La Nueva Caballería Andante. Capítulo 57

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LUNA DE VENUS.

Mirar los niños saltando…

tejen la inmóvil infancia…


en lo que nosotros pensamos…

Tejen los niños saltando…

esa inmóvil infancia…

que se nos fue de las manos…

Mirar saltar a los niños…

cual saetas por el parque…

tejen esa infancia
inmóvil…

que quedó quieta en el aire…

Isabel Escudero.

Tres poemas inéditos encontrados manuscritos en el libro de Gaston Bachelard, La Poética del Espacio.

La elevación del espíritu es la disciplina que ama el guerrero.

La Nueva Caballería Andante, el Gran Maestre don Antonio de Quintana de la Serena.

Sin salir de casa se puede conocer el mundo. Sin mirar por la ventana puede conocerse el Tao del Cielo. Cuanto más lejos se viaja tanto menos se sabe. Por eso el sabio conoce el mundo sin haber viajado, distingue las cosas sin mirar y realiza su obra sin actuar.

Tao Te King.
Libro de Lao-Tse.

Al Amor de la Vida.

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Una vez, cuando la noche estaba quieta en las aguas de su bendecido horizonte, surgió de su Luna el más entrañable sueño, un sueño profético para los Caballeros Andantes, había en tales majestades ninfas vestidas y perfumadas como la más hermosa de las Venus en respuesta a todo lo que debe ser correspondido…
Estaban los férreos soldados en la mar bajo la influencia de la Luna Llena, poderosa en su presencia, altiva en brillo blanco y colmada en el desnudo de un sueño. Había enviado en sus ocultas mareas a todo un ejército de Dueñas, fuentes de inmemoriales Venus, para aliviar la añorada tristeza por la ausencia de María Dulcinea y la Renacida a la cueva de los Caballeros Andantes.

En aquel sueño el Gran Maestre y su Escudero luchaban lanza en mano tirando estoques al aire contra los enemigos que se habían infiltrado en las casas y hermandades de otras Caballerías Andantes en el tiempo histórico, habían tomado hasta posiciones dentro de otros ejércitos y se habían rodeado de espectros, brujas de la noche, y un sin fin de híbridos y seres mitológicos con manos deformes y alineados con las sombras que libran eterno combate contra las fuerzas del bien.

Susurraban las hadas y la reina del fuego Morgana que en el Valle de los Lobos, cerca de Brunete, en la primera noche de Noviembre con Luna Llena, aquel sitio convertido en un campo dimensional, les llevaría al centro de una dinastía de legendarios Caballeros que habían sido amados hasta el delirio por las más nobles Dueñas, tras conseguir levantar la espada de la pureza enclavada en el centro de una roca viviente.
Pero tanto el Gran Maestre como su Escudero, debían ser capaces los dos de superar la prueba, o de lo contrario todo un ejército de espectros y seres del averno les atacaría sin piedad, y ya no habría nadie para liberar a los antiguos Caballeros Andantes.
¡Ay, mi bella Dulcinea María!, por el amor tan puro que te profeso desde que te conocí, me entregaré en cuerpo y alma en tus brazos que bien sé que son aquellos que limpiaron mis heridas y me arropan por las noches, y ningún okupa terrorista que ahora desvía a las hermandades de la antigua Caballería Andante hacia el engaño y las cadenas de la esclavitud, podrán con un Amor tan grande como el nuestro, desde aquí te siento Dueña mía, al crepitar de la llama de lo invencible, pues no hay en España, ni en la del hoy, ni la del mañana, más ferviente aventura que la nuestra, y mi Escudero y valiente príncipe, al ver al rey y combatir a su lado, la princesa prometida caerá en sus brazos al levantar la espada de la caridad.
Y con ojos llorosos abrazándose a su caballo oyó el Gran Maestre que su corazón le decía:

Su piel es el blanco de la pureza, toda la gracia tiene en sus lustrosas mejillas y en la virtud de no haberse separado jamás del compromiso con su Caballero Andante que hasta los dioses derraman lágrimas puras de satisfacción al saber de tal Magno Idilio.
En tal hermosura, en tal hermosura, Doña Dulcinea la dama más hermosa que maneja el florete cosa fina y que combate contra los socialcomunistas y por su valor la llaman la leona de Castilla, su bravura en el combate no tiene igual, y a veces en su desnudo oleaje le llama la atención a don Antonio de Quintana, cuando quiere excederse en sus ardores amorosos de una Venus tan madura en perfección que colma de joven belleza a la misma naturaleza encontrada. María Dulcinea, en un susurro, en un susurro, le dice una vez más al Gran Maestre, no soy una furcia socialcomunista, soy católica devota e hija de la Iglesia y de progenie Hebrea como vos don Antonio, cosa que creo que ignorais y que yo os lo recuerdo ahora. Soy como la reina Esther y Judith, heroínas de Israel que salvaron a su patria en tiempos adversos. Como soy campeona de esgrimistas haré a nuestros enemigos mas agujeros que un alfiletero, así como vos tronchais los astados cuernos de los socialcomunistas tan profusos, ramificados y enraizados que no bastan los serruchos y hay que echar mano del escoplo. Así hablo la leona de Castilla, cosa que conmocionó al Gran Maestre y a sus bravos caballeros quienes en sueños habían visto como por Amor el Gran Maestre y su Escudero habían levantado las espadas del círculo más íntimo de los grandes héroes.
Y solo por Amor y solo por Amor aquella noche y todas las noches restantes las Dueñas abrazaban a sus Caballeros, a la luz y a las luces que se derraman del candil de la Luna a la Tierra.

Por el Gran Maestre don Antonio Escudero y su Escudero Alberto Kadan de Brunete.

ANNO TEMPLI CMIII
BRUNETE-MADRID.

JESHVÁN  2021 – SEPTIEMBRE 2021

1 comentario en «La Nueva Caballería Andante. Capítulo 57»
  1. Grande es el amor que siente don Antonio de Quintana ,el gran maestre de la caballería andante,por la dama doña dulcinea María ,que es de gran valor y suprema belleza y que maneja diestramente el florete conta los enemigos socialcomunistas y demás ralea de protervos antisemitas y hostiles a Israel . Un modelo del amor cortés adaptado a nuestros tiempos .

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