La judía de Montevideo, 20va. parte

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Inconexos

¿Qué te pasa?


-¡Qué me pasa! ¿Me estás tomando el pelo?

-¿Por qué estás así?

-¿Que por qué estoy así? Llegaste quince minutos tarde y no te sentaste al lado mío, ¡no! Te sentaste varias filas atrás. ¡Tuve que hacerte señas para que vengas a sentarte conmigo!

-¿Pero cómo iba a ir a primera fila si había un orador disertando? ¡Eso hace ruido, eso molesta!

-Y además no me diste ni la hora, te dije varias veces lo linda que estás y no me contestaste.

-¡Pero no podía contestarte cuando había una persona disertando, Augusto!

-¡Y no dormí en toda la noche esperando el correo que me habías prometido!

-¿De qué hablás? ¿Si ayer nos escribimos más de veinte correos cada uno?

-¡Pero no te despediste! ¡Yo me quedé esperando tu despedida para irme a dormir!

-Pero Augusto, en la computadora? nadie “se despide”!

-Claro, vos sabés todo de computadoras, ¿no?

-No me trates así. ¡Yo te estoy hablando bien!

-Te trato como se me da la gana. ¿Y por qué no respondiste mi mensaje a tu celular?

-¡Ya te dije que no tenía señal! ¿Qué tengo que hacer para que me creas?

-¿No tenías señal? ¡No quisiste atenderme!

-Augusto, ¡nada que ver!

-¿Sabés qué? Vos te estás riendo de mi. ¡Estabas esperando otra llamada que no era mía!

-¡Pará! ¿Estás loco? ¡Nada que ver! ¿No sabés que los celulares a veces se quedan sin señal?

-¡Claro! Me olvidaba, la sabihonda en celulares y computadoras.

Si yo soy flor de burro…

¿Con quién te estás mensajeando? O mejor, ¿quién te llama ahora? ¿Alguno de tus amiguitos del grupo? ¡Con quién carajo te estás viendo! ¿Creés que soy estúpido? Y yo como un imbécil escribiéndote miles de mensajes, miles de correos, y vos te reís de mi todo el tiempo. ¡No quiero más nada contigo!

-¡Pará! ¡Estás loco! ¡Me voy! Cuando te calmes hablamos. ¡Chau!

Y Lea se levantó y salió del restaurante. El viento soplaba y Lea caminaba sin rumbo. Ya no podia contener las lágrimas. ¿Cómo ella podría haber imaginado que Augusto se transformaría de ese modo? ¿Cómo alguien que prologaba misivas con un “Mi dulce” podía haberse vuelto tan violento? Cuando Augusto y Lea empezaron a salir todo eran mieles.

Luego de “Onetti”, los dos estaban como gurises de quince, se escribían al menos una decena de emails los días que no se veían, y un día Augusto le envió a Lea un mensaje a su celular, y entonces, del mail pasaron a los mensajes de texto, y también se escribían varios todos los días.

Todo venía “sobre ruedas”, hasta aquel fin de semana. Porque Lea le había pedido a Augusto que los fines de semana no le enviara mensajes al celular. Aquel sábado, Augusto transgredi? las “reglas”. De todos modos, Lea no lo dej? “esperando”; respondi?, pero no al instante. De un día para el otro aquel tipo soberbio e indiferente, que se hacía desear con las féminas, adrede, empezó a celar a Lea sin motivo. “¿Por qué los fines de semana demorás en responder? ¿Estás con otro?” Imposible hacerlo cambiar de idea.

A Lea se le caían las lágrimas. No le había dado ningún motivo para tener celos, y cada vez el carácter de Augusto se volvía más irritable. Alucinaba que Lea lo engañaba, y nada parecía poder hacerlo cambiar de idea. Tan ensimismada caminaba Lea, cuando de golpe alguien la tomó violentamente del brazo. Giró la cabeza y quedó paralizada de miedo, era Augusto.

-¿Adonde creés que vas? ¿Me dejás plantado en el restaurante? ¿Quién carajo te creés que sos? Oíme bien, ¡ahora me vas a escuchar todo lo que se me de la gana! Lea, aterrada, no opuso resistencia. Augusto la arrastró hacia un banco del Parque Rodó.

-¡Hablá! ¿No tenés nada para decirme? Lea no podía pronunciar palabra.

-¡Hablá hija de puta! ¿Querés que siga haciendo el papel de pelotudo? ¡Hablá carajo!

-¡Soltame! ¡Terminamos Augusto! ¡Se terminó! Lea emprendió una maratón hasta la parada de taxímetro.

*Continuará: “Voces”

Acerca de Anna Donner Ryba

Anna Donner Rybak nace en Montevideo el 21 de setiembre de 1966. Es analista en sistemas, escritora y artista plástica. Escribe diversos géneros: Cuentos históricos, cuentos de humor, Columnas de actualidad, Ensayos, Poesía y Fantástico. En 2007 participa como integrante del coro ACIZ CANTAMOS en el encuentro Interamericano de Coros en la Ciudad de Buenos Aires, abriendo la presentación leyendo un cuento de su autoría: Intermitencias de la Muerte. En 2009 lee Retazos Blancos, Negros y Sepia

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