Unas palabras.
Existe una concepción de la moral-establecida-a priori y otra de la moral-establecida-a-posteriori. La primera se basa en entidades universales preestablecidas, y para lograr la excelencia los individuos tienden a imitar modelos (también) establecidos a-priori. Por poner un ejemplo “hombre de bien“, es aquel que es bueno, y ¿qué es ser.bueno? Y, ser un buen hijo, obediente, un alumno aplicado, tener las mejores notas en la escuela, el liceo, luego, paralelamente también integrar el plantel deportivo de una institución de renombre, y si es el capitán, mejor, “más bueno“, será. Luego, irá a la universidad, y se graduará con honores, sus padres estarán orgullosos porque era lo que esperaban para su hijo, luego, siguiendo el predecible orden de estos comportamientos de “hombre bueno“, buscará una compañera de vida, contraerá matrimonio, tendrá hijos, será un profesional exitoso, etc, etc, etc.
Suena como a demasiado, ¿verdad? Por supuesto. El hacer “lo.que.se.espera.de.mi“, supone un estrés brutal, y conduce a la insatisfacción: ¿Y alguien me preguntó a mi qué quiero hacer? Nos comportarnos según patrones establecidos que nos alejan de nuestra identidad, puesto que no existe una entidad universal de “hombre bueno“, sino que existen tantas definiciones de “hombre bueno“, como habitantes en el planeta.
Vivimos en un mundo diverso y multicultural, y es imperioso y urgente aceptar y tolerar a todos y cada uno de los individuos, no importa ni su raza, religión, condición económica y social. En un único y universal modelo de “hombre bueno” es imposible que quepan todos.
“Uno es lo que hace” es una de las premisas de la filosofía existencialista. Esta frase implica un concepto de moral establecida-a-posteriori, el individuo es proyecto y movimiento, se va “haciendo” en base a la experiencia, y a su ser-en-elmundo.
Hoy no soy la que fui ayer, ni mañana seré la que soy hoy. Así, vamos construyendo nuestra identidad, nuestras características inconfundibles y únicas que me.hacen, no soy igual a mi vecino, tengo un carácter, tomé algunas posturas con respecto a la sexualidad, religión, política, etc. que me construyen diariamente y me hacen crecer, y que hacen que yo sea quien soy.
No existe una manera absolutamente objetiva de percibir el mundo, vivimos adentro de un cuerpo que nos alberga, y vemos a través de unos ojos. Para siempre, ah, sí.
Por lo tanto, tratamos de ser lo más objetivos dentro de nuestra subjetividad.
Así, somos profesionales, padres/madres, pero siempre desde nuestra subjetividad.
Esta novela es una ficción, pero sería tonto decir que es absolutamente objetiva. No, no lo es. Cuando uno escribe, lo hace desde uno, y “vive” desde uno.
La temática que intento abordar es compleja. No pretendo ni quiero que el lector tome el enfoque como una verdad universal.
Es que no creo en verdades universales. Deseo que estas líneas inviten a la reflexión, a la crítica, al análisis particular que todos y cada uno de los lectores hará, a “la particular lectura” de cada uno. Todas son enriquecedoras.
En definitiva, todos queremos lo mismo: vivir en un mundo mejor, más justo, diverso y tolerante.
Anna Donner Rybak.
Continuará: “Onetti escribió “El Pozo” “
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