La nueva coalición

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Repentinamente, igual que un cambio de clima en nuestro Caribe mexicano, el gobierno de Israel con Benyamin Netanyahu en calidad de primer ministro, transforma la estructura política de rivalidad inveterada – y conveniente – en otra de unión, de mayoría aplastante. Noventa y cuatro asientos parlamentarios de un total de ciento veinte. Nunca en la Historia de nuestro joven Estado se había visto tanta cohesión de intereses, porque eso es lo que es este nuevo acuerdo.

Los más viejos de la comarca, este escribidor incluido, a lo largo de sus vidas se han regido por el concepto de dos judíos, tres opiniones y cuatro partidos políticos, como consecuencia de la actitud de los políticos israelíes como por nuestra muy particular naturaleza.


De hecho, estoy cierto que desde luego, este pergeño será juzgado con la dureza del desacuerdo, sobre todo de mis queridos amigos, los “políticamente correctos”.

Mas la nueva realidad es algo que debemos ponderar, independientemente de consideraciones ulteriores.

Veamos: ¿Cuáles son los retos inmediatos del nuevo gobierno de Israel?

El primero, el más ingente, el de condición sin igual es la consecución de un aceptable grado de Shalom, de Paz desde una posición de fuerza. (Que levante la mano quien no esté de acuerdo).

El segundo es el bienestar del Pueblo, particularmente aquellos que encontraron en el pequeño Estado un hogar, una fuente de desarrollo familiar y social, y que hacen de esa tierra algo mejor que lo que tenían y, sobre todo, suyo. Los “sabras”- nativos – se encargan de cristalizar las ilusiones originales. Con su “jutzpah” y su preparación académica, evitan que dudemos de la factibilidad de Israel como nación desarrollada.

El siguiente es conseguir la Solidaridad entre los judíos del mundo alrededor de un concepto nuestro, nacional y religioso, educativo y costumbrista, haciendo de judaísmo y sionismo una sociedad de ideas.

La lista puede ser lo larga que cada uno de nosotros lo desee, pero seguramente será emocionante y moverá los corazones, sobre todo aquellos que somos orgullosos de lo conseguido por nuestro Pueblo luego de surgir de las Sagradas Cenizas.

Este escribidor no puede ocultar su simpatía por el tal Bibi. Desde que Benyamin Netanyahu me honró con entregarme una medalla conmemorativa por parte de Keren Hayesod en el lejano 1980, la cual atesoro como todo lo relacionado con K.H., K.K.L. y demás organismos que tuve el orgullo de servir como “askan”.

La primera ocasión que Netanyahu llegó al primer ministerio de Israel, pienso francamente que “no la hizo”. Circunstancias diferentes, estructuras distintas y, por qué no decirlo, algo de inmadurez de su parte.

Regresó a la palestra algunos años después y, para nuestra sorpresa, junto con su enorme capacidad de comunicación y su agudeza, trajo un bagaje de fuerza y disposición que le ha servido a la perfección.

Tenemos presentes dos “detalles” que se sucedieron en un plazo corto: las dos últimas visitas de Netanyahu a la Casa Blanca en Washington. En la primera lo hicieron entrar como si fuese de manera subrepticia, por la puerta lateral. El presidente Obama ni siquiera convocó a la consabida ceremonia del apretón de manos ante las cámaras de los medios. Vamos, ni le ofreció un “sandwichito”.

La segunda fue muy diferente. Todos la vimos, no es necesario recordar la apoteosis de Bibi ante el Congreso de Estados Unidos ni las lecciones que, en público, este pareció darle al presidente de la nación más fuerte del mundo.

Con la energía que le dio la experiencia y con su consabida habilidad, Netanyahu da un gran golpe: Consigue que varios partidos de oposición hagan alianza con su gobierno.

Como decimos en México: Hay de chile, de dulce y de manteca. De acuerdo, pero lo trascendental es la unidad. El “problema palestino” – así, entre comillas – y el grave problema del poder nuclear de Irán son dos asuntos que requieren de unidad.

En el primero, todo mundo sabe que a ciertos dirigentes árabes no le conviene perder el respaldo financiero de otros países islámicos ni el de la UNRWA o cualquiera de las otros organismos asistenciales de ONU. Ellos, los líderes, viven como príncipes ( ya lo relaté en un artículo anterior) mientras su gente, sumida en el fanatismo religioso y educativo, voltea a ver a Israel y sus adelantos con rabia.

El segundo problema, este sí grave, es Irán y sus ayatolas. Quienes han estudiado a lo que hoy es Irán. desde Zoroastro hasta la fecha, pasando por la concepción islámica, saben que la mezcla de atávico orgullo persa y la cerrazón social hacen de Irán hoy una verdadera amenaza.

Estos dos asuntos, el palestino y el iraní son, en el campo externo, los principales retos del gobierno. La coalición lograda por Netanyahu puede dar un frente más sólido a la atención de ambos.

Como todo gobierno de coalición – habemos quienes lo llamamos de unidad – tenemos que tolerar “los negritos del arroz”, algunos que ya venían del anterior. Cada quien que escoja el suyo. Ya tengo los míos.

Y a todo esto ¿qué dice Bibi? Al salir de la reunión en la que se acordó el gobierno de unidad, manifestó que “es bueno para Israel, es bueno para la economía de Israel, bueno para la sociedad de Israel y bueno para el Pueblo de Israel”.

Sí, ya sabemos que los políticos son eso precisamente…políticos y que no se paran en pintas para conseguir sus objetivos. Algunos de entre ellos tienen éxito, muchos fracasan, pero también existen aquellos resentidos que llegan al extremo del insulto personal para acompañar su decepción o incapacidad. La anterior líder de uno de los partidos tachó al actual de traidor. La líder de otro declaró que la coalición estaba destinada al fracaso, etc. Era de esperarse, pero lo que queda al final del día es un sentimiento de sorpresa y orgullo.

Sorpresa porque no lo esperábamos. Orgullo porque pregunto: ¿qué país que se precie democrático tiene un gobierno de unidad? Veamos lo que está sucediendo en EUA, en muchos países europeos, en América Latina. Se “están dando hasta con la cubeta” y soluciones no encuentran.

Israel dio un enorme paso en la dirección adecuada, la Unidad. Apoyémosla.

Acerca de Salomón Lewy

Nacido el 30 de Enero 30, 1939, se considera oriundo de Orizaba, Veracruz, donde residía su familia y fue llevado a los tres días de nacido.Su Creación Literaria abarca grandes reconocimientos como: Primer Lugar en los Certámenes XVIII y XIX del C.D.I., Mención Honorífica en el Certamen XX del CDI.Dentro de sus publicaciones podemos encontrar: MI AMIGO ISAAC, EL CORAZÓN NO ES UN PASAJERO (Editorial Libros para Todos, EDAMEX).Idiomas:Español, Inglés, Alemán, Hebreo, Yiddish.Especialidades:Temas Judaicos, Israel, Política Mexicana, Relaciones Internacionales, Costumbrista Mexicano.

1 comentario en «La nueva coalición»
  1. Aprecio hace dos o tres dias, en la practica desde que el gobierno de Israel tiene el apoyo de 94 miembros del parlamente que los que se ubican a la derecha del mapa político israelí que tienen sentimientos humanistas plantean temas y preguntas retoricas sobre lo que esperan del gobierno de Netanyahu. En primer lugar se niegan a aceptar que el interes del parlamento es uno solo: cuidar sus sillas. En la gelatinosa realidad de la politica israeli, las elecciones son peligrosas solo para los miembros del parlamento. Son ellos los unicos que pueden perder.
    Paz con los palestinos? no con este gobierno. Desde una posicion de fuerza? Claro es esa la que define a Netanyahu. No es la primera vez que comento al Sr Salomon y siempre diferimos. Netanyahu desde 1996 que tomo el gobierno despues del asesinato de Rabin estuvo siempre ahi, tomando las medidas económicas que nos han llevado al mayor desfasaje entre ricos y pobres. Reducción sistemática de presupuestos sociales, educacion y medicina. El segundo es el bienestar del Pueblo, dice el autor.
    En fin, cada uno con su ideologia

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