y él dijo: “Evacuar la terminal.” Y yo dije ” Dios mío,
toma el aeropuerto Pearson. ¿Sabes cuántas personas hay en todo momento en la terminal? Varios miles. Digamos que se logre (una evacuación) sin pánico – lo que nunca va a ocurrir. Pero digamos que se puede. ¿Cuánto tiempo toma? Nadie había pensado en ello. Me respondió: ‘Dos días’ “.
Un “bloqueador” de Ben-Gurion, tiene un par de mejores opciones.
En primer lugar, la zona de control está rodeada de una coraza, hecha de vidrio a prueba de explosión, que puede contener la detonación de hasta 100 kilos de explosivo plástico. Sólo sería necesario evacuar a las personas dentro de la zona de control, y sólo a un punto a pocos metros de distancia.
En segundo lugar, todas las áreas de detección contienen “cajas para explosivos”. Si el escaneador ve una bolsa sospechosa, él / ella está entrenado para recogerla y colocarla en la caja, a prueba de explosión. Un escuadrón anti bombas llega poco después, y se lleva a la caja a una cierta distancia, para una mayor investigación.
“Éste es un ejemplo simple, una muy pequeña muestra de cómo podemos simplemente dejar del lado un problema que podría paralizar uno de sus aeropuertos”, afirma Sela.
Cinco niveles de seguridad hacia abajo: ahora el viajero finalmente llega al que Ben-Gurion tiene en común con un aeropuerto como Pearson – la revisión del equipaje de mano.
“Pero aquí se hace completamente diferente a los Estados Unidos. “En primer lugar, es rápido – casi no hay filas. Eso es porque no estamos buscando líquidos, ni revisando sus zapatos. No estamos buscando todo lo que se busca en los Estados Unidos. Sólo te estamos mirando “, explica Sela. “Incluso hoy en día, cuando más seguridad hay, las autoridades revisan tu equipaje hasta el último objeto. Pero nunca te miran, o miran cómo te comportas. Ellos nunca miran a los ojos… y es así como se diferencian los chicos buenos de los malos “.
Ése es el proceso – seis filtros, cuatro duros, dos blandos. El objetivo de Ben-Gurión es mover a los viajeros desde el estacionamiento a la sala VIP del aeropuerto, en un máximo de 25 minutos.
Estono puede sustituír el sistema de inteligencia, fuera de la red de seguridad, que falló de manera tan espectacular en la selección del atacante del vuelo 253, Omar Faruk Abdulmutallab. En Israel, dice Sela, una recaudación coordinada de datos produce una constante evolución en los análisis de amenazas y vulnerabilidad.
“No hay absolutamente ninguna información de inteligencia y análisis de riesgo realizado en Canadá o los Estados Unidos”, dijo Sela. “Absolutamente ninguna”.
Pero, incluso sin la inteligencia, Sela sostiene, Abdulmutallab no hubiera pasado los filtros de perfiles de comportamiento del Aeropuerto Ben Gurion.
Lástima. Ocho años después de 9 / 11, ¿por qué estamos todavía tan poco reactivos, tan poco israelificados?
Sela primero culpa a nuestros dirigentes, y luego a nosotros.
“Tenemos un dicho en hebreo: es mucho más fácil buscar una llave perdida bajo la luz, que buscar la llave donde realmente se perdió, porque ahí está oscuro. Eso es exactamente cómo (los funcionarios de seguridad norteamericanos) actuan “, dijo Sela. “Usted puede hacer lo que hacemos. Usted no tiene que sustituir nada. Simplemente añadir un poco – la tecnología, la capacitación. Pero hay que cambiar completamente la manera de llevar a cabo la seguridad del aeropuerto. Y eso es algo problemático para los burócratas. Están muy bien encerrados en su propio concepto “.
En lugar del miedo, se sugiere que la indignación sería un acicate más poderoso para provocar ese cambio.
“¿Sabes por qué los israelíes estamoss tan tranquilo? Tenemos los ataques de terror más brutal contra nuestros civiles y, aún así, la vida en Israel es muy buena. La razón es que la gente confía en sus fuerzas armadas, su policía, sus equipos de respuesta y sus organismos de seguridad. Saben que están haciendo un buen trabajo. No se puede decir lo mismo de los estadounidenses y canadienses. No confían en nadie “, expresa Sela. “Pero dicen:” Hasta ahora, vamos bien “. “Entonces, si algo sucede, se desata un infierno y el viajero pasa ocho horas en un aeropuerto. Lo cual es ridículo y no justificable.
Pero los estadounidenses y canadienses son buenas personas y no protestan: obedecen a lo que se les pide porque creen que no hay otra forma de hacerlo”.
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