La judería de Cáceres, 2da. parte

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A partir de 1488 se observó un movimiento migratorio entre los judíos pues los propietarios cristianos abusaban en el cobro de rentas de las casas que los judíos se vieron obligados a ocupar con motivo del apartamento Es probable que la actual ermita de San Antonio de la Quebrada haya sido la sinagoga, y en torno a la misma se organizara la judería. Varios documentos de los siglos XV y xvi, procedentes de la Biblioteca. Nacional y del Archivo de Hacienda (BN Mss. 430, fols. 213214 y Archivo de Hacienda Leg. 114/17) así como papeles del Convento de San Pablo (Leg. 2 núm.9), hacen referencia a una judería vieja y a otra nueva y nos dan su localización.

Veamos algunos de estos documentos empezando por la judería vieja. En un documento de 1438 se habla de “una casa que era dentro de la dicha villa es decir, intramuros en la Judería, ala Collación de San Mattheos” (Biblioteca Nacional. Ms. 430. fol.213). A esa zona se le llama después de la expulsión con el nombre de barrio de San Antonio de la Quebrada, haciendo alusión sin duda, por un lado, a la ermita allí existente, y por otro, a las características del terreno.

Pero también sigue llamándose judería o judería vieja en documentos del siglo xvI, que señalan censos de casas y otros asuntos. Pero además, en otro documento de 1858 relativo a la ermita de San Antonio y que se conserva en el Archivo Parroquial de San Mateo, D. Francisco Santillana, presbítero encargado de la ermita y culto de San Antonio, de la colocación de san Mateo en el barrio de la Quebrada, expone a su obispo que “en el año mil cuatrocientos setenta… Alonso Golfín… hizo construir a sus expensas la referida. Ermita sobre una casa de su propiedad que hubo sido sinagoga de judíos…”. Así pues, no queda duda que ahí estuvo el templo judío, aunque no lo sea la actual ermita.


En cuanto a la judería nueva, los documentos la sitúan extramuros y en la colación de San Juan. Un documento del 1487 hace referencias a “unas casas de Samuel judío… en la Judería linde por ambas partes con la calle de la Corte, y por otra, con la de Pintores” (Archivo de Hacienda, Leg 114/17. Papeles del Convento de San Pablo. Leg, 2, num 9). Otro documento, éste de 1574, habla de unas “casas colación de San Juan en la calle que llaman de la judería que es la calle angosta que va de la plaza a la calle de la Corte” (actual calle Panera). Algunos documentos hacen referencia a la calle de la Cruz, en donde existían casas habitadas por los judíos.

En esta calle existe una capilla llamada también de la Cruz, que en el siglo xvi quedó incluida en el Palacio del Marqués de la Isla y que hoy, ya fuera del culto, sirve en ocasiones de salón de actos del Ilustre Colegio de Arquitectos. Puede ser que aquí estuviera otra sinagoga que atendería al culto en la Judería Nueva. El nombre de la Cruz es bastante habitual en iglesias españolas que fueron antes sinagogas. Mínimo y tangencial fue el trato con los judíos residentes en Cáceres, pero encontramos algunos detalles que por interesantes queremos darlos a conocer.

Durante el siglo xv proliferaban las familias judías en la tierra extremeña y toda España. Cáceres tuvo una nutrida colonia judía. La más abundante de toda la provincia. Según el repartimiento de la Corona de Castilla confeccionado por el Rabí Jacob Aben Núñez, físico del Rey y su juez mayor, repartidor de los servicios y medios servicios, la villa cacereña, es decir los judíos residentes en Cáceres, debía pagar 8.200 maravedíes.

La tarifa era de 50 maravedíes por cabeza de familia, según una interpretación, y según otra por cada individuo. Convivían pacíficamente sin discriminación. No había oposición entre judíos y cristianos. No vivían aislados en los llamados barrios de judería, sino que se mezclaban en moradas colindantes, con los demás
Actual ermita de San Antonio, posible emplazamiento de la sinagoga de la judería vieja.

Aquellos hebreos preferían dos profesiones: trabajar en las artes con metales nobles y preciosos, plata y oro, y también ejercer la medicina. En la villa cacereña hubo famosos plateros y vivos mercaderes. En 1449 vivía en una casa de la plaza pública “que estaba a la colación de Santiago” Ruiz David, a quien el pueblo conocía y denominaba con el gentilicio no sabemos si puritana o peyorativamente de “el judío”, y cuyo segundo nombre o apellido —David— exhala auténtica fragancia hebraica. Catalina Ruiz vivía en la casa colindante. No sería improbable que fuese judía y madre o hermana del médico judío, luego converso, el doctor Rivera, sobrino de Ruiz David, cuyo sepulcro se encuentra la Concatedral.

Catalina Ruiz enajenó una casa, mediante escritura ante Luis Fernández, escribano público, el 30 de marzo de 1449, al matrimonio formado por Martínez Espadero y María Fernández. Convecino de la vendedora vivía el célebre platero Bartolomé, conocido también como “ilustre judío”. Estas casas estaban contiguas al Adarve, según la escritura pasada. Ante Bartolomé Manuel, a quien juzgaban también “judío”, del. 30 de agosto de 1489. D.’ Gracia de Carvajal, Priora del Convento de Santa María, adquirió aquellas casas y las dio a censo a Juan López Zapatero.

Muchos de aquellos judíos se convirtieron y eludieron la expulsión. Pienso que muchos descendientes suyos son hoy apasionados cacereños y sinceros cristianos.

Acerca de Antonio Escudero Ríos

Nació en 1944 en Quintana de la Serena, Badajoz. Hizo las carreras de Filosofía y Publicidad en Madrid en donde reside desde 1960. Es editor literario e investigador de Judaica. Ha realizado ediciones facsimilares de la Guía de los Perplejos, el Cuzarí y de la obra de Isaac Cardoso. Dirigió las Jornadas Extremeñas de Estudios Judaicos en Hervás, en 1995, con Haim Beinart. Fue Director de las Actas del mencionado Congreso, publicadas en 1996. Colaborador en las revistas judías Raíces, Los Muestros, Maguem y Foro de la vida judía en el mundo, entre otras publicaciones. Creador, junto a otros entusiastas, de la Orden Nueva de Toledo, Fraternidad dedicada a la defensa plural de Israel y el Líbano cristiano, así como combatir el antisemitismo. Ha plantado miles de árboles, y construido, con Don Jaime Botella Pradillo, un jardín dedicado a los Justos de las Naciones en Las Navas del Marqués, en tierras de Castilla.

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