La judía de Montevideo, 5ta. parte

Por:
- - Visto 681 veces

Quiero contarte mi historia

Asunto: Quiero contarte mi historia

Querido Augusto:


Es desde el día que después de habernos amado; desde la suavidad de las sábanas; desde la subyugación que me proporcionaron tus abrazos, desde el placer de acariciar tu piel tersa y tu torso velludo; tú me susurraste al oído de que estabas convencido de que en tu vida no habría judías y que sí que hubo armenias, libanesas, pero que no habría judías porque ellas no te aceptarían tarde o temprano y tú no las aceptarías a ellas porque pensabas que tú con una judía no tenías nada que ver; es desde ese día después de habernos amado, que quiero comenzar a contarte esta historia; Mi Historia.

Cuando yo era una niña, un día, otra niña en el vestuario del club me señal? que yo era “judía”.

¿Qué significaba que yo era judía? Un año después, una amiga repartió invitaciones para su primera comunión.

Yo tenía mi manecita estirada pero, pasó de largo, y me dijo: “Vos no; sos judía”.

Ese dilema me angustiaba sobremanera porque yo hasta el momento me creía una más pero veía que los otros no pensaban lo mismo.

Aquellos hechos acaecidos durante mi más tierna infancia hicieron me preguntara qué tendría yo de diferente con respecto de los otros, para después pasar a la Pregunta Universal de qué tendría Un Judío de diferente con los Otros.

Yo era bastante pequeña y como nací en una familia atea y progresista daba por sentado de que éramos iguales a los demás, y que estábamos no asimilados sino integrados a la sociedad uruguaya.

Así venía pensando yo hasta entonces.

Como era evidente que por alguna razón, que en ese momento yo desconocía, un judío era diferente de los otros, a partir de entonces comencé una larga búsqueda que aún no finaliza.

Decidí, a partir de ese instante comprender qué sucedía conmigo y con nosotros, los judíos, y por qué nos rotulaban.

¿Yo era una niña “normal”, no tenía nada en la sangre que señalara que yo era judía y tampoco creía en Dios.

Entonces me acordé de un día en la casa de mis abuelos.

Ellos se pusieron a llorar en Ydish y me mostraron un álbum de fotos en blanco y sepia.

Eran de esas fotos de principios del siglo XX, con los tatarabuelos, bisabuelos, y ellos, pequeños. Fotos de familias numerosas.

Pasaron las hojas y en una había niños pequeños, entre ellos unos “mellicitos”.

Y me dijeron: “A ellos los mataron los alemanes, en el campo de concentración”.

Y me explicaron, dada mi tierna infancia, que los alemanes “no querían” a los judíos.

Esas imágenes quedaron grabadas ese día y para siempre a fuego en mi memoria, y En la Memoria de Mi pueblo.

Porque esta historia, Mi Historia, es la historia de Mi Familia, y de un montón de Familias.

Mi historia es un poco personal, y un poco colectiva.

Esa fue la Primera Revelación.

Aún no entendía pero sabía que había gente que no nos quería porque éramos judíos.

Pero seguía sin entender porqué, qué era lo diferente que teníamos nosotros porque éramos personas igual que las otras, no nos corría otra sangre diferente por nuestro cuerpo, no teníamos olor feo a pesar de que mucho más adelante leí declaraciones que decían que el olor de los judíos era insoportable y que estaba bien que les hubieran hecho un lugar especial en Varsovia, El Guetto, pues así no iban a contagiar ni los piojos ni sus pestes a los nobles ciudadanos, así ellos justificaban el hacinamiento, y el hambre, estábamos cada vez más raquíticos y famélicos tras el paredón, algunos navegando bajo las cloacas, a cambio de comida para los que quedaban adentro.

¿Por qué? ¿Por qué? Entonces le pregunté a la Bobe Augusta, y me contó que mi padre y ella salieron de Europa en el último barco en el año 1939, y que de Viena tuvieron que huir a Italia, y que su hermana y su familia de milagro habían sobrevivido luego de estar en un tren y haber subido la inspección de la Gestapo.

Quedó helada del pánico y sus hijas pequeñas, tiesas como estatuas, y por aquello de que quizá sí existe algún tipo de Dios o fuerza o Destino, ellas no fueron detenidas en aquel tren, y mi padre y la Bobe Augusta pudieron tomar ese barco, y por esa misma fuerza de Dios o del Destino es que ahora, amor mío, yo te puedo escribir esta historia, Mi Historia.

Mucho después me fui enterando de que algunos judíos no quieren a los que no son judíos, y sigo sin comprender, ¿qué tenemos nosotros, (supuestamente), los judíos, para exigir que para aceptar un par sólo puede ser judío? Eso.

¿Y qué era eso? Yo sabía que existen personas que creen en un Dios, y otras que no creemos en ninguno.

Yo, no creía en ningún Dios, pero era judía.

Y los otros decían que mi “religión” era judía.

Pero es que yo no tenía religión aún así para los otros yo era judía y lo más extraño fue que comenzó a surgir en mí un sentimiento de apego a ese ser.

judío, aunque no entendía muy bien de qué se trataba esa definición para mí, un judío sin Dios, Lo Judío sin el dios, ¿de qué se trataba todo eso? A la vez comencé a sentir desprecio hacia mis semejantes que no aceptaban como par a un no judío.

Y me decía que con razón los no judíos no nos querían a nosotros.

¿Cómo nos iban a querer si nosotros tampoco los queríamos a ellos? Entonces me di cuenta de que había distintos tipos de seres judíos, algunos creían en Dios, otros no, pero lo más curioso delasunto era que muchos de los que no creían en Dios, eran quienes decían no querer para su descendencia un par no judío.

¿Y por qué hacían eso? Nosotros no estábamos allá arriba como para despreciar a los otros.

Bueno, eso es lo que yo pienso. Pero otros judíos no. Es coherente, entonces, que los no judíos quizá se vean tentados de pensar que todos los judíos somos como esos judíos que no quieren a los no judíos.

Pero amor mío, no todos los judíos somos iguales.

Yo proseguí mis investigaciones acerca del dilema existencial que me aquejaba sobremanera, y fue entonces que descubrí una comunión entre mis antepasados y yo.

Nos gustaban las canciones en Ydish, comíamos faikojun y gefilt de fish, y mi madre me había contado que eso hacían mis bisabuelos, y mis tatarabuelos, y todos nuestros ancestros.

Entonces, yo venía del reino del Idish y del gefilt de fish.

También me dijo mi madre que nosotros no enterrábamos con la cruz sino con la estrella de seis puntas y me explicó que los velorios los hacíamos con el cajón cerrado, y que además, una vez enterrado el cajón nunca más se sacaba de la tierra, pero que los católicos a los cinco años, reducían el cuerpo y hacían los velorios con el cajón abierto.

Y mi madre me explicó también que para los católicos, la Biblia tenía un Antiguo y un Nuevo Testamento, pero que para nosotros, sólo era válido el Antiguo Testamento.

Mi madre me explicó que Jesucristo fue un judío que había nacido en Israel, y que murió clavado en una cruz a los treinta y tres años y que por eso todo el mundo cuenta los años desde el nacimiento de Jesucristo.

Pero nosotros contábamos el tiempo desde mucho antes, mientras los católicos iban en el a?o “19” nosotros en el “57”.

Yo iba asimilando y devorando esas diferencias, pero igual seguía sin entender porqué por sólo eso no éramos queridos.

Si la cuestión sólo era que el tiempo para los católicos tenía una dimensión distinta que para los judíos si creíamos en distintos dioses pero ¿Era por ESO qué no nos querían? Más tarde aún, me enteré que así como los católicos eran muy religiosos y rezaban, había judíos que también rezaban, iban a la sinagoga y algunos, hasta se dejaban la barba muy larga.

Y esos judíos, sólo podían tener relaciones sexuales con su pareja a través del agujero de una sábana, no podían cuidarse para no tener hijos, sus mujeres debían vestir pollera y usar un pañuelo en la cabeza.

Entonces, me dije: “Quizá no nos quieren por esto”.

Pero eso no era suficiente, no molestábamos a nadie, al fin y al cabo los religiosos se casaban entre ellos y listo.

Pero algunas cosas comenzaron a disgustarme de esos religiosos.

Eran machistas, y sus mujeres estaban sometidas.

Y yo eso no lo entendía porque mi madre nunca me enseñó que yo debía ser la segunda de un hombre, ni que debía servirlo, ni que debía aprender a cocinar antes que estudiar.

Nada de eso me había enseñado mi madre porque su madre a ella le había enseñado que lo más importante era estudiar, y que cuanto ella tuviera que cocinar ya se las iba a arreglar.

Mi “panorama” de “Lo Judío” lejos de simplificarse, se iba complicando cada día más.

Y eso me llenaba de energía para proseguir mis descubrimientos porque quería llegar al fin último de entender porqué mi amiga no me había dado la tarjetita de su comunión, y aún no lo entendía del todo.

El siguiente descubrimiento fue que mi madre no nos había mandado ni a mi hermano ni a mí a ninguna “tnua” (club judío), porque tenía miedo que cuando creciéramos nos fuéramos a vivir a Israel, (que hiciéramos “aliá”), e Israel era un país muylejano y además estaba en Guerra.

Me disgustó profundamente que mi madre hubiera decidido por mí, me hubiera gustado ir a la “tnua”, y después tomar mi propia decisi?n acerca de qué haría en el futuro.

Lo único que me iba quedando claro es que yo era judía porque descendía de judíos, y esos judíos eran judíos porque comían gefilt de fish y cantaban en idish.

Y bueno, yo también comía gefilt de fish.

Pero yo era una judía con un agujero: dios.

Era una judía sin dios.

¿Y si era una judía sin dios porqué me hablaban de Lo Judío como una religión? No, se trataba de algo mucho más trascendental y complejo.

Yo me sentía muy judía, me solidarizaba con mis abuelos en contra de los que nos persiguieron y mataron a los nuestros, y en casa de mi abuela comíamos faikojun y yo era judía por eso.

Mi madre si bien me explicó que existía un país llamado Israel, nunca me dijo qué pasaba allí, ni por qué muchos judíos querían vivir allá.

Israel a los ojos de mi madre era una nebulosa porque mi abuelo era de ideología comunista, y los judíos comunistas no son sionistas, entonces Israel no existía para ellos.

Ni para bien, ni para mal.

Mucho tiempo después me casé con un judío que me enseñó la verdadera historia.

Existen judíos de todas las nacionalidades, con pieles claras, y pieles oscuras, judíos nórdicos y judíos negros porque cuando los romanos expulsaron a los judíos de Israel luego de la caída del Segundo Templo, se desperdigaron por todo el mundo.

Algunos, en tierras cálidas, otros en tierras gélidas, el pueblo judío quedó disperso por todas partes.

El tenía amigos judíos que eran iraníes que luego de la caída del Sha se tuvieron que escapar de Irán a través de las montañas, y así llegaron a Israel.

Los judíos se dividieron en Sefaradim (los que llegaron a España, Sefarad), y los Azquenazim (los que vivían en Rusia y Europa Oriental).

Es que éramos judíos porque éramos en ese entonces hebreos, hablábamos hebreo, el idioma del antiguo Israel.

Pero ese hebreo se fue modificando.

En Europa surgió el Idish, una mezcla de dialecto inglés, con alemán y letras hebreas.

El hebreo pasó a la historia, y todos hablaban Idish.

Mientras que los sefaradim hablaban ladino, un dialecto mezcla de español y latín.

A partir de entonces que los judíos no tuvieron Una Tierra, en todos los lugares donde estaban eran considerados parias o extranjeros, en Europa Oriental venían los cosacos y quemaban las aldeas judías (Pogromos) luego de violar a todas las mujeres.

Es por eso que existen judías de ojos celestes como yo.

Porque los judíos que se fueron de Israel cuando cayó el Segundo Templo eran como los árabes, de ojos marrones y piel oscura.

Para los cosacos era un espectáculo circense quemar nuestras aldeas, por eso en nuestro repertorio de canciones en Idish muchas hablan del Fuego, del significado de que vinieran a quemar nuestras aldeas, un día te voy a cantar una.

Los cosacos se burlaban de las barbas largas y de los rizos, de nuestros oficios, éramos bufones.

Y eso sucedía porque no teníamos una tierra que nos dejaran ser como quisiéramos ser.

Y fue entonces que me enteré de lo peor, yo creía que no había nada más diabólico que los campos de concentración, Hitler, Menguele, y las cámaras de gas.

Pero estaba equivocada.

Me faltaba una parte de la historia.

Y es la de que Fernando e Isabel, los reyes católicos, expulsaron a los judíos de Sefarad, y habían labrado un edicto, donde se indicaba un cierto plazo y luego de vencido el mismo, investigarían y si encontraban a alguien pronunciando la palabra “Israel” sería quemado vivo.

Aquello fue tan fuerte que yo no lo podía creer.

Si fuera por los palestinos y los judíos, creo que jamás se hubiese llegado al conflicto que hoy por hoy persiste en la región.

Pero Palestina era una colonia Inglesa, y a los ingleses no les hacía gracia la llegada del progreso porque tenían unas cuatro aldeas sometidas, y ahora la situación se iba a tornar dificultosa.

¿El resto? Es conocido.

El Mundo Árabe se alió con Inglaterra, por eso que los barcos que llegaron de Creta no podían desembarcar libremente en las costas de Haifa, no importaba que fueran sobrevivientes de un holocausto.

Algunos murieron en alta mar, por las infecciones o en los mismos campos de Creta, (Karaolos).

Es que el conflicto es una Lucha de Poderes entre unos tipos a quienes nada les importa ni de los palestinos ni de los judíos.

Por eso que ponen a los unos en contra de los otros (“dividir para conquistar”), ¿y ? Así podemos entender la situación que hoy se vive en Medio Oriente.

El conflicto entre palestinos e israelíes.

Yo no estoy de acuerdo con la política de Terror del Estado de Israel, y no estoy de acuerdo con que el estado no esté separado de la religión, y menos de acuerdo estoy en que los religiosos ultra radicales tomen decisiones de índole política.

Pero sí estoy de acuerdo en que los judíos tenemos derecho a tener una Nación, un hogar, ya vivamos ahí o estemos en la diáspora, para que no nos persigan, no nos quemen, ni nos ahoguen en cámaras de gas nunca más.

El COMO no lo sé y es algo que me quema la cabeza, este conflicto que tiene múltiples aristas, y no le veo solución y me apena sobremanera.

Yo amo Israel.

Como también los palestinos tienen derecho a tener su estado.

Dos Estados, Y la Paz.

Esto es lo que pienso y hoy está muy lejos de la realidad.

Por ahora Mi Historia, mi amor, esta que quiero compartir contigo queda en suspenso, porque nadie sabe cómo terminaremos todos.

Te susurro mi historia al oído, tus ojos me miran con gesto comprensivo, me acariciás y me besás, y yo te abrazo, y te amo, te amo tanto tanto.

TE AMO.

Lea.

Continuará: Quiero contarte mi historia, 2da. Parte.

Acerca de Anna Donner Ryba

Anna Donner Rybak nace en Montevideo el 21 de setiembre de 1966. Es analista en sistemas, escritora y artista plástica. Escribe diversos géneros: Cuentos históricos, cuentos de humor, Columnas de actualidad, Ensayos, Poesía y Fantástico. En 2007 participa como integrante del coro ACIZ CANTAMOS en el encuentro Interamericano de Coros en la Ciudad de Buenos Aires, abriendo la presentación leyendo un cuento de su autoría: Intermitencias de la Muerte. En 2009 lee Retazos Blancos, Negros y Sepia

Deja tu Comentario

A fin de garantizar un intercambio de opiniones respetuoso e interesante, DiarioJudio.com se reserva el derecho a eliminar todos aquellos comentarios que puedan ser considerados difamatorios, vejatorios, insultantes, injuriantes o contrarios a las leyes a estas condiciones. Los comentarios no reflejan la opinión de DiarioJudio.com, sino la de los internautas, y son ellos los únicos responsables de las opiniones vertidas. No se admitirán comentarios con contenido racista, sexista, homófobo, discriminatorio por identidad de género o que insulten a las personas por su nacionalidad, sexo, religión, edad o cualquier tipo de discapacidad física o mental.


El tamaño máximo de subida de archivos: 300 MB. Puedes subir: imagen, audio, vídeo, documento, hoja de cálculo, interactivo, texto, archivo, código, otra. Los enlaces a YouTube, Facebook, Twitter y otros servicios insertados en el texto del comentario se incrustarán automáticamente. Suelta el archivo aquí

Artículos Relacionados: