La judía de Montevideo, 4ta. parte

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La de la Otra Orilla

-Andy, no podés seguir así…


-No sé cómo sacármelo de la cabeza.

-¡Por favor Andy! ¡Peleá por él!

-Pero Au está embobado con esa imbécil…

-Andy, vos lo dijiste: ?”imbécil” ?Me saca mal que no te des el valor!

-Es que no soporto que Au esté siempre pensando en ella…

-“Au”, querida Andrea, sabe diferenciar la “mortadela” del “buen jamón”, te lo aseguro. Andrea y una amiga tomaban el té en un café de la Recoleta.

Andrea vivía en Buenos Aires, en “la otra orilla del Plata”. Andrea había conocido a Augusto Abarrategui en un Congreso de literatura en la vecina orilla. Había sido invitado por la profesora de Andrea, Carlota Banchero. A la salida habían compartido la única noche en un boliche. “Ningún gran artista ve las cosas como son en realidad; si lo hiciera, dejaría de ser artista. Los salvajes parecen tener puntos de vista similares a los que la gente cultivada sobre la mayoría de los temas: están demasiado avanzados. En cuanto a los pobres virtuosos, uno puede compadecerlos, por supuesto, pero es imposible admirarlos. Mientras que para la sociedad no existe mayor pecado que la vida contemplativa, los más cultos opinan
que la contemplación es la ocupación natural del hombre.

Cuando el público dice que una obra es oscura en exceso, quiere decir que el artista ha dicho o hecho algo hermoso y, además, original; cuando describe una obra como obscena en exceso, quiere decir que el artista ha dicho o hecho algo hermoso y, además, verdadero. La diferencia entre literatura y periodismo es que el periodismo es ilegible y la literatura no esleída. Mientras la sociedad considera que la contemplación es lo más grave de lo que se puede acusar a un ciudadano, la cultura más refinada piensa que es la ocupación digna de un hombre.

Sí: soy un soñador. Porque un soñador es aquel que sólo encuentra su camino a la luz de la luna y cuyo castigo es ver el alba antes que el resto del mundo. El Libro de la Vida comienza con un hombre y una mujer en un jardín; termina con el Apocalipsis.” Fue hablarle y a la siguiente décima de nanosegundo Andrea estaba muerta de amor pon él. La estrategia de Abarrategui jamás fallaba. A la mañana siguiente Augusto había tenido que volver a Montevideo pero le prometió solemnemente seguir el contacto por mail. Al día siguiente, Andrea esperó con ansiedad el mail de Augusto. Miraba cada dos segundos la bandeja de entrada, y nada. Trataba de distraerse pero irremediablemente volvía a sentarse frente al laptop, y nada. “Seguramente debe de estar trabajando”, “Tuvo algún problema”, “El me prometió mirándome a los ojos”. “Es un caballero” Y miraba la bandeja de entrada, y nada. “Evidentemente algo le pasó, si cuando se fue ayer me miró y es un divino”. Llegó la noche, y Andrea se acostó con el laptop en la mesa de noche, no podía despegarse y si Augusto aparecía en el MSN…

Y pasó la noche mirando la bandeja de entrada, y chequeando y no pegó un ojo en toda la noche. A la mañana siguiente, Andrea pensó definitivamente que el hombre que le había robado el corazón había tenido un problema y muy grave de lo contrario habría cumplido su promesa.

Asunto: Esperando.
Augusto: ¡Hola!
Espero hayas tenido un buen viaje a Montevideo. ¿Todo bien? ¿Algún problema? Escribime en cuanto puedas.
Mil besos,
Andrea …

Apenas hizo click en el botón “Enviar”, se puso a esperar. Pasaban las horas y la respuesta no llegaba. Andrea miraba el monitor cual autómata, cada vez estaba más segura de que Augusto había tenido un problema gravísimo. Y comenzó a sentir una incipiente angustia. No podía probar bocado. Al cabo de tres días, al fin llegó la tan ansiada respuesta. Que sí, que había recibido con agrado su email, decía Augusto y se disculpaba por su postergada respuesta bajo la causa “asuntos familiares y de trabajo”. Inmediatamente Andrea olvidó todo tipo de angustia posible, y se le llenó la panza de mariposas.

Asunto: Fw: Hola Augusto!!!
¡Qué alivio recibir noticias tuyas! ¡Lo confieso! Estaba super preocupada de que te hubiera pasado algo. Me imagino, habrás terminado agotado después de trabajar sin pausa tres días seguidos… qué bueno que lo de tu mamá no fue más que un susto… ¿Cuánto volvés por acá? Las veredas de otoño se llenan de hojas anaranjadas, me gustaría mucho que camináramos por Buenos Aires bajo la luz del sol.
Un beso enorme !!!!
Andy,

Al día siguiente, ni noticias de Augusto. Al otro, tampoco. A la semana, nuevamente un halago, una disculpa, y una promesa de no volver a demorar en responder. Así comenzó un intercambio virtual, en el cual Andrea invertía mucha energía, y Augusto nada. Pero eso no era problema para Andrea, pensaba día y noche en él, soñaba despierta con futuras caminatas juntos por Palermo, La Boca, y la noche…

¿Cuándo pasaría? Moría con solo pensarlo. Andrea había comprado sábanas de seda para agasajarlo, y en el baño tenía ya preparada una “robe de chambre” especialmente para él…. Andrea se reunió con su amiga en el café de La Recoleta esa tarde, porque (para variar) hacía un mes y medio que no tenía noticias de Augusto.

Asunto: La de la Otra Orilla
Augusto: Soy una noctámbula perdida esperando tu respuesta. Y en la quietud de la noche desespero. Ahora entiendo, sos un “hombre de arena”. Desapareciste ante mi, fuiste un compañero poético, un dulce amigo de la trasnoche olvidada. ?
Ya te olvidaste que me llamabas “Noctámbula Porteña”? Cómo te dejaste llevar esa noche por los cuentos de Hoffman… Ahora estás perdido, imagino que en largas caminatas bajo la luna, ¿por qué no respondés a mis correos?
Esta “Noctámbula Porteña”, como me bautizaste, busca tu ausencia que se hace presente en cada noche. Sí Augusto, espero la humilde raci?n del “puchero de oro”, tontamente, claro. Cada noche mojo mis pies en la espuma helada del Río de la Plata, y grito tu nombre porque al menos siempre voy a tener una orilla para esperarte.
Andy. …

-Andrea, pensá.

– dijo su amiga

– Augusto y vos tienen pila de cosas en común.

-¡Claro!

-¡Y bueno!

-¡Y bueno! ¿Y qué?

-¿Qué te dijo tantas veces Augusto? ¡Andrea! Augusto es como vos, odia a los bolches, es un hombre de clase, sabe lo que es vestir bien, ¡te puedo asegurar que no usaría jeans gastados ni se haría ningún tatuaje!

-¡Ja ja! ¡Lo admito, bruja, me estás alegrado la tarde!

– Andy, ?Augusto no te dijo que las “zurditas” lo irritaban profundamente? ?Acaso vos sos una “zurdita”? Salvo que hayas sido bolche en tu reencarnación anterior…

-¡Ja ja! ¡Yo bolche! ¡Ni que reencarnara mil veces! Pobre Au, ella lo exaspera, siempre está “en medio de las tormentas”, no tiene educación, ¡la palabra protocolo parece no formar parte de su diccionario!

-¡Por eso mismo nena, no entiendo por qué te preocupás al divino botón!

-¡Es que no hay carta en que Au no la cite!

-¡Nena! ¡Eso es porque lo avergüenza! Imaginate por un instante a Augusto presentándosela a la madre… ¿Dudás en el caso de que Augusto tuviera que presentar a una de ustedes a su madre a quién no elegiría?

-¡Ja ja! Me imagino la escena, la madre de Au la miraría y por dentro se horrorizaría pero como debe ser una mujer muy fina y educada lo disimularía y ella siempre metida en su luna voladísima ni cuenta se daría y dejala que se ponga a hablar de sus ideas feministas creyéndose la reina de Saba ¡ja ja! y la mamá de Au mirándola espantada y pensando en ahogarla ¡ja ja!

-¡Andrea! ¿Cómo podés ver en ella una rival? Si Augusto no te contesta los mails ¡no es por eso! ¡Quedate bien tranquila!

-Vos sabés que es sorprendente, Au me contó que defendiendo sus argumentos de “justicia”, se pele? con la mitad de la gente del ambiente, pobre Au, un bochorno, realmente terrible…pero lo que me saca mal es que a pesar de eso igual le de bola, ¡ya es tiempo que Au deje de pasar vergüenza y no entiendo como no le pone punto final! Te juro que aunque sea para decirme el papelón que lo hizo pasar, o que por culpa de ella él quedó mal con la gente…¡no lo puedo soportar!, y claro que no hay una explicación racional, ¿cómo Au se fijó en ella?

-Ay Andy, ¡es re obvio!

Los hombres eligen a esas mujeres para pasar el rato, pero ¡seguro que Augusto jamás se casaría con ella! ¿Te lo imaginás casándose por iglesia con ella?

-Eso es imposible. Es judía.

-¿Judía? ¡Tá! Andy, te reitero, esas mujeres no son para casarse, sólo son para pasar el rato y nada de compromisos.

Los hombres como Augusto no se comprometen con mujeres así, claro, capaz el verdulero de la esquina si…

-¡Ja ja! ¡Sos terrible!

– Dejate de joder, Andy. Lo que tenés que hacer es inventarte una buena excusa y viajar vos a Montevideo, ¡tenés que ir a buscar a Augusto!

-¿Te parece?

-¡Obvio! Una vez te tenga ahí ¡vas a ver que te propone casamiento!

-¡Ja ja! Tenés razón, desde este minuto ¡brindemos por mi próximo viaje a Montevideo!

CHIN.CHIN.

Continuará: Quiero contarte mi historia

Acerca de Anna Donner Ryba

Anna Donner Rybak nace en Montevideo el 21 de setiembre de 1966. Es analista en sistemas, escritora y artista plástica. Escribe diversos géneros: Cuentos históricos, cuentos de humor, Columnas de actualidad, Ensayos, Poesía y Fantástico. En 2007 participa como integrante del coro ACIZ CANTAMOS en el encuentro Interamericano de Coros en la Ciudad de Buenos Aires, abriendo la presentación leyendo un cuento de su autoría: Intermitencias de la Muerte. En 2009 lee Retazos Blancos, Negros y Sepia

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