La judía de Montevideo, 10ma. parte

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La sobreviviente del bosque.pdf
(Dedicado a la Memoria de los seis millones de muertos en los campos de exterminio durante el Holocausto)

I.


Ya es noche cerrada. Todo parece estar en calma. La música del viento moviendo las hojas de los árboles, algún grillo, algún vuelo nocturno. El bosque ahora, parece, está ausente de humanos. No obstante, Rivka es muy desconfiada. Sabe perfectamente que en cualquier momento uno de ellos puede salir de su camuflaje con la fauna, y con la flora del bosque. Así que va esperar bastante tiempo más antes de hacer cualquier tipo de movimiento. Rivka prosigue inmóvil en su sitio. Sus brazos, rodean su tesoro más preciado, y decide aprovechar esos momentos, para retener el último contacto. Grabar ese momento en la memoria. Trata de recordar su olor, su piel suavecita, y hace de cuenta de que esa piel todavía no está fría. Han pasado dos horas más. En el bosque hace un frío glacial, Rivka está aterida. Evidentemente, hoy, ellos no volverán. Seguramente, estarán festejando las cifras en la cantina del pueblo cercano, con unas cuantas cervezas, y cantando el “Heil Hitler”. Hace un ratito, nomás, unas seis horas, como todos los días, el Oberfurer VonMorsen, los había hecho formar fila, y había señalado quiénes a la derecha, y quiénes a la izquierda. Al principio, Rivka moría de angustia, cada tarde, cuando VonMorsen, señalaba. Más adelante, se fue acostumbrando, era peor ponerse nervioso. Porque si lo notaban, ya ahí mismo era boleta.

El pequeño Joshua apretaba con su manito la mano de mamá. Joshua era muy pequeño. Rivka le había explicado, que VonMorsen repartía bolsas de caramelos, pero como los caramelos no le alcanzaban para todos, entonces, iba eligiendo. Pero esa tarde, les dijeron “Izquierda”. – “?El también?” Atin? a preguntar al soldado que esperaba impaciente se moviera. Sólo recibió un culatazo. Joshua rompió a llorar. El SS lo había asustado. Una vez concluida la repartida de caramelos, indicaron a La Fila desplazamiento. Caminaron al menos una hora, hasta llegar a un claro del bosque. Les ordenaron pararse al borde de la fosa, que ya estaba preparada. Fue todo muy rápido. Les habían hecho quitarse la ropa, y ¡Pum, pum,pum! Así, fueron cayendo, uno tras otro. Los oficiales de las Waffen SS se paseaban y revisaban. Si alguien aún vivía, le volvían a disparar, a fin de cerciorarse que la misión fuera exitosa. Rivka permanecía inmóvil, en medio de sus compañeros, que lentamente, comenzaban a enfriarse, al igual que el pequeño Joshua. Hacía un esfuerzo sobrehumano para no realizar movimiento alguno, se cuidaba de cada gota de aire que respiraba, no sea cosa que las Waffen descubrieran el ardid. Es así como Rivka yace en una fosa, en medio de los cadáveres de toda su gente, con su hijo muerto en sus brazos.

II.

Ha llegado el momento. Toca por última vez a su hijito adorado, que quedará para siempre en ese agujero negro, con su inocencia interrumpida, por monstruos salvajes. Rivka no se decide. No puede dejar de tocar a Joshua, ya con su pielcita fría, muy fría.

Rivka reaciona. Le quedan pocas horas, porque cuando se haga el día, deberá resguardarse para continuar la marcha la próxima noche. Rivka se levanta de la fosa. Desnuda, famélica, es un saco de huesos, con largo cabello color oro, corriendo por un bosque hostil. Rivka corre, tratando de alejarse del lugar lo más rápidamente posible. Rivka no piensa. No tiene nada, tan sólo corre, corre, corre, corre, corre. La traiciona una raíz oculta, que ella no ha visto, y cae. Inmediatamente escucha voces. ¡Ahí están ellos! Antes de un minuto, un Waffen SS, le pega con la escopeta. Mira a sus camaradas, y comienza a reír a carcajadas. -“¿Dónde se quedó tu colita?”- ríe el SS. Da vuelta la cabeza, y pregunta a los otros: -“¿Ven acaso la colita de esta judía? ¡Decinos donde está tu cola, judía de mierda, carajo! -“¡La judía no tiene cola! ¡La judía no tiene cola! ¡La judía no tiene cola! “– coreaban y reían los demás. -“?Es lo que hay esta noche, muchachos!”- dice otro. Entre dos, le atan las manos, y la tiran al suelo. Rivka cierra los ojos. Uno tras otro, van dejando sus repugnantes efluvios, y hacen dos rondas cada uno. Ya saciado el brutal instinto, parece que se disponen a retirarse. Rivka sigue inmóvil. Está deseando que desparezcan, para levantarse y volver a correr…

III.

Pero esta noche, la suerte no está de su lado. Uno de los Waffen SS se queda plantado allí, como una estaca. -“¿Qué creés, pérfida judía? ¿Qué te vas a ir tan campante? Arrodillate.”- dice el Waffen SS. Rivka permanece inmóvil. -“¡Arrodillate! ¿O se te taparon las orejas?” Rivka, pues, se puso de rodillas. Aterida, temblorosa, sangrando por la vejación de los otros, con restos de semen de gordos, de semen de cerdos, de semen de monstruos. -“No estás mal. Hoy no te voy a matar. ¿Viste? Ustedes que dicen que somos monstruos. Hoy, te salvás, judía. Te quiero dar más, estás buena”. El Waffen SS la arrastra de los pelos unos dos km. Hasta llegar a una cabaña, como la de Hansel y Gretel. Abre la puerta, y la tira en un catre. Rivka lo observa. Es el típico ejemplar de la raza aria, alto, cabello rubio cortado al ras, y unos ojos celestes que la miran con odio. Rivka sigue tirada en el catre. El alemán, se da el lujo de desvestirse parsimoniosamente. Se sienta en una silla, se quita las negras botas que brillan. Finalmente, queda desnudo. Rivka espera aterrada. La Bestia se tira brutalmente sobre ella, la veja, le destroza la piel, la sacude del pelo, eyacula varias veces, hasta que queda ahí, exhausto.

La Bestia se levanta. Rivka aguarda. Ya nada peor puede sucederle, no teme, Joshua murió, así como el resto de su familia, no le queda nada. Pasan una media hora, y La Bestia, aparece con una manta. Rivka está desconcertada. La Bestia, la deposita hasta con cierta ternura, en el catre, y la tapa con la manta. Rivka pierde el conocimiento. IV. Rivka abre los ojos. Nota que su cuerpo ya no está helado, alguien le ha puesto una especie de blusa. También le han lavado el rostro, y el cuerpo. La Bestia, está sentada a su lado. Rivka permanece desconcertada. La Bestia le pregunta cómo está. Ella le dice que mejor. Rivka le preguntaría que lo hizo cambiar de idea, pero sabe que cualquier cosa que diga, será tomada en su contra. Rivka tiene el cabello rubio, largo, y ojos verdes. Parece que a La Bestia le gustó. -“Es una pena que seas una judía”- dice él. Rivka permanece en silencio. Tiembla. -“No tengas miedo, no te voy a hacer más nada”. Rivka cada vez entiende menos. El Demonio devenido en Angel, la mira con ternura. Le acaricia el rostro, el cabello, y sus expresiones se van suavizando. -“Sos muy linda”- dice La Bestia.

-“Gracias”- dice Rivka.

-“Si no fueras judía, me casaba contigo” Rivka no dice nada.

-“Te busqué ropa”- dice él.

–”No podés correr por el bosque desnuda, porque te vas a morir de frío. Tomá, vestite”.

Rivka se incorpora. Lo que queda de ella, piel y hueso.

-“No tengas miedo”- vuelve a decir él.

–”Vestite tranquila”. Rivka se pone la ropa. -“Ahora abrigate” – dice él, y le alcanza un grueso tapado. “-Vas a caminar unos tres kilómetros, y vas a encontrar una aldea. Ahí preguntá por Hans. Decile que yo te mando-“.

“-¿Y cómo es su nombre?” -“Cierto. No te lo dije. August”.

-“¿Por qué me ayuda? “- pregunta Rivka. –

“Mirá, sé que vos pensás que soy un monstruo, y tenés toda la razón. Pero los monstruos también tenemos sensibilidad”.- dice August.- “Me gustaste, sos linda, y una belleza como vos, no merece morir. Capaz cuando termine la guerra te busco, me encantaste.”

-“Gracias August. Mi nombre es Rivka.” -“Un placer haberte conocido … RIVKA”.

*Continuará: Revelación, parte 4.

Acerca de Anna Donner Ryba

Anna Donner Rybak nace en Montevideo el 21 de setiembre de 1966. Es analista en sistemas, escritora y artista plástica. Escribe diversos géneros: Cuentos históricos, cuentos de humor, Columnas de actualidad, Ensayos, Poesía y Fantástico. En 2007 participa como integrante del coro ACIZ CANTAMOS en el encuentro Interamericano de Coros en la Ciudad de Buenos Aires, abriendo la presentación leyendo un cuento de su autoría: Intermitencias de la Muerte. En 2009 lee Retazos Blancos, Negros y Sepia

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